XXI. Familia Martinelli
Abril Martinelli
— ¿Otra vez tú aquí? — le pregunta mi jefe a Alejandro, quien le sonríe — solamente vienes a distraer a mi trabajadora
— Tengo 15 minutos de descanso, Rafael — le recuerdo, pero el me da una mirada acusatoria
— Sí. Pero tú te tomas esos 15 minutos de descanso, como dos horas hasta que se va este
— Usted tiene la culpa. No la deja salir. Siempre la tiene aquí. No me queda de otra más que venir a verla
— En ese caso, si quieres estar pegado todo el día con ella, te doy trabajo aquí. Después de todo, te estás haciendo parte de este lugar
— Si eso significa estar todo el día a lado a Abril, me gusta. Trabajo aquí, y sin necesidad de que me pagué
Sentí mis mejillas calentarse cuando citó aquellas palabras mirándome directamente a los ojos
— Demasiado romanticismo en la zona. Que asco — murmura. Pero en ese momento, llega Leandro y Nala, quienes estaba segura habían escuchado toda la plática
— Alejandro sería un buen marketing aquí. Podríamos usarlo como modelo y tendríamos este lugar lleno todos los días
— ¿Por qué? — preguntó, inocentemente
— ¿Lo preguntas en serio, Abril? ¿Qué no te das cuenta con la persona con las que estás saliendo? — pregunta un incrédulo, Lean —. Veo su cara y me comienzan a gustar los hombres — confiesa, haciendo que todos los que estaban ahí rieran, pero yo solamente frunci más mi ceño sin terminar de comprender
— Sigo sin entender, nada...
— ¡Por Dios, Abril Martinelli! — ella rio, acercándose a ricitos, poniendo sus manos en la cabeza de este, y haciendo que la cara de Alejandro quede directamente a la mía —. ¡Míralo! ¡Pero míralo bien!
— ¡Te aseguro que lo he mirado bien! — exclamo. Haciendo que Alejandro me sonría.
Oh, oh. Qué acababa de decir...
— ¿Con qué muy bien? — su sonrisa se hizo aún más grande cuando yo me sonroje
— Eh..., yo..., no me refería a eso...
— ¡Concentrence! — exclama Nala — ¿Qué no te das cuenta de la cara perfecta que tiene?
— ¿Tengo que responder eso?
— Sí
— ¿A caso quieres aumentar su ego?
— ¿Con qué si la tengo perfecta? — habla nuevamente. Ruedo los ojos
— Quisieras
— Por tú parte sí
— Sigue esperando
— Algún día lo dirás. Y te recordaré esto
— Si bueno. Espero en otra vida lo recuerdes
— ¿Así que planeas que estemos juntos hasta en otra vida?
— Qué irritante eres
— Sigues sin contestar mi pregunta. ¿Hasta la otra vida piensas que estaremos juntos?
— Ni siquiera en esta estaremos juntos
Esas palabras salieron por sí solas, y vi como me miraba incrédulo
— ¿Qué estas diciendo? — me mira con los ojos entrecerrados — ¿Solo soy un juego para ti?
— Cambiamos de roles, Alejandro...
El sonrió nuevamente, relajando su expresión al mismo tiempo que se alejaba de Nala. Quien veía todo atentamente, junto con las otras dos personas
— Bien. Entonces juega todo lo que quieras conmigo. Para mí, será un honor — trague saliva mirándolo.
Por un momento todas las personas que estaban a nuestro alrededor desaparecieron, solo estábamos él y yo. Nuestras miradas conectadas. Hablamos sin pronunciar una sola palabra. Nos decíamos todo con una sola mirada. Y me daba miedo, esto era tan perfecto que temía que algo lo fuera arruinar, pero quería ser valiente por primera vez en mi vida..., quería cometer errores de los cuales no me quería arrepentir
— Bueno — escucho como alguien carraspea —, hay que seguir trabajando. Con permiso — y con esto, finalmente nos dejaron solos a mi y a Alejandro
— Creo que es hora que yo también me vaya..., vendré por ti cuando salgas.
— Te comportas como todo un novio —bromeó, haciendo que el haga una mueca
— Digamos que me estoy preparando. Adiós, Betty — dicho esto, se dio la vuelta antes de salir de la cafetería. Sonreí hacia la puerta antes de volver a concentrarme en mí trabajo...
No tendré miedo de cometer errores con él, porque se que en todas las decisiones que he tomado en mi vida, el ha sido mi único acierto...
(*****)
Me despedí de mi jefe antes de darme la vuelta y salir de mi trabajo. Estaba exhausta. Me sentía agotada. Pero en ese momento, unos ojos azules se hicieron presentes, provocando que una sonrisa saliera de mis labios
— Viniste — murmure cuando estaba frente a él
— Prometí que lo haría — se acercó a mí hasta darme un pequeño beso en la mejilla, y ofrecerme su mano —. Vamos — tome su mano con una sonrisa en los labios antes de comenzar a caminar
El me abrió la puerta del auto antes de ayudarme a colocar el cinturón de seguridad. Dio la vuelta al carro para después subirse a este. Recosté mi cabeza en el asiento, antes de inhalar el aroma del auto
— ¿Estás bien?
— Estoy muy cansada...
— ¿Cuándo empiezas los exámenes finales?
— En dos meses..., espero salir bien en ellos, no quiero perder mi beca
— ¿Tu beca? — me pregunta, ladeando la cabeza, pero con su mirada fija en la carretera
— Si. Me dieron una beca en una universidad de alto prestigio debido a mis calificaciones. No hay ni un solo momento en el que no esten al pendiente de estas, es como si quisieran que me fuera de ahí...