Ha pasado una semana desde que Scarlett fue dada de alta, los días pasaron lentos ante las sospechas y la duda, aun así Matt se las arregló para fingir hasta ahora, pero no ha dejado de buscar pistas o algún indicio que lo lleve a la verdad, una verdad que él no conoce y que no entiende, pues tampoco conoce la mentira, simplemente busca a ciegas esperando una respuesta, mientras Scarlett visitaba a sus padres revisó cada rincón del tercer piso, pero no encontró nada importante para su investigación, solo muebles viejos y cajas llenas de ropa, sin importar cuanto busque o cuantas vueltas le dé no consigue nada, siempre termina volviendo al mismo punto, desconoce “el origen” del que el ángel le había hablado.
- Mañana volveremos a clases – dice Scarlett.
- ¿Ah sí? - calla y solo después de un tiempo dice - Claro está bien.
- ¿Qué pasa amor te noto distraído?
- No es nada mi vida, solo pienso que es extraño no ver ninguna foto de papá o mamá – realmente no pensaba en eso, vacilaba mentalmente y se sumía en su situación, pero no mintió del todo, también le angustiaba aquello.
- Tranquilo de seguro tuviste algún motivo para guardarlas, quizás pronto recuerdes donde están – ella siempre lograba responder, de manera que hiciese parecer que las incertidumbres de su novio no pareciesen nada importante, su intención era, sin lugar a dudas minimizar las sospechas innecesarias de Matthew y, a estas alturas él ya se había dado cuenta.
- Está bien mi vida – Se acercó a ella y besó su frente. A Matt no le costaba para nada fingir afecto, al contrario, le salía muy bien.
- Bueno amor voy a la cochera a encender el motor del auto, iré con mis padres esta tarde ¿Seguro que no quieres ir?
- ¿Cómo dices? – preguntó Matthew ante la interrogante de Scarlett.
- ¿Que si no te gustaría ir a casa de mis padres conmigo?
- No amor lo siento, estoy algo mareado y me duele la cabeza - Matt no se refería a esa interrogante, de hecho era la cochera lo que le interesaba, era el único lugar donde no había buscado, claro allí debería haber algo, de no ser así estaría perdido. Acompañó a Scarlett hasta el auto y se dio cuenta inmediatamente de que el garaje era angosto, apenas si entraba el auto de Matt, entonces preguntó – ¿Amor dónde está el otro auto?
- ¿Cuál otro auto amorcito? Solo has tenido este, si bien tengo entendido es el mismo que te dejaron tus padres – ella dijo eso, pero él supo que algo no estaba bien, para empezar el auto de sus padres había sido destruido totalmente en el accidente de hace siete años y aunque le hubiesen reparado, dicho coche no debería estar andando todavía, pues según lo que le contaron a Matt al despertar, él había sido víctima de un aparatoso accidente de tránsito y su auto había quedado reducido a chatarra, no tenía sentido que el que estaba frente a él fuese su único auto, de ser así las cosas no encajaban.
- Claro amor, disculpa, recordé mal – Fingió, aun habían cosas por descubrir y no era momento para interrogar a Scarlett, luego de calentar el motor, ella tomó rumbo hacía la mansión Vermillión y Matt se quedó allí pensando, analizando, en verdad todo aquello era una utopía, pretendían continuar engañándolo, mintiéndole descaradamente, pero con esa única pista no podía hacer mucho, debía haber algo más.
Después de darle vueltas un rato a todos los acontecimientos Matt que se sintió agobiado decidió salir a dar un paseo para aclarar su mente, quería recorrer el pueblo él solo e ir a los lugares que frecuentaba de pequeño, tomó un abrigo negro y un paraguas, ya que, como de costumbre el cielo amenazaba con bañar de lluvia a El Medio, salió de su casa y sin prisa aquel solitario joven , los charcos debajo de él le recordaban la ausencia de reflejo ‘eso también sería un engaño? Debió preguntarle al ángel, pues ni con un mago eliminar el reflejo de todas las cosas era humanamente posible, “humanamente”, “humano”, estas palabras de la misma estirpe se clavaron en la conciencia de Matthew, este concepto parecía tan banal, había estado con un ser semejante a un “humano” y aun así su procedencia divinamente demoniaca lo hacía dudar de aquella palabra, caminaba por la acera pensando en tantas cosas como aquella, que terminó desviando su camino sin darse cuenta, fue entonces cuando se percató de que estaba en una zona del pueblo que no conocía, una parte distinta, las casas son más pequeñas, los jardines son más verdes y hermosos, el color de todo parece más vivo y las gentes que transitan las calles sonríen todo el tiempo, Matt se sintió a gusto en ese lugar, continuo su caminar mientras observaba en detalle cada rostro, cada casa, cada sonrisa, aun con sus dudas, pero pensando también en lo maravilloso de aquella zona. Llegó en buen tiempo a un café, la lluvia se había desatado con furia y no le sentaría nada mal calentarse, entró al local, se acercó a la barra, una chica que aparentemente trabaja allí lo ve entrar y se apura a atenderlo.