XV. La propuesta
Abril Martinelli
No supe que decir en cuanto aquellas palabras salieron de su boca. Mi garganta se seco completamente, mi voz desapareció mágicamente y solamente me deje mirándola...
¿Hablaba en serio?
— ¿Q-Qué? — tartamudeo, demasiado aturdida
— Todo este tiempo me engañaron. Yo no soy su hija... — murmura con la voz destrozada, mientras se cubre la cara
— ¿Cómo te enteraste? — preguntó, acariciando su cabeza
— Ellos... estaban discutiendo por no se que cosa, creo que era por mi, no lo sé. El caso es que, de la nada, mi papá le grito ¡Andrea no se puede enterar que no es nuestra hija! — imita la voz del antes nombrado — sentí que todo se terminaba en cuanto termino de hablar
«Les pregunté si hablaban en serio... ninguno de los dos lo negaron. Mi papá... simplemente tomó sus cosas y se fue...
— Yo.... no se que decir, no se como ayudarte...
— ¿Cómo me pudieron culpar de algo así? — murmura, cubriendo nuevamente su rostro
— Tal vez no te querían lastimar. Debes de escucharlos antes de tomar una decisión o de juzgarlos. Se que no es fácil, y más tratándose de un tema tan delicado. Pero, no sólo veas lo malo, recuerda cada momento que pasaste con ellos
«Recuerda cada risa que pasaste con tus hermanos. Cada anécdota. Cada sonrisa que te sacaron. No todo fue malo, Andrea. Ahora ves todo tan mal que olvidas cada hermoso momento que pasaron como lo que son, una familia...
«Por que a pesar de que no compartan la misma sangre, tú eres su hija y ellos son tus padres; siempre lo han sido, ¿por qué debería de cambiar eso?
— Gracias, Abril... — susurra abrazándome
— Todo estará bien. Y me dirás tenías razón, por que, humildemente, yo siempre la tengo
Bromeó provocando que ella ría, alejándose de mí
— Ni creas que no me di cuenta con quien llegaste — murmura subiendo y bajando sus cejas. Rodee los ojos antes de suspirar
— Si... Bueno, te tengo tantas cosas por contar, pero será después, ahora descansa, tranquilizate... — hablo poniéndome de pie —. Ahora vuelvo...
Salí del departamento, mientras me dirigía a el ascensor. En cuanto llegue a recepción, visualice a Alejandro hablando sobre algo al recepcionista y al guardia, quienes solamente asentian sin decir ninguna palabra
— ¿Entendi...
— Alejandro — lo llamó. El se calló de inmediato, antes de darse la vuelta y mirarme —. Lo siento, no quería interrumpir
— Tranquila. No era igual de importante como tú — coquetea, dedicándome una sonrisa
— Necesitarás más para que te perdoné, te lo aseguro...
— Oh, créeme, me convertiré en un Romeo
— No entiendo nada...
— ¿Qué es lo que deseas entender? — murmura mirándome profundamente
— ¿Qué es lo buscas de mí? Ni siquiera hemos hablado demasiado ¿y buscas mí perdón?
— Ya te lo he dicho, Abril. Te quiero a ti..., me gustas... y sí, antes de que lo digas, me gustas sin tan siquiera conocerte, y te aseguro por lo que más quieras que haré que tú también te enamores de mí
Entre abrí los labios, sorprendida...
¿Por qué todo eso le salía tan natural? Si yo estuviera en su lugar, no podría ni tan siquiera pronunciar una sola palabra. Estaba tan asombrada. Y tenía razón, en mí cabeza no cabía la idea de que yo le gustará a él. Por supuesto que no. Jamás tendría eso en la cabeza...
Y si a mí algún día se me llegara a cruzar eso por la cabeza, definitivamente me tocaría ir al psiquiatra
— Yo... no bajé para esto — murmure alejándome de él, quien se había acercado sin siquiera haberme dado cuenta —. Solamente te daría las gracias por habernos permitido entrar a tú departamento..., creo que Andrea ya esta mejor, nos podemos ir..., gracias nuevamente
— Espera — me toma del brazo antes de que yo me de la vuelta —. No te vayas..., aún no, por favor..., quédate, un momento más...
— Nos tenemos que ir... — hablo bajando mi mirada
Me quería quedar, de eso no tenia duda, pero no era lo correcto, debía de obedecer a mi cabeza, esto de estar con él, no estaba bien...
— ¿Confías en mí? — pregunta de la nada. Lo mire, dudando en hablar —. Se honesta, Bril
— No
El apretó los labios en una dura línea. No se esperaba esa respuesta, me había pedido que fuera honesta, y lo fui
A pesar de que intentaba hacerme creer que confiaría en él, no podía. Me esforzaba por hacerlo, pero nada salía como yo quería
— Bien. — comenzó —. No te obligare a que lo hagas, pero te aseguro que sí haré que sea todo lo contrario, Abril
Note como el se acercaba cada vez más a mi y sin saber cómo, me aleje de él, para después verlo a los ojos
— Andrea está mejor. — repito —. No es necesario quedarnos más tiempo aquí. Gracias por todo, Alejandro...
Me di la vuelta y subí al ascensor, aunque, antes de que las puertas de este se pudieran cerrar, una mano se interpuso en él camino.
— ¡Hey! ¡Yo igual quiero subir! — exclama entrando a mi lado, con una gran sonrisa, actuando como si no lo hubiera alejado cuando se había intentado hacercar a mí. —. ¿Qué era lo que le pasaba a tú amiga?
— Algo...., personal
— Muy fuerte ¿no?
— ¿Se nota mucho?
— Demasiado. Estuve a punto de llorar yo también
— Odio tú sarcasmo en estos momentos
— Siendo honestos, tú me odias completamente — murmura esta vez fingiendo estar afectado