El Chico De La Mesa 4

CAPÍTULO TREINTA Y UNO

 

 

 XXXI. El día del exámen 

 

 

Abril Martinelli

 

 

Al día siguiente

 

 

— Me tengo que ir. Ya se me hizo tarde — le digo a Alejandro, quien me mira antes de asentir

 

— Yo también ya me tengo que ir. ¿Quieres que te lleve? — me pregunta, después de revisar la hora en su reloj. Yo negué

 

— No, no te desvío más. Nos vemos — murmuro, dándole un beso en los labios, para después tomar mi mochila, y dirigirme hacia la puerta del departamento

 

— Adiós ¡Suerte, te amo! — grita desde la cocina, no pude evitar sonreír antes de contestarle:

 

— ¡Y yo a ti!

 

Salude al portero y al guardia, quien me contestaron con un "Buenos días".

 

Comencé a caminar lo más rápido que pude, para intentar llegar a tiempo, mi exámen sería hasta la última hora de clases. Pero la maestra que me tocaba en unos minutos, daría a conocer la fecha de su exámen, y también una pequeña guía. Por lo que tampoco podía llegar tarde

 

Llegue al campus con siete minutos antes de que la clase comenzará, por lo que me apresure a tomar lo que necesitaba en mi casillero, y de ahí salí prácticamente corriendo hacia el edificio. Solamente faltaba un minuto para que la campana timbrara cuando yo cruce la puerta del salón. Me dirigí hacia mi mejor amiga, que en cuanto me vio me sonrió

 

— ¡Por dios! ¡Creí que no llegabas! — exclama, una vez que estoy sentada a su lado

 

— Yo también lo creí — le aseguro, provocando que ella riera

 

Las clases comenzaron a pasar, y durante todo el día no vi a mi mejor amigo, debido a que hoy teníamos cursos diferentes, y no nos topamos. A Andrea solo la vi en las primeras tres horas, después, tampoco supe nada de ella por lo mismo de los cursos.

 

La última hora llegó y yo me dirigí hacia el salón de clases, llegando cinco minutos antes de que esta empezará.

 

El profesor entró, haciendo que todos guardarán silencio. Después de darnos las mismas explicaciones, nos dio el exámen a cada uno.

 

Me había pasado casi toda la noche estudiando, tenía que salir muy bien en lo exámenes, no me podía permitir que me quitaran mi beca que con tanto esfuerzo y dedicación me había ganado 

 

El tiempo comenzó a pasar y cada con cada movimiento de la flecha del reloj, sentía como me tensaba cada vez más. Cómo me bloquea cada vez más. Yo me sabía cada respuesta del exámen, lo sabía porque lo había repasado tantas veces que me lo había aprendido al pie de la letra. Pero me sentía bloqueada, no recordaba nada.

 

Comencé a mover mi pierna frenéticamente. Cerré mis ojos intentando recordar, pero nada venía a mi mente. Estaba completamente en blanco

 

— Diez minutos y recojo el exámen — habla en voz alta

 

Solo había respondido las primeras cinco preguntas. Y al ver que no podría recordar, comencé a responder todo con la intención de poder tener alguna correcta

 

— Entreguen los exámenes — vuelve a hablar. No había respondido las últimas siete preguntas, por lo que no sabria que también me había ido, aunque estaba segura que no aprobaría el exámen.

 

Sali de aula, derrotada. Guarde algunas cosas en mi casillero, antes de ver cómo mi mejor amiga venía hacia a mí. Junto con Diego

 

— ¡Hola niña! ¡Lo logramos! ¡Creemos que nos fue muy bien en el exámen! — habla emocionada mi mejor amiga

 

— ¡No olvide ninguna respuesta! ¡Fui de los primeros en terminar! Por primera vez en mi vida, no dudo en las respuestas que puse —yo sonreí algo triste

 

— ¿Y a ti cómo te fue? — pregunta, yo suspiré pesadamente

 

— Dudo que pase el exámen — murmuro. Ellos compartieron una mirada, sorprendidos.

 

— ¿Tú reprobando un exámen? —habla Diego, notablemente sorprendido

 

— ¿Qué fue lo que pasó? — pregunta. Yo sonreí, mordiendo un poco mi labio

 

— Simplemente lo olvidé. Olvidé todo. No supe porque. Me había esforzado tanto — sentí como un nudo se formaba en mi garganta

 

— Abril... — susurró, Andrea; antes de abrazarme

 

Intente con todas mis fuerzas tragarme todos lo que sentía en ese momento, pero sentía cada vez como la frustración se adueñaba más y más de mí. Me aleje de ella, limpiando las lágrimas que habían escapado

 

— Verás que todo saldrá bien. El profesor sabe lo mucho que te has esforzado, tal vez no afecte mucho el examen en tu calificación

 

— El examen valía más del cincuenta por ciento de la calificación. — lo interrumpo. Ellos volvieron a compartir una mirada, sin saber que decir —. Me tengo que ir a la cafetería. Nos vemos después — luego de despedirme de ellos salí de ahí.

 

Llegue a mi trabajo, y me puse mi uniforme. Lean me sonrió a modo de saludo, pero siguió concentrado atendiendo a los demás clientes.

 

Yo hice lo mismo que él. Y así se me comenzó a pasar toda la tarde. Sentía mi ánimo por lo suelos debido a lo de hace unas horas. Mi hora de salida llego, y me apresure para llegar al departamento de Alejandro, mañana tenía otro exámen, y esperaba que me fuera mejor que el de hoy

 

Desde muy pequeña mis padres me habían inculcado que mis estudios estaban antes que todo. Que si era la mejor, las personas se sentirían orgullosas de eso. Cientos de veces tuve que quedarme en casa para estudiar y salir bien. No tenía muchos amigos por lo mismo, la mayoría se me acercaba para que les pasara tareas, o les ayudara con algo relacionado a la escuela




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