VI. La limonada
Abril Martinelli
— ¿Comemos juntas? — me pregunta mi mejor amiga cuando el descanso llega
— Creí que irías con tus amigas — murmuro mientras me dirijo a mi casillero
— No. Hoy me dedicaré tiempo completo a ti, después estaré con ellas — exclama feliz, haciendo que sonría
— Bien. Entonces sí — hablo dejando mis libros — Vamos... — digo dándome la vuelta. Pero en ese momento, Diego llega a mí lado
— ¡Hola, hola niñas! — exclama alegremente
— Hola lady Diego — murmura Andrea, provocando que Diego ponga los ojos en blanco
– Hola...
— ¿Cómo puedes hacer amiga de esa? — murmura fastidiado
— ¡Oh! Vieras que yo me pregunto lo mismo, pero contigo en mí lugar — ironiza molesto
— Yo la conozco desde bebés. Tu apenas desde los cuatro años
— ¡Pero yo sé más cosas de ella que tú!
— ¡Yo le dije a su novio dónde estaba para que pudieran arreglar sus problemas! — exclama orgulloso. Pero inmediatamente lo miró
— ¿Tú lo hiciste? — pregunto incrédula
— Sí. Era lo que te iba a preguntar, ¿pudieron arreglar las cosas? — pregunta inocentemente. Haciendo que yo y Andrea intercambiemos una mirada — ¿Qué pasa? ¿De qué me perdí?
— Ven con nosotras — habla Andrea tomándolo del brazo, para después meterlo en el baño de chicas
—¡Espera Andrea! ¡Me van a sacar de aquí a patadas! — exclama cubriéndose los ojos
— No hay nadie genio. Deja de cubrirte la cara — murmura mi mejor amiga rodando los ojos
— Bien. ¿Ahora me dirán que es lo que está pasando? — pregunta, confundido
— Mmm..., es algo difícil de contar — murmuro mirando el suelo —. Yo..., ehhh... Dylan... él... me... ehhh... — Okey, estoy demasiado nerviosa. No tenía ni idea de cómo reaccionaría Diego al enterarse...
— Abril. Dime ya — habla impaciente
— Dylan y yo terminamos... — digo haciendo una pequeña pausa. — Él, fue a buscarme a casa de mi hermano, y.… me dio varias bofetadas... — murmuro recordando —. No era la primera vez que lo hacía... Siempre que se molestaba conmigo lo hacía... Inclusive, una vez... Él... Me obligó a tener relaciones con él — susurro, dolida — Me ocasionó muchísimo daño... Solamente Andrea sabía de esto, mi familia también se acaba de enterar y me hicieron terminar con él... Fuimos a poner un acta de restricción para que no se vuelva acercar a mí...
— ¿Por qué no me dijiste nada? — murmura después de unos segundos en silencio
— Creí que... no lo sé
— ¡Por Dios ese maldito se atrevió a tocarte! — grita, furioso — ¡¿Y tú?! ¡¿No se supone que eres su mejor amiga y que le debes de decir que está haciendo mal?! — le espeta molesto a Andrea
— ¡Se lo dije! ¡Y nunca me hizo caso!
— ¡Pudiste habérmelo dicho para matar a ese idiota!
— ¡Ella no quería que tú supieras!
— ¡Entonces por lo menos hubiera sido una mejor amiga y no la hubieras dejado sola por irte con tus otras amiguitas que te aseguro no han hecho ni la mitad que Abril a hecho por ti! — exclama molesto
— ¡¿Y tú qué?! ¡También eres su amigo! ¡Su mejor amigo de hecho! ¡Sí dices que tanto la conoces debiste de haberte dado cuenta que ella estaba mal! — espeta Andrea roja del coraje
¿Y yo? Yo solamente sentía las lágrimas rodar por mis mejillas. Simplemente sentía como ese zumbido comenzaba a llegar. Y como cada vez sus gritos se hacían más débiles para mis oídos. Sentía como la respiración me comenzaba a faltar, quería que pararán, que dejarán de gritar. Pero no lo hacían
— ¡Yo me disculpe ya con ella! ¡Algo que dudo mucho tú ya hayas hecho!
— ¡Al menos yo no fui la causante de que la volvieran a golpear por decirle al estúpido de su novio, donde estaba!
— ¡Yo no sabía nada! ¡Solamente quería que ya no tuvieran problemas!
— ¡Pues ayudaste muchísimo te lo aseguro! — ironiza
— Ya basta — murmuro débilmente, antes de dejarme caer en el piso — paren, por favor
— Abril — murmura Diego acercándose a mí — ¿Estás bien? — pregunta, preocupado
— Paren — susurro nuevamente, y el, recarga mí cabeza en su pecho
— Todo estará bien — murmura acariciando mi cabello y yo solamente cierro mis ojos tratando de controlar mi acelerada respiración
— Perdón Abril — escucho la voz arrepentida de Andrea
Después de unos minutos, me puse de pie y moje un poco mi cara intentando que todo pensamiento se esfumara. Todo estaba bien, él estaba lejos, no permitiría que me volviera a hacer daño…
— ¿Podemos ir por algo de comer? — pregunto, y ambos asienten
Nos dirigimos hacia la cafetería, pedimos nuestra comida y después nos fuimos a sentar en la mesa donde estaban los amigos de Diego y las amigas de Andrea. Porque sí esas "amiguitas" eran las porristas de la escuela
El ambiente se relajó en cuanto nos pusimos a comer y mis mejores amigos comenzaron a hablar con sus amigos. La verdad, a veces, me gustaba que me dejaran mis segundos en silencio, mis pequeños segundos de paz...
— ¿Vendrás Abril? — me pregunta uno de los amigos de Diego, el cual no recuerdo su nombre — ¿Vendrás al entrenamiento de hoy? — aclara al ver lo perdida que estoy