Capítulo I
—Estoy segura de que esta noche la vamos a pasar bomba, amigixis. —Dijo Yugenis mientras levantaba su botella de Red Bull al aire con una sonrisa traviesa dibujada en su cara. En las largas cuatro horas que conviviendo con ella había podido apreciar su peculiar manía de usar palabras inventadas por su persona sin algún motivo aparente; y la palabra Amigixis, solo era su manera de decir amigitos o amigos. —Es la primera fiesta de curso, debemos partir el piso.
Como era de esperarse, al decir aquellas palabras, todos los presentes que nos acompañaban en el auto soltaron gran gritos de júbilo que perforaron mis oídos, haciendo que estos dolieran de manera inmediata.
«Vaya forma de pasarla bien. » Me digo mentalmente, a medida que niego con la cabeza y me obligo a sonreír para no quedar como la “aguafiestas” de aquél reducido grupo pero no tenía idea alguna de porque me esforzaba tanto en encajar.
Con solo dar una rápida mirada se podía notar que yo estaba de más. Mi cara de culo indicaba que no pertenecía a ese ambiente lleno de personas alegres y de vida. Sin embargo intente integrarme al punto en el que solté un pequeño grito de felicidad fingida cuando una canción que ni me gustaba sonaba en la radio y la cantaba en el peor cover de la historia, pero como era de esperarse de mí; esos sonidos no habían salido como quería. Mi grito de entusiasmo tenía un cierto parecido a un quejido o un gemido de dolor que da un animal a punto de morir.
No obstante tenía que agradecer que solo Josh hubiera escuchado eso.
Josh dejo de ver el camino para mirarme con una mueca de confusión por lo que acaba de pasa; y no podía culparlo por eso, Josh era mi hermano mayor y por ende era el único en ese lugar que estaba consciente de que lo que mi persona era;
Una muerte viviente.
Yo, Alana Bridges era de personas que te produce lástima cuando las miras fijamente porque se encuentran envueltas de pies a cabeza con aura deprimente. No me producía orgullo pero estaba claro que los eventos sociales en donde más encajaban era velorios, o un entierro pero siendo yo la difunta.
Ansiedad social extrema, le dicen, creo no recuerdo.
Él no estaba acostumbrabo a verme fuera de casa viviendo una vida normal, pero eso no significaba que le perdiera la sopresa cuando escuchaba mis ruidos de júbilo, incluso muchas veces me llego a comparar con los susurros ahogados que suelta un viejo moribundo en un hospital.
— ¿La pasaras bien? —cuestionó mi hermano, antes de regresar su mirada al camino. Él no estaba del todo seguro de que me sintiera a gusto en un lugar como ese. Y tenía razón, no estaba agusto pero tenía que hacerlo. Sí alguien como yo sobrevivía a un lugar así, podía apostar que el resto de mis días serian más fáciles o al menos más llevaderos.
«Siempre se debe iniciar con lo peor, sí se quiere triunfar. O eso decía mamá.»
—Sí, esta fiesta va estar muy buena. —Me obligó a decir en voz alta con una amplia sonrisa plasmada en mi cara, mientras que veía como a mi hermano se le pintaba una sonrisa juguetona en sus labios. Y parecía que un signo de interrogación se le dibujaba en la frente.
A pesar de que hice mi mejor intento sonar emocionada, mi tono de voz demostraba todo lo contrario. Mi propia voz me delataba, porque se escuchaba sin ánimos y casi rozaba los límites de lo sarcástico e irónico sin que me lo propusiera.
Josh al oír lo que dije, rápidamente negó con la cabeza a medida que su ceño se fruncía sin embargo no dijo nada al respecto.Ese pequeño gesto, en lugar de minimizar todo había funcionado como una especie de combustible que en lugar de motivarme a ser parte de ese ambiente me hacía sentir más nerviosa e insegura con la situación ya que la tensión que estaba recorriendo por cada fibra de mi ser ahora aumento a niveles anormales su intensidad.
Haciéndome cuestionar si estaba bien o estaba mal que yo estuviera allí.
Sí alguien tan socia como él, aun siendo mi hermano y estando al tanto de mis problemas de integración, no me permitía la entrada a ese raro círculo de amigos que tenía.
¿Qué podía esperar de los demás que desconocían totalmente mi vida y mi extraña forma de vivirla?
Pero para mí buena suerte, Yugenis, Cecilia, y las otras dos personas que iban sentadas atrás no fueron capaces de notar lo que había pasado, y si lo habían notado tuvieron la bondad de seguir actuando como si estuvieran en una lujosa limosina recreando la típica escena de las películas de graduaciones y no en la Jeep Cherokee Laredo que conducía mi hermano con una chica que sufría del famoso síndrome de la puerta cerrada o Hikikomori.
Normalmente, yo pasaba mis fines de semana encerrada en mi habitación o sentada en el sillón de la sala con las persianas abajo y con una sola luz encendida, vistiendo mis feas pero adoradas pijamas de Hello Kitty, leyendo algún libro que el Josh compro siguiendo mis indicaciones o uno basura que se encontraba publicado en Wattpad que me resultara lo bastante entretenido para lerr, mientras que en el televisor se reproducía un documental sobre asesinos en serie que generosamente Investigation Discovery se encarga de producir para que aumentará mis desconfianza en mi vecino o en mi hermano.
Eso era lo que normalmente hacia, no venía bebidas energizantes mientrás cantaba a todo pulmón canciones de reggueton que ni me gustaban, porque prefiria tomar una Coca-Cola mientras devoraba una pizza o las sobras de comida china recalentadas para terminarla antes de irme a dormir a eso de las 4 de la mañana sin ningún motivo aparente.
Pero los planes de esa noche, mejor dichos mis planes de vida habían sufrido un cambio abismal a última hora, y allí estaba yo en una situación nunca antes vista por las personas que me conocían.
Casi nadie, debía señalar.
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Editado: 13.08.2021