LX. Las tres personas
Abril Martinelli
Hacia demasiado que no visitaba la cafetería en la que durante años había trabajado, y ahora me encontraba aquí, tomándome una malteada de chocolate, al mismo tiempo que miraba a Rafael volverse loco con Lean
— ¡No entiendo como te he soportado todo este tiempo! — exclamó Rafa, histérico
— Porque me amas, yo lo sé. ¿Quién no me ama a mí? — yo reí un poco, antes de que mi ex jefe me volteara a ver
— ¿No quieres regresar a trabajar para poder darle un descanso de por vida a este? — me pregunto, y justo iba a hablar cuando Leandro lo hizo
— Mesesito ya ni necesita trabajar, ahora que se case con Alejandro no necesitara mover ni un solo dedo — sentí como se me atoraba la malteada al mismo tiempo que me ponía roja
— Veo que le agrado mucho la idea de casarse — dijo Nala riendo
— Le romperías el corazón a Alejandro mesesito, no te recordaba tan rompe corazones
— No, no, no. No es que no me agrade la idea, solo que nunca había pensado en eso
Mentirosa
— Eso es un si a casarte con Alejandro — dijo mi jefe, ignorando por completo lo demás que había dicho
— No lo sé...
— Entonces es un no — continuo Nala
— ¡Pobre de mi Alex! ¡Va a sufrir demasiado cuando se entere! — exclamó dramáticamente Lean
— ¡No estoy diciendo que no me quiera casar con él! Si me gustaría, y mucho. Pero ninguno de los dos ha hablado de ese tema, creo que estamos bien así.
Y justo en ese momento, la puerta de la cafetería se abrió, al mismo tiempo que bastantes voces muy familiares se escucharan
— ¡Abril! ¡Doy gracias al cielo que estés aquí! ¡Ya no soportaba a tu novio! — exclamó Joana, saludandome con un beso en la mejilla, seguida de Teresa
— Ha estado con un humor — murmuro Teresa rodando los ojos fastidiada. Yo mire a mi novio, quien efectivamente se miraba mucho más tenso que otros días
El se sento a mí lado después de darme un pequeño beso en los labios
— Jamás será necesario mencionar eso. Además, ¿ella que solucionaría? — preguntó provocando qué todos estallaran en carcajadas
— ¡¿De verdad preguntas eso?! — preguntó Henry — Alex, todos en este lugar, sabemos que Abril te alegra tu día con solo existir, y no es nada que puedas ocultar o negar
Yo sentí mis mejillas sonrojarse cuando el solo hizo una mueca sin negar nada
— No puedo discutir eso — susurro bajito, yo le sonreí antes de que él tomará de mi malteada
— ¡Oye! — me queje, el hizo una mueca antes de mirar a Nala
— ¿Podrías traerme una limonada con unas tartaletas de fresa? Por favor — yo desvíe la mirada transportandome por un momento a hace unos años atrás
"— ¿Me puedes recomendar algo?
— Tal vez, le recomiendo una limonada, con tartaletas de fresa, es la especialidad de hoy
— Pues, entonces quiero eso"
Una sonrisa se dibujo de inmediato en mi rostro, recordando ese día en el que él puso un pie aquí.
— Pero por favor, que la limonada no la haya tocado Abril — le pidió y yo reí, recordando también ese momento
— No me quedó tan mal ese día — intente defenderme
— Te quedó espantosa — dijo Leandro
— Por lo menos tuve un muy buen recuerdo de ese día — dije con una sonrisa, Alejandro rodó los ojos
— Y yo con un dolor de panza...
El momento comenzó a pasar y note como mi novio se relajaba lo suficiente y dejaba de estar tan tenso. Note como mi teléfono se iluminaba con un mensaje de mi mejor amigo, preguntándome si estaba ocupada ya que quería hablar conmigo y con Andrea en el mismo parque de siempre
— Tengo que irme —, avise poniéndome de pie
— ¿Pasa algo? — pregunto mi novio, yo negué
— Diego necesita hablar conmigo y con Andrea — note como miraba a los demás con una expresión difícil de decifriar — ¿Esta todo bien? — pregunte este vez a mi novio, quien me miró antes de suspirar
— Ve con mucho cuidado, si me necesitas llamame — me dijo, yo asentí algo confundida
— ¿Podrías darme la cuenta, Nala?
— Tranquila, yo pagó — me contestó mi novio, yo le sonreí en forma de agradecimiento antes de darme la vuelta y salir de ahí.
