El chico de cabello blanco

16. Mi mejor amiga

En una escuela un niño aullaba de dolor, lloraba amargamente como si de esa manera el dolor se acabaría, pero eso no pasaría y el lo tenía muy presente en su corazón.

Su cabello blanco era un contante recordatorio que nunca jamás podría ser feliz o conocer la felicidad, la escuela para un niño de once años no era fácil, todo niño de esa edad tenía que pasar esa dura etapa donde la niñez acaba y comienza la adolescencia.

Freeze no era como cualquier niño, sus ojos azules y su cabello que era tan blanco como la nieve lo hacen destacar, más de lo que el deseaba. Varios niños acostumbraban a burlarse de el, se burlaban de su cabello blanco que según ellos lo hacían parecer un anciano.

Las filosas palabras de los abusadores iban acompañados de algunos empujones, algunos objetos lanzados y otras cosas más.

Freeze se las había arreglado de alguna manera para aguantar la mierda que le lanzaba la vida, pero ese día en particular era muy débil.

Desde que se levanto para empezar ese nuevo día no se sentía muy bien, claro que esto no trataba de demostrarlo en la escuela pero los niños malos no tenían compasión de el, ni en los días más turbios.

Un grupo de al menos cinco niños se había juntado después de clases, se habían acercado a el con intenciones nada amistosas, Freeze no podía hacer nada, eran cinco contra uno. Trato de escapar pero le resultó imposible.

Esos niños no tenían compasión, no les importó tumbaron al suelo y hacerlo comer tierra, esto no parecía ser gran cosa, Freeze pensó que sólo se irían y lo dejarían tranquilo pero se maldito a si mismo cuando se dio cuenta que se había equivocado.

—¿Para qué es eso? —pregunto a punto de llorar cuando vio que uno de los niños tenía una tijera en sus manos.

Este no dijo nada, sólo cerró y abrió la tijera varias veces, el sonido de la tijera, el escuchar como las dos cuchillas al juntarse hacían un sonido metálico era una tortura. Freeze no tenía que ser un genio para saber lo que venía. Estaban hay, los cinco niños con un sólo propósito, hacerle daño.

El niño que tenía la tijeras en sus manos la movió de tal forma que ya no era visible para Freeze.

Lo único que pido ver fue un mechón blanco que había caído al suelo.

—¡No, por favor! —dijo suplicando.

Los niños no se detuvieron ante nada ni siquiera cuando Freeze comenzó a llorar con todas sus fuerzas.

Varios mechones de cabello blanco caían al suelo casi parecía como si nevara, Freeze cerró sus ojos para ya no tener que contemplar esa escena. Amaba su cabello blanco, era lo único que hacia que se sintiera especial. Pero ahora ese cabello blanco le estaba recordando una vez más la maldición de su vida. Gamas podría ser feliz.

Los niños se marcharon contentos y con su labor ya termina dejaron a Freeze en el suelo. Freeze no tenía ninguna herida física, sin embargo, su mente y corazón habían sido aplastados, contempló sus mechones blanco en el suelo, mordió sus labios con odio y furia, el no era fuerte, no sabía defenderse. Lo único que podía hacer era odiar, odiar con todas las fuerzas con su amargo y triste corazón.

Freeze se había escondido en una de las aulas de clases, lo más seguro es que todos los profesores se marcharían pronto, así el tendría la escuela sólo para el.

Podría tomarse su tiempo, todo el que deseara para llorar amargamente, dejo que las lágrimas fluyeran por sus mejillas mientras su llanto era desgarrador.

En ese momento ya no le importaba si alguien lo llegaba a escuchar, llorar y esconderse era sólo un escape temporal, aun así para el que era un chico de once años seguía siendo un escape.

Una niña de cabello rosado caminaba por los corredores de la escuela, estaba buscando algo muy importante para ella, cuando el llanto de un niño llegó a sus oídos en rostro se dibujo una sonrisa pues ya sabía donde buscar.

Con mucho cuidado la niña entró a una de las aulas sin hacer ruido, cuando el sonido chirriante se la puerta hizo eco en toda la habitación el llanto que había escuchado paró de pronto.

Freeze entró en pánico cuando escuchó que la puerta se abrió ¿No se habían marchado ya todos los profesores? 

Cubrió su boca con ambas manos con la esperanza que sus lamentos no fueran escuchados por la persona que había llegado, la puerta se cerró nuevamente, Freeze sintió como la tranquilidad lo abrazaba, no estaba en las condiciones emocionales para explicarle a un adulto el por que de su lamento.

Eso no sería lo más peligroso, si los profesores se enterarán que había estado llorando, entonces llamarían a su padre y estaría en verdaderos problemas.

Freeze acomodó su cabeza en el frío suelo tratando de encontrar una posición cómoda para dormir, esto no era algo que debía hacer, lo más normal es que fuera a casa y buscará el cobijo de su hogar, el amor de sus padres y el calor de una cama caliente.




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