El chico de cabello blanco

31. La princesa escarlata

Freeze se había quedado sólo, no sabía si sentirme bien o contento, al terminar aquel baile Mangle se marchó rápido dejándolo con la duda, ¿Había bailado bien? ¿A ella le había gustado? 

El obtuvo su respuesta más rápido de lo que esperaba, todas las personas a su alrededor comenzaron a aplaudir, Freeze se dio cuenta que aquellas personas le felicitaba por aquel magnífico baile.

Suspiro de alivio, por un momento pensó que lo había echo mal, pensó que todos se burlarían de el pero no fue así.

Dejo la pista de baile por el momento, Toddy seguía sin aparecer y Freeze temía no poder bailar con ella, después de todo se lo había prometido el día que la conoció, le había prometido que si se presentaba la oportunidad bailarían una pieza.

Por supuesto que Freeze estaba listo para validar las palabras de aquel día, pero el cumplir esa promesa sería muy difícil si Toddy no se presentaba a la reunión.

—¿Dónde estará? —se pregunto con impaciencia.

Freeze miraba en todas las direcciones una cabellera de color carmesí, sin embargo no podía hallara.

Bajo su mirada entristecido, parecía que no podría cumplir su promesa y mucho menos podría agradecerle a Toddy por tomarse tantas molestias.

Una chica rubia se acercó a el.

—Fue un maravilloso baile —le dijo —si se presenta la oportunidad me gustaría bailar la siguiente pieza contigo.

La chica era muy hermosa, su cabello rubio le llegaba hasta los hombros, su vestido era de un color azul suave.

Si bien era muy hermosa, Freeze no tenía tiempo para ella, muy a su pesar rechazo la oportunidad de hablar con ella.

Se encaminó hasta un lugar más tranquilo, su destino fue un balcón. La fiesta era maravillosa el no se podía quejar, es sólo que no se sentía a gusto, no sin la única persona adinerada en la que el confiaba, no sin Toddy.

Freeze miro el cielo nocturno, el firmamento era maravillosos, la luna brillaba en el cielo, si el sol viera su magnificencia de seguro sentiría envidia.

La luna no estaba sola, las estrellas le hacían compañía, estás junto con la luna iluminaba el cielo, una vista maravillosa que lleno de gozo el corazón de Freeze.

Aquel lindo sentimiento se desvaneció con rapidez, recordó a su amiga Bombón.

—¿Me pregunto si estará bien? —se pregunto con dolor.

Este día era muy especial, su primer cumpleaños, su primer cumpleaños feliz.

La primera celebración del día de su nacimiento que estaba disfrutando de verdad, donde tenía familia y amigos, sin embargo, no podía evitar sentirse preocupado por aquella niña de origen japonés, si bien su madre le había prohibido acercarse a su hija, ella sólo lo había por que deseaba lo mejor para su hija.

Eso Freeze podría respetarlo, lo que no podía respetar es que aquella mujer fuera ignorante, ella no lo conocía y se atrevía a pensar que tampoco conocía a su hija, al menos no tan bien como debería.

Estaba seguro que Marico Osagi no sabía de los abusos que su hija sufría en la escuela, el lo sabía y muy a su pesar no podía decir nada. Bombón le había prohibido hablar de eso con cualquiera, Freeze había pensado en su día en contarle a Loon el amigo de la infancia de Bombón, pero al pensar que ella se enojaría con el, al pensar que podría perder su cariño y amistad decidió mantenerse callado.

—No me gusta que me dejen con las palabras en la boca —dijo una voz detrás de el.

Freeze voltio y hay estaba de nuevo esa chica.

—Lo siento, pero no me siento muy bien —le dijo para evitar que se enfadara.

Esa chica se estaba tomando la molestia de hablarle a el, un completo desconocido, Freeze quería charlar con ella y recompensarla por haber tomado aquella molestia, lo haría con mucho gusto si sus pensamientos no estuvieran en otro lugar y su corazón no estuviera sufriendo un calvario.

—Me tomé la molestia de venir y ponerme esto, no pongas esa cara —le dijo aquella chica inflando los cachetes y haciendo un puchero.

Freeze abrió los ojos como platos, no la había reconocido al principio.

—¿Chica? —le pregunto incrédulo.

—Felicitaciones —dijo con una sonrisa —por fin me reconociste.

Freeze se sintió muy arrepentido por lo que había echo antes, si hubiera sabido que se trataba de ella nunca la hubiera ignorado de la forma en como lo hizo, aunque no era completamente su culpa, Chica había quedado irreconocible.

—¿Puedo acompañarte? —le pregunto temerosa, ya que todavía no habían arreglado sus diferencias.

—Esta bien —le respondió de forma afirmativa.

Chica se puso a su lado, miro el cielo y disfruto de la vista, una corriente muy fría de aire golpeó a los dos jóvenes, Freeze apenas la sintió, Chica en cambio sintió un escalofrío que le recogía toda la espalda. Si bien estaba cubierta, sólo unos guantes cubrían sus manos hasta los codos, estos no eran suficientes para protegerla de la fría noche.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.