El Chico De La Mesa 4

CAPÍTULO DÍEZ

 

 

X. ¿Su pareja?

 

 

Abril Martinelli

 

 

Al día siguiente

 

 

— Qué caritas traen — habla mi jefe. Sentía que la cabeza me dolía demasiado. No debí tomar tanto

 

— ¿Nos puede dar un té de San jengibre? — le pide Leandro dejando caer la cabeza en la barra

 

— ¿Se las descuento de su sueldo?

 

— Como quiera. Pero, por favor. Ya demelo — le ruega

 

— Necesito uno — exclamó. Me dirigí hacia la cocina y en cuanto estuvo listo, comencé a tomarlo.

 

No recordaba haber tenido una resaca tan fuerte. Recuerdaba algunas cosas. No todas. Pero la gran mayoría lo recordaba

 

— Abril. Te buscan — me dice Nala

 

— ¿Quién?

 

— Andrea y Diego — murmura. Me tense completamente.

 

Desde ayer que no hablo con ellos. Leí sus mensajes, pero no conteste ninguno. Ni siquiera los que esta mañana me mandaron

 

— ¿Saldrás o quieres que les diga algo? — pregunta al verme dudar

 

— Ahora voy — accedo —. Pero, les podrías decir que esperen afuera. — Ella asintió, para después salir de la cocina

 

Llegué con ellos algo tensa, pero, a la misma vez, con cierta molestia. El nerviosismo en su cara era evidente. Yo estaba del mismo modo, pero intentaba ocultarlo

 

— ¡Hola! — saluda Andrea. Intentando acabar con el silencio tenso que se formó — ¿Cómo estás, Abril?

 

— Hola... — eso sonó un poco más brusco de lo que pretendía

 

— Crees... ¿Crees que podamos olvidarnos de lo que pasó ayer? No me gusta estar peleado contigo Abril... Además, yo no hice nada para que te enfadaras — habla esta vez Diego

 

— Eso lo sé perfectamente. Tú no hiciste nada — digo, y una sonrisa amarga aparece en mi cara —. Jamás lo hiciste... Ninguno de los dos hizo nada. Nunca — enfatizó

 

— Abril... Lo sen...

 

— No. — la interrumpo —. Estoy harta de escuchar sus estúpidas disculpas. No quiero y no puedo tener "amigos" que no están presentes en los momentos más difíciles. Y créanme cuando les digo que prefiero estar sola a estar rodeada de personas que no me quieren. Tal vez Dylan me quitó muchísimas cosas, pero gracias a lo que pasé con él, ahora, estoy permitiendo que otras personas se preocupen por mí y me ayuden. Y por esas personas, me voy a alejar de las que no me hacen sentir bien...

 

Y con tan solo esas últimas palabras, ambos comprendieron completamente a lo que me refería

 

— ¿Hablas en serio? — pregunta Diego, algo aturdido

 

— Lo hago. Tal vez en un tiempo volvamos a estar juntos como amigos. Pero, por ahora, los necesito lejos. A ambos — hable con tanta seguridad en mi voz, que hasta a mi me sorprendí 

 

— Abril... por favor, no te alejes... 

 

— Es una decisión que ya tomé. Y si me disculpan, tengo que ir a trabajar. Adiós... — murmuro dándome la vuelta, para después comenzar a caminar

 

En cuanto entre a la cafetería, solté un largo suspiro. Finalmente podía volver a respirar — ni siquiera me había dado cuenta que estaba conteniendo la respiración —. Me dirigí hacia el mostrador, pero cuando estaba por llegar, escuché aquella voz que se estaba haciendo bastante común para mis oídos

 

— Bril — la voz de Alejandro llama mi atención y yo lo miro con una sonrisa

 

— Hola, ricitos

 

— A veces siento que odias mis rizos — confiesa dramáticamente, mientras que yo rio un poco

 

— ¿Quién odiaría ese peluquin? Es hermoso

 

— Sobre todo su dueño. ¿No es cierto? — habla moviendo sus cejas

 

— Si... bueno, me gustaría decir lo mismo — murmuro, provocando que el me vea ofendido

 

— Te aseguro que si tan solo salieras una sola vez conmigo, te enamorarías por completo

 

— Para enamorarse de otra persona se deben de conocer. Y, yo ni siquiera se tú apellido

 

— ¿Tanto te interesa? — murmura con una sonrisa

 

— Tal vez. Eres muy misterioso en ciertos aspectos, peluquin

 

— No doy toda mi información personal a la primera. Pero, puedo hacer una excepción contigo, si tu me lo pides

 

— ¿Ah si? — preguntó con una sonrisa ladeada, y él asiente —. Bien. ¿Cuál es tú nombre completo?

 

— Perdón por interrumpir su tan maravillosa plática, pero, necesitamos de tus servicios Abril. Comenzaron a llegar más clientes y también llegaron los proveedores del café, junto con el de harina. Te tocan resivirlos

 

Asentí antes de comenzar a caminar. Pero, me detuve secamente; giré para ver al pelinegro, quien al instante se percató te mi mirada

 

— ¡Ni creas que olvidaré esa conversación, peluquin! — le advierto en voz alta, para después continuar con mi querido trabajo

 

Después de algunas horas trabajando, la hora de salida se hizo presente. Me puse mi chaqueta y comencé a caminar hacia mi casa. Estaba realmente cansada. Hoy había sido de esos días en los que no tienes mucha energía pero debes de estar haciendo demasiadas actividades.

 

Espere pacientemente que el semáforo cambiara y así yo pudiera pasar. Pero, mi vista se desvío cuando vi nuevamente a Alejandro. Pero no estaba sólo. Tampoco estaba con sus amigos. Estaba con otra chica. Ambos reían y bromeaban entre ellos

 

 

¿Será ella su pareja? ¿Él tenía pareja? 

 

 

En cuanto el semáforo cambio. Crucé la calle rápidamente, intentando que el no me viera, algo que fue totalmente inútil, por que literalmente, paso por un lado mío y me miró algo sorprendido.




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