Una vez que llegue, sentí una extraña sensación de nostalgia ver a mis dos amigos. Los salude a ambos y note que algo no andaba bien cuando Diego me abrazo un poco más de lo normal
— ¿Y bien? — pregunté mirándolo — ¿Qué pasa? — él apretó un poco sus labios antes de hablar
— Me voy del país, Abril...
Todos en algún momento hemos tenido un amigo que sentimos que es nuestro hermano de otra madre. Que ha estado con nosotros en nuestros momentos más difíciles. Que creció a nuestro lado. Que compartió miles de experiencias junto a nosotros. Que nos vio desde nuestro punto más alto hasta el más bajo. Todos hemos tenido esos amigos por los cuales daríamos la vida. Que son nuestra otra mitad, y que si en algún momento se van, el hueco que dejarían en nuestro corazón sería realmente grande y horrible.
Asi que cuando esas palabras salieron de la boca del que por años había sido mi mejor amigo, pude sentir como mi mundo se detenía por un pequeño instante. Pude sentir como una parte de mi se iba aún cuando el siguiera aquí.
— ¿C-cuando te vas? — pregunte en un susurro casi inaudible
— Hoy...
El sentir tantas emociones en un solo momento no era mi fuerte, la gran mayoría de las veces no sabía cómo manejarlas y fácilmente me podía derrumbar en un instante. Pero esta vez fue distinto. No lloré, tampoco me moleste, mucho menos me puse feliz, solo sentí un vacío y a la vez nada. Mire a mi mejor amigo, rogando porque fuera una broma
— ¿Lo dices enserio? — él solo asintió
— Hace unos meses mi padre me ofrecio el puesto de presidente en una de las sucursales de Estados Unidos, lo pensé demasiado durante semanas, tenía miedo de dejarlas a ambas y que en algún momento me necesitarán, pero después me di cuenta que las dos estarían bien sin mí, y decidí aprovechar los últimos momentos con ustedes
— ¿Porqué no nos dijsite nada?
— No quería que esos momentos dolieran mientras ocurrían. Eran recuerdos que quería tener bien grabados en mi memoria, y no quería ni un rastro de tristeza por su parte
Yo mire a Andrea, quien solo me miraba a mi bastante triste y preocupada, y entonces fue cuando uní varias cosas
— ¿Tú lo sabias? — ella suspiro antes de asentir
— Me entere hace unas semanas — yo apreté los labios, sintiéndome en blanco.
Muchas veces me había imaginado el momento en el que me tuviera que despedir de mis amigos, e incluso tenía todo un discurso para que la despedida doliera menos. Pero ahora, en este momento, ni siquiera sabía que hacer o como actuar.
— ¿Estás molesta? — hablo Diego. Yo lo mire de nuevo
— ¿De verdad es lo que quieres?
— Es mi oportunidad para demostrarle a mi padre que soy realmente capaz de manejar la empresa en su totalidad
— Pero, ¿es lo que quieres? — el asintió
— Tu mejor que nadie sabes que sí
Apreté de nuevo los labios, antes de sentir que mis ojos se llenaban de lágrimas
— Te voy a extrañar tanto Diego — le susurre abrazándolo, el me devolvió el abrazo y pude sentir como unas lágrimas caían de su parte en mi hombro
— Te quiero muchísimo Abril — susurro, sentí mi corazón doler en ese momento
Fue sentir que finalmente reaccionaba, y el dolor de saber que una de las personas que durante tantos años me había acompañado se iría no tardo en hacerse presente.
— Y yo a ti. No tienes ni la menor idea de cuánto te voy a extrañar
Mire por encima del hombro y note como Andrea miraba todo, por lo que abrí mi brazo para que se uniera a nosotros, algo que de inmediato hizo.
Y ahí nos encontrábamos las tres personas que por tantos años habían sido amigos.
