Sin decir ninguna palabra más nos damos la vuelta para regresar por el camino. De repente, se escucha un grito ahogado, volteo hacia atrás para ver que fue lo que paso y Ximena estaba en el suelo. La escena que está ante mis ojos es impactante, no puedo creer lo que estoy viendo, la cabeza de Ximena ya no está sobre sus hombros y la piel fue arrancada de su cuerpo, hay sangre por todos lados, no sé cómo pasó todo eso en tan solo un par de segundos. Volteo a ver hacia todos lados y agarro a Sofía del brazo, que está tratando de no gritar del terror que siente, al final veo a una creatura gris oscura comiendo los sesos de la cabeza de Ximena, la escena es tan repugnante que siento como el vómito quiere salir de mis entrañas.
Sofía se acerca a mi oído y susurra más bajo de lo normal: —hay otro detrás de nosotros.
Maldigo para mis adentros, no sé como vamos a salir a salvo de este lugar o en una sola pieza.
—Avancemos —respondo en un susurro casi inaudible, no sé que clase de creatura sea esa, pero lo más seguro es que tenga el oído más desarrollado de lo normal, seguimos comiendo con mucho cuidado, al parecer las luces en nuestras cabezas no le llama la atención, intento aguantar la respiración, para no hacer el menor ruido, Sofía hace lo mismo que yo a un paso de distancia de mí. Veo la piel escamosa del ser monstruoso que está a un par de metros de nosotros, en su espalda se puede ver cada uno de los huesos que sobresalen y poco a poco la piel reseca los va cubriendo, contorneando sus formas picudas y asquerosas, en sus manos aún tiene la cabeza de Ximena que nos mira con expresión de horror, siento como si aún me pudiera hablar, aunque en sus ojos solo se puede ver una cuenca manchada en sangre oscura y vacía.
Seguimos avanzando, hasta llegar a un lugar con un enorme cenote, con el agua tan negra como la noche. No sé qué podemos hacer, la ansiedad que había estado algo controlada, me está por carcomer por dentro, siento hasta escalofríos por todo el cuerpo, pero no debo caer, debo ser valiente por Sofía, aún quiero pasar una tarde tranquila con ella y quizás si ella quiere hasta el resto de nuestros días.
—Hay un pequeño camino por el lado izquierdo, muy apenas se alcanza a ver —murmura tan bajo como puede, mi querida Sofía.
Ella camina antes de que yo pueda responder algo. Sofía me toma de la mano y me guía por el lugar, conforme vamos avanzando el terreno va en descendiendo poco a poco, el camino es tan estrecho que siento que me voy a caer, respiro hondo, el agua de al lado se ve tan oscura como el cielo nocturno, sin ninguna estrella, caminamos por algunos minutos hasta llegar a un punto donde los pies se meten en el agua gélida, tan fía que todo mi cuerpo se estremece. Sofía lanza un pequeño gemido de dolor, no sé si es por el cambio de temperatura o si algo le paso.
—¿Estás bien, Sofía? —Tengo miedo de la respuesta a mi pregunta.
—Creo que sí, es solo que el agua está demasiado helada y sentí un ligero calambre, ya se me está pasando —dice ella, mientras sigue caminando por el pequeño camino, el nivel del agua se va haciendo más profundo con cada paso, ya nos llega a la rodilla. No puedo evitar temblar por el frío extremo que siento.
—Si necesitas ayuda dime… Creo que ya perdimos a esa horrible creatura, ¿qué habrá sido?, nunca la había visto antes —le digo, tratando de no sonar exaltado, aunque tan solo pensar en esa cosa me hace sobresalta la respiración y querer salir corriendo de aquí, no sé que le voy a decir a las autoridades sobre lo que le paso a Ximena, pero me preocupa aún más que Sofía esté actuando normal ante lo que acaba de pasar.
Editado: 03.03.2023