El chico de la fiesta +16

◀Capítulo cinco ▶ Parte I

[Sin embargo] ¿Quién es el bueno y quién es el malo entre esos dos? ¿Acaso es Alana o Paul?
 


 

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«Alana y Paul son rivales desde que sus miras se cruzaron por primera vez.

Pero a pesar del odio sin lógica que había nacido entre ellos, los apostadores hacían sus jugadas  que sobrepasaban los 10.000 dólares pues aseguraban  que algún día  ese par  quedarían juntos como una pareja feliz ya que del amor al odio solo hay un paso, lastimosamente para que Lana y Polo se enamoraran debían dar un paso con la misma longitud que tiene un maldito océano.

Ellos eran agua y aceite, fuego y hielo, menta y canela, y todos los sinónimos y antónimos que existieran. Siempre podías escuchar las historias de que se la pasaban  discutiendo por idioteces, no era para nada raro ver  como se llevaba la contraria cuando estaban en público. Y en las redes sociales se podía ser testigo de eso, como de muchas cosas e incluso habían  apodos un tanto fastidiosos en los hastag que usaban en sus fotos subidas con el propósito de hacer enojar al otro, ellos actuaban como si fueran una pareja de famosos que recién cortan para pasar una buena cantidad de tiempo tirándose indirectas.

Lo cierto que las personas decían que Alana no era más que la copia de Paul Stampone.

Ya que de ella se decía lo mismo de Polo; que era la reina y diosa de las fiestas, que era la chica que más impresionaba que tus ojos podían ver, que cuando llegaba a la entrada de algún club  siempre opacaba a los otras chicas y lo hacía sin importar que usara; ya sea con su cabello liso o rizado, con pantalón o con falda.

Girar para mirarla se había vuelto un ámbito desde que se apareció por primera vez en una fiesta, tanto que en esos momentos mirar y seguir a Alana Bridges parecía ser una ley.

Su popularidad había subido por las nubes, tanto que estaba en boca de todos, las lenguas de los chismosos crecían cuando decían que; las personas solo iban a la fiesta para verla, que era inmensa la cantidad de chicos que querían bailar con ella y hacer una que otra cosa indecente con su persona en los baños del evento, que muchas chicas estaban celosas de ella al punto de llamarla "plástica" "superficial" "hueca."

Y como buena historia cliché, las muchachas celosas se tomaban el tiempo de inventar un supuesto retoque estético, e inteligencia tan diminuta como una hormiga, aquello era fastidioso porque siempre escuchabas su nombre a donde sea que fueras ¡Ni cagar se podía hacer sin escuchar el nombre de la Bridges! Pues hasta en los baños de la escuela se había vuelto muy común oír chismes sobre la vida sexual de Alana y acusaciones injustas hacía su persona y gente sin imaginación para insultar gastaba su tiempo  llamándola zorra pero no todo era Hate hacía Lana porque  también habían un sinfín de personas que la respaldaban alejando que era su heroína al poner a Paul en su lugar.

Paul seguía siendo el mismo de siempre, adoraba que compararan a esa muchacha ya que sentía que al fin se topó  con una tan chica especial como él y nadie más que él sabía a qué se refería con eso pero Alana metió sus narices y arruino un plan casi perfecto. »

Yo…

Recuerdo esa historia.

Recuerdo escucharla varias veces hasta al punto que me fastidiaba oírla pero la defendía un poco pues yo  no era similar a como me pintaban, detestaba los estereotipos y pensaba que las personas éramos diferentes. Rodaba los ojos cuando oía como hablan de mí, ya sea bien o mal, mi nombre incluso se había vuelto una expresión “Qué Alana” decías cuando deseabas decirle a la chica o a la persona que era una diva, o sencillamente se robaba la atención. 
Pero  la historia, tiene algo de cierto y es que al final, en donde decían que Paul y yo éramos chicos especiales. Paul no era un chico normal, ninguno de su familia lo era.

Gracias a esa historia recuerdo tantas cosas, desde mi dolor emocional por la muerte de mi buena amiga hasta las razones por las que me tiré a un pozo de oscuridad eterna.  Yo solo quería seguir viviendo.

Pero también tengo algo que quisiera olvidar a como diera lugar, la vez en la que me encontré cara a cara con el Clan Máscara. ¡Malditos!

Por más que odie hacerlo, recuerdo con lujo de detalle que pese a que el pronóstico del clima había asegurado que seria  era un día soleado, era un día nublado y frio, de esos en los que lo único que te provocaba leer mientras la música se mezcla con los sonidos de la lluvia.
La humedad se sentía en el ambiente y el viento soplaba con fuerza, un claro indicio de que iba llover. Cuando salí de casa el sol calentaba el cielo con cierta timidez, pero  mi  mala suerte el aroma dulce de tierra mojada estaba impregnado en cada lugar que pasara,  ese frio día, yo me encontraba corriendo por la ciudad pues esa mañana me había nacido una consciencia por mi físico y mi salud que no duraría ni medio mes.

Recuerdo que mis pasos me llevaron a pasar por la calle Libertad y tenía como meta pasar por el cementerio industrial (era un sitio en donde antes existían muchas fábricas pero gracias a un incendio habían pocas edificaciones de pie, se había dejado en aquel aspecto deteriorado en conmemoración a las víctimas de aquella tragedia ocurrida ese 25 de agosto) para después regresar sana y sudada a la casa en donde una cena poca saludable  y caliente, me estaba esperando, junto a una familia llena de risas.

Recuerdo que unas cuantas gotas de agua fría comenzaron a caer con fuerza de cielo mojando el suelo, en menos de dos minutos detuve mi trote, ya estaba toda empapada y  lejana algún local abierto,  me sentí un poco confundida porque de una manera casi increíble las calles se volvieran oscuras parecía que había anochecido cuando apenas eran las nueve de la mañana, todo parecía aterrador.
Recuerdo había dado un giro para regresar a mi casa antes que algo malo me pasara, no me preocupaba enfermarme de gripe o algo por el estilo ya que gracias a la profesora de biología sabía que el virus estaba el aire y no en el agua, pero cuando llueve en la ciudad cosas raras ocurrían, el viento se torna más violento a medida que caminaba, trate de creerme que era por la zona en donde vivíamos.




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