XXV. La hermana menor
Abril Martinelli
— Quiero que conozcas a una persona... — murmuro Alejandro, algo ansioso. Yo frunci mi ceño, algo confundida
— ¿A quién?
— Ahora verás. Espérame aquí...
Asenti y note como entraba nuevamente aquel lugar. Solté todo el aire que tenía retenido en mis pulmones y senti como volvía a respirar
Oficialmente era novia de Alejandro. Estábamos juntos después de semanas saliendo...
¿Y que seguía ahora? No lo sabía. Simplemente me dejaría llevar y de preocuparme por lo que pueda pasar en un futuro
Finalmente después de meses, lograba ser feliz. Me sentía plena en todos los aspectos. Hoy era feliz. No sabía si mañana lo sería. Lo único que tenía por seguro esque no me importaria. Simplemente intentaría aceptar todo lo que pudiera pasar
— Abril — escuche como Alejandro me llamaba. El comenzó a caminar hacia mí, pero note como otra chica lo seguía. Fruci con una expresión seria el ceño. Pero antes de que pudiera preguntar, él la presentó — Abril, ella es mi hermana menor, Vanessa. Vane, ella es Abril, mi novia.
No se quien tenía la cara más sorprendida. Si ella o yo. Por un lado estaba yo, enterandome que estaba conociendo a mi cuñada. Y ella conociéndome a mí...
Maldito, Alejandro
Ella era un poco más baja que ricitos. Tenia un pelo largo y lacio color negro azabache. Pero a comparación de Alejandro, como lo dije, ella no tenia rizos. Sus ojos eran igual de azules que los de su hermano mayor. Literalmente era un ricitos versión femenina. Tenía un cuerpo de ensueño. Era delgada pero con curvas bien pronunciadas.
— Hola, mucho gusto — me saluda, dándome un beso en la mejilla. Yo parpadee un par de veces, antes de reaccionar
– Hola, igualmente... — mire repetidas ocasiones a Alejandro y a Vanessa
¿En serio eran hermanos? ¡Por dios me puse celosa de su hermana! ¡Que patética fui! Trague saliva nerviosa, mientras intentaba analizar todo esto. Era mucha información para mi pobre cerebro.
Nunca me había contado que tenía una hermana menor. Solo un poco de sus padres. Y fue ahí cuando sentí como un sentimiento de dolor, se coloco en mi pecho. Yo no lo conocía. Él a mi si lo hacía. Pero yo a él no. Para mí él, seguía siendo un completo extraño...
— Con que tú eres la persona que hizo que este se le bajará la amargado — ella sonrio, pero Alejandro solo puso mala cara
— Yo nunca fui amargado
— Lo que digas hermano. Tú sabes perfectamente que el Alejandro de hace unos meses no conoce ni en lo más mínimo a el de ahora
Yo no pude evitar reír cuando vi que mi novio se comenzaba a irritar con tanta facilidad.
— Ignorala, solo miente. Yo siempre he sido así
— Como tu digas..., bueno ya te puedes ir. Quiero conocer a mi cuñada — su sonrisa se hizo un poco más grande, pero ricitos se negó, poniéndome una mano en la cintura
— Ni loco la dejó a solas contigo
— Bien. ¿Quieres escuchar como le hablo mal de ti? Por que si sí, créeme que no te gustara
— Estaré bien. Tranquilo — le asegure. El me miró unos segundos antes de acceder y darme un beso en la frente
— Cuidala, Vanessa.
— Dios que intenso eres
Alejandro se fue después de rodarle los ojos a su hermana pequeña. Quien me siguió dedicando una sonrisa
— Sinceramente jamás creí que te conocería... — acepta después de un rato en silencio —. Mi relación con mi hermano no era la mejor, hasta que llegaste tu, y bueno..., hablaba en serio cuando te dije que gracias a ti el había cambiado..., gracias Abril
— Yo..., no tenía idea de eso
— Lo sé — ella sonrió de lado haciendo una pequeña pausa —. Nunca habla de su familia..., nunca a tenido una buena relación con nosotros..., o bueno, con nuestros padres
— ¿En verdad a cambiado tanto?
— Demasiado. Si algún día vuelves a conocer al Alejandro que todos conocían, te darás cuenta que no se parece ni en lo más mínimo al Alejandro de ahora...
— ¿Sabes? La primera vez que lo vi fue tan inexplicable todo..., pareció un momento de película. Yo acababa de tener una pelea con mi ex novio, y bueno, digamos que estuvieron a punto de atropellarme. Él me salvo— el significado de esa última oración era más profundo de lo que parecía.
Alejandro me había salvado. Y lo seguía haciendo. Me había ayudado a salir de ese pozo tan oscuro en el que me encontraba. Alejandro me ayudó a volver a sentir. A perder el miedo. A volver a amar. Alejandro había iluminado mi camino. Me había tomado de las manos guiándome en un pasillo donde solo había oscuridad. Él me guió cuando todo estaba oscuro. Él había sido la luz entre tanta nubosidad..., Alejandro era quien me había dado las fuerzas para cambiar, para poder avanzar...
— Espero algún día me puedas contar como fue todo... — murmuro la chica con una sonrisa de lado —. Quiero conocer la historia de amor tuya y de ese tonto. — ella hizo una pausa antes de hablar, pero esta vez, la sinceridad ahogando su voz —. Me alegro tanto que mi hermano te haya encontrado...
Dicho esto, me dio un corto abrazo, para después alejarse, e invitarme a volver a dentro.
En cuanto entramos la mirada de Alejandro se topo con la mía como si hubiera estado esperándome. Me sonrió con tanta delicadeza que sentí mis piernas intentar fallarme. Una vez estuvimos a su lado, el me tomó por la cintura atrayendome hacia él. Sentí mis mejillas ponerse rojas cuando todos sonrieron al notar ese gesto, pero tuvieron la consideración de no decir nada al respecto