XXIV. Dayana
Abril Martinelli
Estaba un poco cansada. Estaba pensando muy seriamente en decirle a Alejandro que no podría ir con él a la fiesta, pero que se divertiera. Aunque sentí como el cansancio se esfuma cuando leí su mensaje
— Quiero que conozcas a una persona hoy. O mejor dicho, quiero que una persona te conozca hoy
Le mande cientos de mensajes pidiéndole que me contará. Pero simplemente se negaba a hacerlo. Fue tanta mi insistencia que solo los miraba pero no me respondía
— ¿Vendrás a la fiesta de hoy? — pregunta, Nala. Yo asentí, algo nerviosa — ¿Qué pasa, Martinelli?
— Alejandro me contó que hoy me presentaría a alguien. Pero no me dijo a quien
Note como lo pensaba un poco, antes de que una sonrisa malévola adornara su rostro.
— ¿Tú sabes quien es? — ella hizo un gesto de cerrar su boca, mirándome con burla — ¡Dime, Nala! — le ruego. Ella rio abiertamente, antes de hablar
— No se si sí será la persona por la cual sospechó. Lo único que te puedo decir, esque te prepares
Dicho esto, ella se dio la vuelta para después irse.
Cuando sentí una mirada en mi, pude notar a Dayana mirarme. Apretó sus labios antes de negar un par de veces y dirigirse a la puerta trasera
La seguí con pasos rápidos, y cuando llegué con ella, la encontré, negando con la cabeza, desesperada. Algo le pasaba. Eso era más que obvio. Pero el caso esque no sabía cómo ayudarla ya que no sabía el por qué
— ¿Estás bien, Dayana? — preguntó. Note cómo sus hombros se tensaban pero aún así se dio la vuelta para mirarme
— No — pronunció, en un susurro
— ¿Te puedo ayudar con algo? — ella me dedico una sonrisa vacía
— Claro que me puedes ayudar. Pero no te quiero ver destrozada. Aunque se que tarde o temprano lo estarás..., al menos sabre que no fue mi culpa. Que yo no fui la causante de tú sufrimiento. Olvidaste no confiar en las personas, Abril..., ahora prepárate para tormenta que se te avecina
Dicho esto, paso por mi lado dejándome en blanco. Tarde unos minutos mas de los que esperaba en recuperarme, y cuando lo hice, ella no estaba
— Renunció. No dijo el porqué. Simplemente se quizo ir. Me pidió no dejarte sola, pero no lo comprendí...
Esas fueron las palabras de Rafael. Ella se había ido. Ella se fue sabiendo algo que yo no. Tratando de protegerme de algo que yo no sabía...
¿Qué es lo que me quieres cuidar, Dayana? ¿Por qué te fuiste de esa forma?
(****)
Salí de la cafetería junto con Nala y Leandro. Los tres nos encontraríamos con todos lo demás en el lugar donde se llevaria a cabo la fiesta
No tenía tantos detalles de esta. Ni siquiera sabía que estaban festejando. Solamente iba para acompañar a Alejandro. Me sentía un poco cansada y dudaba durar demasiado en la fiesta
Avise a mis padres que llegaría algo tarde y ni siquiera me preguntaron un por qué, solamente accedieron en cuanto les dije que Alejandro me acompañaría
Había notado su comportamiento con el durante todas estas semanas. Él había ido varias veces a cenar a mi casa, y cada vez se llevaba mejor con ellos. Solamente faltaba a ciertas personas de conocer. Mis sobrinos, mi cuñada y por supuesto, mi hermano. Digamos que los encuentros en los que Alex a asistido son casuales y comunes. Nada previsto o planeado. Simplemente improvisados
Yo no le había comentado a nadie de la familia de mi hermano que comenzaba a salir con un chico. Sabía que Óscar no se lo tomaría bien. Y probablemente lo intentaría ausentar después de lo que pasó con cierta persona. Pero también sabía que tarde o temprano él se enteraría y tendría que presentarselo...
Una vez que llegamos al lugar, me sorprendí al ver que era un gran bar que tenia su música tan alta que hasta la parte de afuera se escuchaba a la perfección
— Llamaré a Teresa para avisarle que estamos aquí — informó, Leandro una vez que aparco el auto en el que íbamos
Vi a varias personas entrar y salir de aquella fiesta y mordí mi labio inferior, algo nerviosa. Solo quería que todo saliera bien hoy..., era lo único que pedía...
— Están adentro. Vamos — salimos del auto y nos adentramos en la fiesta, dirigiendonos a la parte de la barra, que, al parecer, era donde todos estaban
El lugar estaba repleto de gente. Y era gigante. Al parecer sólo eran personas invitadas, y la entrada al público estaba cerrada por esta noche.
— ¡Chicos, que bueno que están aquí! — exclama, Joana. Yo sonreí algo incómoda. Mientras que Nala y Lean inmediatamente se unían a la conversación que mantenían antes.
— Dijo que tardaría unos minutos en llegar, pero que trataría de no demorar mucho. Tranquila — me susurra, Teresa al oído
— Gracias — conteste con una sonrisa
— ¿Te pido algo de beber, Abril? — pregunta Nala, con una sonrisa burlona
— No. Jamás volveré a caer en tus engaños — le aseguro. Ella rio extendiendo sus manos en señal de rendición
— Bien. Pero si te quieres divertir, te aseguro que yo te puedo ayudar — me guiño el ojo, provocando que riera
Senti mis músculos comenzar a relajarse e intente ser parte de la conversación. Ellos me lo permitieron sin dudar.
Estaban alrededor de cinco personas en ese pequeño grupo. Joana, Teresa, Henry y dos chicos que creó que se llamaban Isaias y William