Mis pies se movían de un lado a otro de forma rápida. Mis manos sudaban de los nervios Esto no era normal, no puede ser. No era real. Tenía que haber una explicación certera de lo que estaba sucediendo.
Estar encerrada en un museo enorme, dónde solo podías escuchar el eco que tú mismo producias, quizás me estaba afectando.
_ ¿Por favor podrías explicarme que sucede? No entiendo porqué gritaste al verme.
Esas fueron sus primeras palabras y el escalofrío que sentí ante esa situación fue inexplicable. Quería creer que estaba soñando o que sin querer le pusieron algo a mí café y estaba alucinado, pero no. Me habló. Lo hizo como una persona normal. El problema, no lo era.