Eso último había echo que algo dentro de Freeze se rompiera, el no era de odiar a las niñas y mucho menos guardarles rencor, pero debía admitir que por Mangle estaba cerca de romper esa regla, había dicho que arrojaría su regalo a la basura, Freeze se enfureció. Después de haberse tomado la molestia de compra un regalo para una persona tan desagradable como ella, después de tragarse su orgullo pidiéndole dinero a su madre, ahora tenía que aguantar a una malagradecida como Mangle.
No esto no se iba a quedar así, todos esperaban ver a Freeze llorar, todos esperaban verlo humillado y con el corazón roto. Querían un espectáculo, y con mucho gusto Freeze se los daría, Mangle la famosa rompe corazones, ya era hora de que recibiera una cucharada de su propio chocolate.
Freeze tomo su camisa negra, acercó su rostro al de ella y la beso, Freeze no tubo ni una pisca de compasión. No era un simple beso, Freeze introdujo toda su lengua y explotó cada rincón de la boca de Mangle, esta trato de resistirme lo golpeó y pataleo. Sin explicación alguna su fuerza la abandonó y se dejó devorar por Freeze, al terminar un hilo de saliva unía sus bocas.
Todos los presentes habían quedado impactados, no era lo que estaban pero era algo mucho mejor, Mangle la famosa rompe corazones, por fin había aparecido un chico lo suficientemente fuerte como para atreverse a besarla en frente de todos sin miedo a lo que Mangle pudiera hacerle después.
Freeze se acercó a su oído y susurro.
—Te amo —esto no fue muy impresionante pero lo que dijo después si que hizo que todo el ser de Mangle temblara —eres mía.
Mangle no pudo decir nada, estaba completamente desconcertada de la realidad, sus amigos trataron de hacer que volviera a la tierra pero era inútil.
Los susurros no se hicieron esperar, Freeze se marchó con la victoria en las manos, ya no le importaba si Mangle arrojaba su regalo a la basura con haberla humillado y darle una cucharada de su propio chocolate era más que suficiente.
Ya había entregado dos Rozas, dos regalos, uno de cariño especial y el otro de perdón y arrepentimiento.
Ahora sólo había un problema, la tercera rosa. Freeze no había planeado un tercer regalo, sin embargo, la encargada se la había regalado por lo cual el no pudo negarse ¿Qué podría hacer con ella? ¿A quién se la daría?
Freeze no tenía a nadie en mente, lo mejor sería guardarla por el momento, aunque eso no sería conveniente las rosas son flores muy delicadas, si no se ponían en agua se marchitan con rapidez.
Freeze no tendría que esperar mucho para darle un viaje a esa tercera flor, pues el destino le diría a quien debía dársela.
Freeze escuchó un llanto, era un llanto bajo pero llenó de dolor, un aullido de dolor, busco el origen de ese lamentable sonido.
Lo que encontró fue una niña, esta se ahogaba en el dolor, en sus lágrimas. Su llanto no parecía ser algo trivial, su voz era baja y apagada aún así parecía que estaba ansiosa por gritar y liberar todo su dolor.
Freeze se acercó a ella con cuidado, sintió la necesidad dentro de el de ayudarla. No la conocía, su tristeza no era su problema, pero el se consideraba así mismo un caballero, no estaba dispuesto a dejarla perderse en el sendero del sufrimiento, además verla tan frágil y triste le recordaba a el.
—¿Están bien? —pregunto sin conseguir respuesta —¿Por qué lloras?
La niña sólo siguió llorando, Freeze no sabía quien era, entre la oscuridad del pasillo no sabía si era una conocida, estaba por hablar de nuevo, de repente la niña levantó la voz, la ira y el odio eran palpables en sus palabras.
—¡Déjenme tranquila! —grito con ira —¿¡No es suficiente para ustedes!? ¿¡Por qué me hacen esto!?
Por un momento Freeze se asustó, ¿Qué le hicieron a esta pobre niña? Se pregunto, sus palabras estaban llenas de odio, tristeza y dolor.
—No se que te hicieron, pero no tienes que odiar a todo el mundo, no todas las personas son malas.
Freeze no tenía que ser un genio para saber por todo lo que esa chica estaba pasando, era más que evidente que sus compañeros la acosaban, Freeze miro su cabello, era de color azul. Todo su cabello estaba echo en desastre, estaba todo enredado y llenó de basura. Incluso había goma de mascar.
Freeze trato de zafar los brazos de la chica.
—¡Ya déjeme! —gritaba con voz ronca.
Freeze por fin pudo separar sus brazos, la miro con más detalle. Su sorpresa no se hizo esperar, sus ojos quedaron abiertos como platos, la chica no era otra más que Bombón.
—Princesa, que fue lo que te hicieron —pregunto Freeze con dolor, al ver el estado de su amiga.
Se acercó y la abrazo para darle consuelo, Bombón no tomo esto de buena manera, comenzó a patalear y a quejarse, estaba segada por la ira y el dolor. En su berrinche golpeó a Freeze en su ojos derecho, tanto fue el dolor de aquel golpe que Freeze se cubrió el ojo.
Un hilo de agua comenzó a brotar de su ojo lastimado, era un reflejo de su cuerpo para intentar aliviar el dolor.
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Editado: 23.08.2019