Presente
-Creo que nos perdimos- Afirmó un chico de pecas en el rostro, los otros cuatro que lo seguían pararon su curso y lo volvieron a ver.
- ¿Pero qué dices?- le dijo la chica de permanente ceño fruncido y falsa sonrisa.
- Qué nos hemos perdido- Repitió el chico pecoso.
- Definitivamente el señor Martínez nos matará- Sentenció el último de la fila, este mismo se acomodó sus gafas y terminó tumbado en el suelo.
-Nadie nos va a matar- gruñó Mariana, la chica del eterno ceño-, así que levántate de una vez Sebas, déjate de quejas y camina. Aún nos falta mucho por recorrer- Sebastián suspiró resignado y cómo pudo se levantó mientras que, con ambas manos limpiaba los restos de hojas secas de su pantalón.
Un relámpago atravesó el cielo y con un estruendoso ruido se dejó caer. Todos enmudecieron.
- Deberíamos buscar la salida- dijo Sam, el chico de las pecas.
- No- volvió a replicar Mariana-, hemos estado aquí tanto tiempo, mucho, no me voy a ir ahora sin nada.
Todos los demás se miraron entre ellos. Ella tenía razón, sin embargo no hicieron nada hasta que su líder Sam, habló.
- Está bien - Suspiró derrotado- seguiremos.
Y dicho esto los otros comenzaron a caminar de nuevo, todos menos una, que miraba con melancolía el eterno bosque que dejaban atrás.
- ¿All? -Dijo la voz de Sebas, el chico de anteojos-, tenemos que seguir.
Pero ella no se movió, ni tampoco dejó de tener aquella mirada pérdida de entre los árboles.
- ¿Qué pasa?- preguntó Sam, volviendo después de ver que, aquel par no lo seguían.
- All no parece estar bien- le dijo, Sam tomó el brazo de su compañera y All pestañeó observando con un gesto curioso a su líder.
- ¿Todo bien? - Le preguntó, sin embargo aquella chica no le respondió- ¿All?
- Es el bosque- Le dice volviendo a mirar el arrebol.
- ¿Qué?
- Está llorando.