El caso Oleaje

Capítulo IX

Carlo cambió su expresión de la cara, mostrándome a una persona casi desconocida para mí.

-¿Qué tienes en el bolsillo?

Me resultó curioso que utilizara el mismo tono para este caso como para jugar al escondite. Carlo empezó a avanzar lentamente hacía mí, y yo reaccioné dando unos cuantos hacia atrás.

-Necesito que me expliques qué coño hiciste.

Carlo simplemente se quedó en silencio.

-Vamos, joder. ¿Qué no me ves? Sigo siendo tu marido. Puedes contármelo todo.

Carlo paró y me miró dolido.

-¿Por qué me miras de esa manera, joder? –Levanté los hombros. -¿Crees que estoy loco?

Saqué el afilado cuchillo y le apunté.

-Realmente lo creo.

Volvió a avanzar hacia mí.

-No entiendes que tú solo eres un fracasado que está intentando actuar como un policía, que solo es una maldita víctima de todo el sistema.

Parecía que simplemente estaba vomitando palabras, muy dolido. Fue alzando poco a poco el tono.

-¿Crees que yo no me siento una víctima? –Me preguntó con un hilo de voz, antes de dar unos cuantos gritos. –Me he pasado casi toda la vida cuidando de un maldito borracho que es un intento de ser algo que no es. Y yo, lo aparté todo por ti. Aparté mi hobbies con la fotografía, y para cuando quise volver, todos me decían que no daba la talla.

Me quedé en silencio, apuntándolo con el cuchillo. Cuando me casé, me dijeron que tendría que callarme muchísimas cosas sobre mi pareja que me sentarían mal, porque nada funciona si vas echando cosas en cara. Si eso pasa, obviamente algún día tendrías que explotar. Y Carlo, lo estaba haciendo justo en ese mismo momento.

-¿Sabes que sientes cuando te dicen eso?

-Sí, sí que lo sé. –Dije intentando empatizar con él y que se derrumbara de una vez por completo para poder oírle confesar.

Carlo derramó unas cuantas lágrimas. Se sacó una pistola que estaba escondida entre su pantalón y su camisa. Me apuntó. El corazón casi se me sale de la maldita boca. ¿Por qué demonios llevaba una pistola guardada? ¿Eso quiere decir que planeaba que yo fuera le siguiente? Aun que estar apuntado con una pistola seguía siendo una cuestión de vida o muerte, había aprendido como luchar contra los temores y enfrentarme sereno y calmado en la situación.

-No, no lo sabes. –Levanté las manos sin soltar el cuchillo, pronunciando su nombre para que se intentara calmar. -¿Y sabes que es lo mejor? Que he conseguido hacer algo revolucionario. “El arte del dolor y el olor a mar”. Algo revolucionario. Ya no me podrán decir que no en ningún sitio.

-Estás loco.

-No joder. Estoy dolido. Todo el mundo me parece una mierda, ¿entiendes? Cuando alguien está dolido, deja de percibir el dolor. Lo convierte en una vía de escape, como arte. ¿Me oyes? He creado arte para la mayoría de la gente de la tierra, la gente dolida.

-Carlo, baja la pistola y cálmate. Vamos a solucionar esto.

-No voy a bajar nada y no se va a solucionar nada porque ya está todo solucionado, Roger. Con todo el dinero que consigamos de este proyecto, podríamos irnos a vivir a otro sitio, con unas playas más bonitas donde siempre puedas pescar.

-Nadie te va a pagar nada.

-¿No te gusta?

Estaba claro que Carlo había alcanzado niveles demasiado altos de locura y yo tenía miedo.

-Es una maldita basura. El dolor no le gusta a nadie, Carlo. Te van a encarcelar.

Carlo empezó a gritar, negando con la cabeza.

-El dolor no hace feliz a nadie. –Grité.

 

  1. pegó un tiro mal apuntado que llegó a agujerear el techo, y yo me tiré encima de él, haciéndolo chocar con el suelo. Oí otro disparo y un gran dolor en el costado. Le quité la pistola a Carlo y me puse encima de él, apuntándolo directamente en la cabeza. Mi vista fue a parar en mi costado, que estaba tapado con mi mano. Tenía la mano llena de sangre y al parecer, una bala en el costado. Dolía bastante cuando respiraba pero podría aguantar. Había habido dos sonoros disparos y seguro que los vecinos ya habían llamado a la policía.

-¿Cómo lo hiciste?

La mayoría de las veces, cuando los criminales se sentían acorralados, la vena nerviosa salía a la luz y funcionaba de la misma manera que un suero de la verdad. Así que, supuse que estar encima de Carlo apuntándole en la cabeza con un revólver del calibre 13, funcionaría bien.



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En el texto hay: asesinato, arrepentimiento, peces

Editado: 13.09.2018

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