Oriah viajaba más rápido que la luz. Oriah era un gerrrero impaciente, cuyo milenario origen él mismo desconocía. En su memoria solo había registros de batallas ancestrales , seres poderosos siendo derrotados por él y su ejército de seguidores oscuros.
Oriah parecía sereno al desplazarse de un lado del universo a otro. Aparte de guerrear, él tenía la convicción que su misión era enseñar los talentos de la luz negra a las civilizaciones de las galaxias. Su determinación había dado fruto en diversos mundos que ahora eran guiados por la luz negra de Oriah.
La batalla no ganada. Este era el nombre que le daban a la única batalla en que Oriah fué derrotado. Hace milenios en la batalla de las siete hermanas, un Maestro de Luz pura enfrento al ejercito de luz oscura, guiados por el anhelo de cuidar un mundo nuevo y en evolución. Aardas Bahi era un mundo silencioso que fue invadido por las sombras, pero estas fueron desplazadas por Oriah, quien no quería eliminar a los habitantes del nuevo mundo, sino guiarlos bajo su convicción de talentos de luz oscura.
Él decía que esa luz y enseñar a manipularla haría que los mundos fueran libres, pues consideraba que la protección de las llamas a los mundos era en realidad una oposición a su derecho a evolucionar sin ataduras y leyes. Oriah creía que el sendero de la luz oscura había sido desde el principio de la creación el arma de los verdaderamente libres.
La batalla no ganada de Aardas Bahi era un amargo recuerdo para Oriah, pues fue derrotado sin esfuerzo por el Maestro de Luz pura.
-sé que el maestro Thrania está escondiendo algo importante. Una fuente de poder ilimitado. y Darkhos sabe cuál es esa fuente de poder- así pensaba Oriah el guerrero mientras se desplazaba hacia el sistema donde vivía Ewarik.