El Chico De La Mesa 4

CAPÍTULO VEINTINUEVE

 

 

XXIX. La carrera de Go Karts

 

 

Alejandro Schieber

 

 

Un suspiro de frustración salió de mi, cuando la puerta del apartamento de cerro, dando a entender que ella ya se había ido

 

Habíamos discutido por algo sin sentido. Por algo que se pudo haber evitado. Quería que ella parara con ese tema pero no lo quería aceptar. Le agradecía que se preocupara por mi, pero ella debía de respetar los temas de los cuales yo no quería hablar

 

Tome las llaves de mi auto y salí de ese edificio sintiendo el enojo y frustración recorrer todo mi cuerpo 

 

Llegue a uno de mis bares, y me dirigí hacia la barra

 

— Señor, un gusto volverlo a ver aquí. ¿Quiere algo de tomar?

 

— Traeme un whisky doble

 

El empleado sólo asintió para después ir por lo que le había pedido. Suspiré nuevamente antes de llamar a Henry

 


¿A caso esta por caer una tormenta? ¡Él mismo Alejandro Schieber me a llamado! ¿A qué se debe esta llamada tan inesperada?

 

— Déjate de tonterías. No estoy de humor. ¿Dónde estás?

 

— En la oficina. ¿Paso algo?

 

— ¿Puedes venir al bar?

 

— ¿Al mismo de siempre?

 

— Si, a ese

 

— Bien, ahora salgo. ¿Quieres que llevé a algunas amigas?

— Tengo novia Henry

 

— ¿Y?

— Solo ven y ya

 

 


Pasaron unos minutos cuando note como entraba al bar como si fuera una super estrella. Se acomodo el cuello de su camisa con ambas manos, antes de quitarse los lentes del sol, y buscarme con la mirada

 

Llegó a mi lado antes de sentarse y mirarme

 

— ¿Y bien? ¿Qué pasó? ¿Discutiste con Abril? — pregunta. Yo frunci mi ceño

 

— ¿Cómo es qué lo sabes?

 

— Nunca me llamas solamente a mí. O mejor dicho, tu nunca me llamas. Pero eso no importa. ¿Sí discutiste con ella?

 

— Lo hice...

 

— ¿Tan fuerte estuvo para que no lo solucionaran en ese momento y ahora estés aquí? — preguntó, algo confuso — ¿A caso ella ya se entero de...

 

— No — lo interrumpo. El suspiro de alivio, antes de volver a prestarme atención —. Hace algunos días le conté sobre mi familia. La mayor parte de todo. Pero, ella hoy insistió tanto con que buscará a mi madre, que no me pude controlar y empezamos a discutir

 

— Comprendela, Alex. Ella solo busca que tu estés bien. Siendo honestos, extrañas a tu mamá. Y los dos lo sabemos

 

— Eso es mentira. ¿Cómo puedo extrañar a alguien a quién solo le interesaba su hija? ¿Cómo se puede extrañar a alguien que a pesar de todo lo que has hecho, te culpa del pasado que le tocó vivir?

 

— Ambos estaban molestos en ese momento. Y cuando una persona está molesta, dice cosas de las que se arrepiente después...

 

— Y se arrepienten de esas palabras porque son la verdad que ellos intentan ocultar pero que no dejan de sentir — lo interrumpo. El frunció un poco los labios antes de suspirar

 

— Bien. Dejemos ese tema a lado. Y volvamos con Abril. ¿Qué harás?

 

— No lo sé. No quiero hablar con ella. No en este momento

 

— Entonces dense su espacio. Esperen un momento a que la marea se calme para después poder hablar y solucionar sus problemas

 

— Jamás me creí hablando contigo sobre esto — confieso, bebiendo un poco de mi bebida. El sonrió antes de hablar

 

— Ni yo. De ser un ser que te guiaba por el camino del mal, a un consejero del romance. Pero por algo somos mejores amigos

 

— A veces si que eres soportable — murmure, pero en ese momento el añadió

 

— Porque tu quisiste tener novia. Pudimos habernos casado y tener cinco perros y tres gatos. Maldito hombre prometedor

 

— ¡Yo nunca te prometí eso! — me excuso, provocando que el me viera indignado

 

— ¡Pero me diste esperanzas!

 

— ¡¿Cuándo?!

 

— ¡Cuando me decías que ninguna chica te interesaba!

 

— ¡¿Y a caso alguna vez te dije que tu me interesabas?!

 

— ¡No pero, mírame! ¡¿A quién no le interesaría?!

 

— ¡Retiro lo dicho! ¡Eres insoportable!

 

— ¡Y tú un prometedor!

 

Las pocas personas que habían en el bar se nos quedaron viendo debido a nuestra pequeña discusión. Ambos nos quedamos en silencio, hasta que él habló

 

— ¿Quieres hacer algo para olvidarte de la discusión? ¿O planeas embriagarte hasta que termines llamándola pidiéndole perdón y...

 

— ¿Cuántas películas has visto?

 

— En mi viaje a México vi una novela muy popular que se llamaba "La rosa de Guadalupe". Esa novela me dejó marcado. Cosas que pasan día a día...

 

— Déjate de tonterías. ¿Qué quieres hacer?

 

— ¿Yo? Volver con mi ex, pero no se puede.

 

— Concéntrate, Henry

 

— ¡Oh, sobre lo otro! — exclama, volviendo al tema anterior —. ¿Alguna vez has competido en carreras?

 

— No. ¿Por?

 

— ¡Vamos a una carrera de Go karts!

 

Lo mire sorprendido, pero antes de que pudiera decir algo, el ya estaba caminando hacia la puerta. Lo seguí antes de que este subiera a su auto. Me senté en el lado del copiloto antes de que esté comenzará a adentrarse en la carretera.




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