Simplemente me dejo guiar por Jack, no tengo ni la menor idea de a donde vamos, sólo me subí al auto de él. En el camino miles de preguntas abundan por mi cabeza, tanto buenas como malas, estar con Jack me tranquiliza un poco pero aún así no puedo dejar de pensar en Matt.
*Esperamos pronto hacerlo oficial*
Esas repugnantes palabras retumban en mi cabeza, causándome tremendas pulsaciones en el cerebro. Por un momento me desconecté del mundo y sólo me centré en esa horrible imagen que viene a mi mente cada que el ambiente se queda en silencio y, sólo queda espacio para recordar...
El asco invade mi cuerpo, ¿Cómo pudo besarle? ¿Cómo no pensó en que yo podría verlo? O tal vez ese era el objetivo, que viera esa escena y entonces se desharía de mí, tal vez eso es lo que quiere...
—Llegamos.— Su dulce voz me hace recordar que ha estado a mi lado todo éste tiempo, y vuelvo a la realidad.
—¿Me ayudas?—Indiqué la puerta, él sonrió como respuesta, al bajar rodeó el auto y me ayudó a salir de él.— Gracias.
Sólo eso digo, antes de fijar la vista en el paisaje frente a mí, observando cada detalle de ello, no soy muy buena en eso de las citas, pero estoy segura que éste no es uno de los lugares a los que se acostumbra llevar a una chica.
—¿Qué es éste lugar?—Pregunto sin despegar la vista de ello, lo siento acercarse y tomar mi hombro.
—Es un lugar de niños huérfanos.— Ahora comprendo por qué tanto niño corriendo por todo el patio, pero ellos se miran tan felices, como si sólo vivieran el momento y se olvidaran de todos sus problemas, pero.¿Qué hace aquí un chico como Jack?— Sé lo que te estarás preguntando, ahora mismo— hace una pausa— invierto casi todo mi dinero aquí, con éstos ángeles inocentes, con el tiempo me he encariñado, al principio lo hice como una beneficencia de mi padre, pero algo salió mal, papá movió sus inversiones a otro país, pero con lo que me envía cada mes, es suficiente para donar algo a éstos chicos.
No es cierto...¿Jack ayuda a los niños sin hogar? Es lo más dulce y adorable que alguien puede hacer en su vida, más cuando es por una razón noble.
—Ahora vamos. —Avanzamos hasta adentrarnos al lugar, la encargada que nos recibió, lo hizo con una gran sonrisa en el rostro y una felicidad inmensa al ver a Jack, cómo si se conociera de años y hubiera un gran lazo furtivo.—Te van a encantar mis niños.— Me dice antes de entrar a uno de los grandes salones dónde se encuentran al menos unos quince niños, algunos coloreando, otros jugando con unos pocos juguetes que tienen, al vernos llegar todos se abalanza a los brazos de Jack, no puedo evitar soltar una pequeña risa de alegría y conmoción, al ver como unos luchan por colgarse de los brazos, uno de su espalda y otros cuantos por unirse al gran abrazo que Jack forma rodeando a los niños, algo así como 'abrazo grupal'.
—¡Miren!— Grita un una voz aniñada y me apunta —¡Jack ha traído a su novia!— No pude evitar sonrojarme ante aquel disparate. Jack alza la vista a mí, observando cómo me pongo colorada.
—Es una amiga.—Lo corrige.
Ahora los niños se pelean todos por abrazarme al mismo tiempo, hago lo mismo que Jack y los junto a todos en uno grupal.
—¿Quieren escuchar una historia?— Pregunto sentándome en el suelo, mientras todos corean un 'Sí' como respuesta, acomodándose todos formando un gran circulo a mi alrededor, preparándose para escuchar la historia, Jack sólo me mira recargado en la pared más cercana, observándome con una pequeña sonrisa que se asoma en la comisura de sus labios.
—Esta es la historia de una niña que a pesar de tenerlo todo con sus padres, le faltaba algo muy importante, amor, atención. A consecuencia de ello, la felicidad no llegaba a ella, conseguir la atención de sus padres se convirtió en un objetivo tan grande que solo consiguió convertirse en una niña malcriada.
Con el tiempo, descubre que lo que más le apasiona es expresarse en los dibujos, que cada vez que lo hace una emoción inexplicable la invade, entonces descubre que nunca fue importante conseguir la atención de sus padres, sino centrarse en ella misma —
Hago una pausa para formular una pregunta— ¿Cuál es la conclusión de la historia?
Uno de los pequeñines alza la mano y le doy la palabra.
—La felicidad está en nosotros mismos.
* * *
Al llegar a casa, justo estamos parados en el umbral de la puerta, aún no me atrevo a entrar sin antes darle las gracias a Jack por todo, por el maravilloso y humilde día, ver como esos niños lo adoran, y escucharlo llamarlos 'pequeños ángeles', éste chico se merece todo un imperio, es tan adorable y noble, tiene todas las características que jamás miré en un chico.