Las tres personas que se habían acompañado por tanto tiempo despidiéndose de una de ellas. Y es que después de que Diego se marchará, nada sería igual, todo cambiaría. Las salidas con Andrea ya no serían las mismas sin él. No los vería peleándose cada tres segundos. Tampoco tendría a mi confidente a mi lado. Una parte de mi se iría con él. Porque fue en la primera persona que confíe, y fue la primera persona que realmente se esforzó por quedarse en mi vida
Si hace diez años me hubieran dicho que yo y mis amigos nos separariamos de la noche a la mañana jamás lo hubiera creído por el hecho que más de una vez prometimos que estaríamos juntos siempre. Pero ahora me doy cuenta que el término estar juntos puede tener tantos significados de perspectivas tan diferentes. Porque sí, nosotros tres seguiríamos unidos a pesar de la distancia, porque sabíamos que si en algún momento uno necesitaba del otro, solo bastaría con que nos llamaramos para estar todos ahí. Porque eso hacían los verdaderos amigos, estar ahí cuando más lo necesites
Y dolía, demasiado. Alejarte de una persona siempre dolería aunque lo negaramos. Y bueno, cuando Andrea y yo nos tuvimos que despedir de él en la sala de abordaje del aeropuerto, fue sentir un gran vacío
"Cuídate mucho, Abril. Estaré esperando la noticia de tu boda"
Si, eso fue lo último que me dijo el maldito antes de irse. Mire a mi mejor amiga, quien estaba igual de triste que yo. Nuestras miradas se conectaron y solo nos pudimos sonreír antes de que me abrazara.
— De ahora en adelante seremos solo nosotras dos — susurro, yo negué
— Te falto ese virtualito — ella rio, antes de que nos acercaramos al gran ventanal, viendo como el avión despegaba después de varios minutos
Salimos de nuevo de ahí, en un silencio muy extraño de describir
Baje del auto cuando estábamos frente al edificio donde vivía con Alex. Subí al departamento y cuando abrí la puerta, note que mi novio se encontraba en la sala
Él me miró preocupado antes de que me sentará a su lado
— ¿Estás bien? — preguntó, yo lo miré
— ¿Porqué no me lo dijiste? — pregunté, él suspiro desviando la mirada
Sabía perfectamente a lo que me refería, el sabía sobre qué Diego se iría del país
— Él me pidió que no lo hiciera. No quería que sus últimos momentos juntos se hicieran amargos
— Pude haberlo disfrutado más
— ¿Estas molesta por eso? — preguntó después de un rato en silencio, yo negué
— No, sólo que dolió verlo irse — susurro. Mi novio me acercó abrazándome
— Era una gran oportunidad
— Lo se, pero eso no quita que doliera
Ambos nos quedamos en silencio un rato, yo suspiré antes de sonreír recordando lo último que había dicho
— Lo último que me dijo fue que esperaba la noticia de mi boda — dije mirando la reacción de mi novio, quien sonrió de inmediato
— Pues tendremos que darnos prisa para no hacerlo esperar tanto — yo reí divertida
— Claro, mañana le dio la noticia — dije sarcástica
— Muy bien, le diré a mi hermana que te ayude a organizar todo para que no se te haga tan...
— Espera, ¿qué? — dije confundida
— ¿Creías que lo decía de broma? — preguntó divertido, yo sentí que la sangre abandonar mi cuerpo
— Estas loco, Schieber
— ¿Por querer casarme contigo?
— Para hacer una boda se necesitan muchas cosas y es demasiado apresurado...
— La más importante es el dinero, y ambos sabemos que esa es nuestra menor preocupación — dijo recordándome lo estúpidamente rico que era —. Y no nos casaremos mañana, puede ser en unos meses o cuando quieras
— Insisto, estas loco
— ¿Y eso es un...?
— ¿De verdad me estas proponiendo matrimonio? — pregunto alzando una ceja divertida
— Créeme, si lo dices por la forma por como te la estoy pidiendo solo estaba esperando la oportunidad para hacerlo; por mi hubiera comprado toda una isla con tal de que el momento fuera único, pero seguramente odiarías eso. Contigo no me sale lo de derrochar dinero
— Si que me conoces — dije riendo, el solo sonrió
— No por algo llevo enamorado de ti tantos años — dijo jugando con los dedos de mis manos — ¿Entonces?
Pude notar cierto nerviosismo en su voz y supe que iba enserio cuando comenzó a juguetear con los dedos de mi mano desesperado
Yo lo mire, recordando por milésima ocasión cada momento que pasamos juntos y lo felices que fuimos y éramos.
Y esque jamás me cansaría de recordar porque me enamore de él y porque lo elegí para amarlo, porque a lo largo de mi vida había tomado miles de decisiones de las cuales de ninguna estaba segura, pero si algo tenía claro, era que amar a Alejandro no era una de ellas. Haberlo escogido a él para ser el amor de mi vida había sido el mejor acierto de mi vida
— Tendré que hacer una llamada urgente....