El camino del fuego.

La calma

    La tarde siguiente me despertó un sentimiento extraño. Algo era diferente, y mi nariz lo percibía. Sentí la cama mientras me incorporaba del largo sueño y note que era blanda. Levante la cabeza y vi como el sol y la brisa entraba a través de una de las ventanas de la habitación; haciendo bailar el olor de las hierbas alrededor de toda la casa.

Trate de recordar qué había sucedido la noche anterior pero no venían a mi mente las palabras que me dijo Frojyer en la fogata. Tenía el pecho y el torso cubiertos de vendas color verde y cuando me senté en la cama entendí porque las tenía. Los golpes de las enredaderas mejoradas causaron más daño del que esperaba y por  lo menos hasta mañana no podría moverme con normalidad.

    Las hierbas tenían diferentes tonalidades, unas eran verdes, otras naranjas y estaban alrededor colgadas de las paredes de madera de la habitación. Muchas veces había visto este tipo de madera pero nunca había estado en esta habitación. Me quité las sabanas blancas y me dispuse a acercarme a la ventana para poder ubicarme en que parte de la casa estaba.

    Frente a mí estaba el patio con el vivero de Gran Nana y eso quería decir que no estaba en la clínica, me encontraba en el segundo piso de la casa descansando. Camine en dirección a la puerta para buscar la manera de bajar al primer piso. Me costaba moverme pero siempre Nana nos ponía a caminar para que los músculos pudieran recuperarse de una manera normal. Logré ver las escaleras al final del pasillo y me dispuse a caminar mientras miraba las paredes.

    Había muchos cuadros sobre flores y plantas colgados en las paredes  decorando todo el pasillo, pero aun así parecía un lugar muy solitario. Había suficientes habitaciones para que una familia grande viviera ahí pero aun así Nana no estaba casada y se dedicó a curar a las personas con su clínica. Baje las escaleras apoyando mi peso al barandal para no desplomarme, lo cual estaba siendo una tarea más difícil de lo que parecía y de pronto el sonido de una puerta llamó mi atención.

-Aun es muy pronto para que salgas de la cama Gromx- dijo Nana mientras entraba a la casa por la puerta principal-, por si te preguntas solamente pasaste una noche bajo mis cuidados niños.

-Gracias Nan- respondí mientras recordaba que pronto sería la prueba y tenía que preparar nuevas cuchillas. Después de ver lo que podían hacer los Errantes sabía que sin la distracción de Vigrask no hubiera podido salir victorioso de esa lucha. Debía prepararse y ya había desperdiciado una mañana completa.

-Ve caminando a la clínica, ahí vas a encontrar comida- dijo Gran Nana mientras recogía una canasta de uno de los muebles que había en la sala-. Deja de quejarte sobre el dolor y camina- cuando salía de la puerta se volvió y me miró como si tratara de ver algo en mi-. Apresurate para que no se te enfríe la comida niño.

Cuando me percate ya no había nadie a quien responder y me dedique a terminar mi caminata por las escaleras. La sala tenía muchos muebles diferentes de una madera más oscura que la de la casa. La mayoría de estos estaban cubiertos por una fina capa de polvo que se fue acumulando con el paso del tiempo. Desde pequeño recuerdo que esta casa siempre perteneció a Nan, pero nunca la había visto entrar más allá del portal.

Me detuve a apoyarme un momento en el sillón que se encontraba en la mitad de la habitación para poder recuperar el aliento y comencé a ver los objetos de alrededor.

La habitación contaba con tres puertas diferentes. Estaban cerradas, dejando solamente a mi vista los muebles, los cuadros y los jarrones de alrededor. La habitación daba la sensación de que todo lo demás que se encontraba dentro de las paredes de esa casa habían sido olvidadas para nunca más regresar. Estaba repleta de adornos para poder ocultar la vació que se sentía, al final y al cabo no era la primera casa con esa sensación en la que había estado anteriormente.

Retome mi camino hacia la puerta principal y salí al patio de la casa. Había estado muchas veces en ese lugar antes, algunas jugando con Rouk y otras llorando por los golpes que nos provocamos.

Me detuve un momento a mirar el gran árbol con el tronco de un tono grisáceo y  hojas blancas que estaba cerca de la casa de Nan. Era el árbol más grande que nunca había visto, aunque es justo decir que nunca había viajado hacía muchos lugares diferentes. Pero si recordaba la historia que le contó la abuela de Rouk cuando la fuimos a visitar. 

La historia contaba que antes en el mundo no existían los colores y las emociones como las conocemos hoy, esos dones le pertenecían a ese árbol. Así lo había creado Ela cuando le despertó con su aliento, dándole la vida igual que a todas las cosas de este planeta. Pasó el tiempo viendo el mundo a su alrededor y aprendieron sobre el mismo. Ellos no podían morir y con el paso de las generaciones fueron extendiendo sus raíces por lo más profundo de la tierra y extendiendo sus ramas al cielo...

Luego de eso deje de poner atención a la historia que me estaban contando, aunque era un niño sabía que la historia era una mentira y solamente nos quería mantener controlados un tiempo. No la podía culpar, Rouk y yo siempre encontrábamos la manera de meternos en toda clase de problemas desde pequeños y no fue diferente esa vez.

Luego recuerdo escuchar que una niña logró escalar ese árbol aun cuando ni los hombres más valientes se atrevían a subir la mitad de su tamaño y en ese momento se me ocurrió una estúpida idea.



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En el texto hay: aventura, misterio, magia fantasia

Editado: 06.01.2022

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