32. Amistad

La luz entraba por una ventana, los potentes rayos del sol no podían hacer nada para lograr iluminar aquella habitación llena de cosas.

La habitación de Freeze ya no estaba tan vacía como lo estaba antes, su cama había sido reemplazada por una más grande, de madera tallada a mano.

Al despertar y ver la gran cantidad de cajas en su habitación embozo una sonrisa, por primera vez tenía muchas cosas, aunque se lamento al pensar en como encontraría el tiempo para abrir tantos regalos.

Recordó cuando Toddy le mencionó que sus regalos le esperaban en casa, grande fue su sorpresa al ver la gran cantidad de cajas en si habitación.

No se tomó la molestia de abrir nada ya que todos habían llegado muy tarde, se había desvelado en aquella elegante fiesta, y el cansancio era tan grande que sólo entró en su habitación y se arrojó sobre su cama.

Casi al instante Freeze noto que las sábanas eran más suaves, mullidas y de estas emanaba un olor que le recordó al perfume de Toddy.

Sólo al despertar pudo ver con más detalle como el plan de Toddy se había llevado a cabo.

Ella de alguna manera convención a su madre para que está le permitiera a sus sirvientes entrar a su morada, y con eso la voluminosa cantidad de cajas entraron en su habitación mientras el disfrutaba de la fiesta.

Su madre había vuelto a casa muy temprano en compañía de Maggi, Freeze había escuchado de la boca de sus amigos lo difícil que fue hacer que su poco femenina amiga usará un vestido.

Casi de inmediato ella llamó la atención de muchos caballeros jóvenes, cuando se presentó la oportunidad ella acompañó a Samanta a casa, claro que estaba gustosa de hacerle compañía a la madre de su mejor amigo pero lo que más deseaba era escapar de ese lugar.

Maggi estaba segura de que si Freeze la viera con esas ropas se moriría de vergüenza.

Ninguno de sus amigos se fue con las manos bacías, Toddy le había dado un presente decente a cada uno, aunque no fue tanto como lo que el recibió, Freeze miro su ropa, todavía traía con sigo aquel traje blanco de bordes dorados, sus amigos también habían vuelto a casa con una elegante vestimenta.

Pensó en Mangle y en su hermoso vestido blanco con detalles rosados.

Luego recordó a Chica y su elegante dorado vestido.

El paso tiempo con esas dos, cada una de ellas estaba enamorada de el, y cada una le expresaban sus sentimientos a su propia manera.

Toddy no se había quedado atrás, después de aquel baile que tubo con ella, Toddy le beso de nuevo, Freeze tubo que controlarla, pues no parecía que quisiera parar, si alguien los hubiera visto, hubiera sido una situación muy incómoda.

Freeze no conocía a los padres de Toddy, pero sabía que los conocería en un futuro cercano. Por esa razón debía comportarse como un verdadero caballero más que nunca.

Se lamento al pensar en su amiga Bombón, parecía que cada vez que ella inundaba sus pensamientos, la tristeza apuñalaba su corazón.

La fiesta de cumpleaños que su madre le había organizado fue muy buena, el primer cumpleaños feliz que había tenido y el primero que su madre había organizado para el.

Gracias a Toddy, el día que tanto había odiado en el pasado, el día que el siempre suplicaba que nunca llegará. Se había convertido en un día de felicidad, de alegría y mucha dicha.

Las heridas de su corazón por fin estaban sanando.

Trato de tocar el suelo con sus pies, era casi medio día. Había dormido hasta tarde para así compensar las horas de sueño que había perdido, lo cual había valido la pena.

Freeze camino torpemente por su habitación llena de cosas, se echo a reír cuando un mal movimiento lo hizo caer sobre unas cajas duras y nada cómodas.

Todo ese dolor había sido provocado por el amor que Toddy sentía por el, no estaba enojado es sólo que era tanto amor que estaba empezando a doler.

Como pudo se vistió para ir a la escuela, por suerte las clases de ese día serían en un horario diferente.

Salió de su habitación con una sonrisa en el rostro, estaba listo y preparado para cualquier cosa que se le presentará.

En cambio sus hermanos eran una historia diferente, tanto Freddy como Fred no querían dejar sus cómodas camas, además los trajes que portaban los cuales eran de seda añadían una comodidad única, la cual no querían desaprovechar.

De mala gana se levantaron cuando su madre les llamo, Samanta vio a su hijo de cabello blanco. Sólo pudo sonreír nerviosamente, ella se había esforzado mucho para darle a su hijo su primer cumpleaños feliz, había trabajado demasiado, pidiendo horas adicionales y haciendo trabajos especiales para tener el dinero necesario para que el primer cumpleaños de Freeze fuera decente.

Sin embargo, se sentía triste. Sus esfuerzos fueron opacados por la fiesta que aquella niña rica, la cual era muy cercana a su hijo, había organizado.

Samanta ni siquiera pudo comprarle un regalo, su primer regalo a su hijo de cabello blanco. Las lágrimas se asomaron por su rostro, estaba a punto de llorar, Freeze no lo noto, pero el hizo algo que Samanta nunca se espero, algo que ella anhelaba pero que pensó que gamas conseguiría.

—¡Te quiero mamá! —le dijo Freeze mientras la abrazaba.

Samanta no pudo evitarlo, las lágrimas comenzaron a escaparme de sus ojos.

—¡También te amo, mi niño! —le dijo mientras lloraba —¡No sabes cuanto te amo!

Freeze miro preocupado a su madre, Samanta le resto importancia diciendo que una basura se había metido en su ojo.

Freeze se encaminó hacia la puerta, de muy mala gana Fred corrió para alcanzarlo, todavía estaba enojado con el, el no era de los que perdonarán con facilidad a diferencia de su hermano Freddy, además la envidia había sido agreda a sus sentimientos, haciendo que detestara un poco más a su hermano.

—¡Corre más rápido! —le demandó con suma alegría Freddy.

Freeze corría como nunca lo había echo en su vida, su corazón latía como loco por culpa del esfuerzo físico, ya no era un latido doloroso como lo había echo en su día. Su corazón latía de júbilo y felicidad.