Sofia miró detenidamente a Raúl mientras caminaban por el parque, le parecía increíble el haber conocido a un chico tan especial en una lavandería, ella era una lectora compulsiva de libros de romance así que estaba completamente segura de que el único lugar donde conocería a alguien perfecto para ella sería en el instituto.
Ambos se dejaron caer sobre el césped, Raúl acomodo su cabeza en el regazo de sofia mientras ella comenzaba a pasar sus dedos con una inmensa ternura sobre su cabeza, acariciando su cabello.
Raúl le dedicó una pequeña sonrisa que la hizo estremecer.
Sofia reconoció cuan equivocada se encontraba, los príncipes azules no viven tan sólo en castillos, muchas veces están tan cerca de nosotras que ni cuenta nos damos, quizás el chico adecuado es ese que se sienta detrás de ti en el autobús o aquél chico con el siempre coincides en la panadería.
Ya que para amar no es necesario estar dentro de una historia, tu puedes crear la tuya propia, tener tu propio cuento de hadas junto a la persona que te ama de verdad, que puede ser un chico común, quizás el chico de la lavandería.