Una de las ventajas de tener un "amigo secreto por chat" es que puedes ir a todos lados y siempre estarás con él. Últimamente hablábamos mucho, desde que me levantaba para ir a clases nos empezábamos a escribir. Cada día le hacía una pregunta distinta y el me la devolvía. A veces eran preguntas triviales como nuestra comida favorita o si preferíamos kétchup o mostaza. En cambio a veces nos hacíamos preguntas difíciles de responder como la que me acababa de hacer.
Edu : ¿Alguna vez te has enamorado?. No hablo de que te guste alguien, hablo de amor, de eso que se siente desde el alma.
No entendí por que razón pero la primera persona que me vino a la mente fue Alex y era absurdo. Lo único que sentía por ese estúpido era repugnancia y deseos de partirle la cara.
Estuve unos minutos intentando formular una respuesta pero no sabía muy bien que decir. El amor es el sentimiento más complicado que podemos experimentar.
Mise : No, nunca me he sentido lo suficientemente atraída por alguien como para llamarlo amor. El amor es una palabra muy fuerte que quizás nunca llegue a sentir.
Edu : Por supuesto que si, amar es algo involuntario. Sucede de la manera mas inesperada y cuando te das cuenta ya sucedió. Amar es difícil y fácil a la ves. Amar es tantas cosas, tantos matices, altibajos, sueños. Deberías sentirlo alguna ves.
Mise : Hablas como si hubieras amado a alguien.
Edu : Si, hace tanto tiempo ya que ni recuerdo lo que se siente. Estar enamorado es difícil y más si esa persona ya no nos quiere ver.
Mise : Lo siento mucho..
Edu : No, no lo sientas, amar es una de las mejores cosas que nos pueden suceder. No importa si esa persona se fue para siempre, si está a nuestro lado o a miles de kilómetros, lo importante es amar mientras podamos...
—¡Mise te estoy hablando! —La voz de mi amiga me devolvió a la realidad.
Levanté la vista y ambos, Ethan y Lía me estaban mirando de una forma rara.
—¿Qué sucede? —Le pregunté mientras guardaba mi móvil en mi mochila.
—Nada, tu eres la que esta rara últimamente. —Remarcó "rara" Ethan.
—Ah habló el que se pasa todo el día dormido y se niega a explicarnos el por qué.
Él me miró con mala cara pero fue Lía la que intervino. —No cambies de tema.
Entonces me di cuenta de algo que no había notado hasta ese momento. Llevaba dos semanas con el mismo look. ¿Qué estaba pasando con esa chica rebelde que cambia de looks con la misma frecuencia que yo de bragas?
—No pasa nada, sólo estoy ocupada en una cosa. —Le respondí de mala gana.
—Esta tiene novio y no nos quiere decir —Ethan adoptó una postura de detective, sólo faltaba que en ves de estar en la cafetería de la escuela nos encontráramos en un cuarto oscuro con una lámpara cerca de nuestros rostros y sería la escena de película de los 80 perfecta.
—¿Qué? Claro que no, sólo estoy ocupada y ya. No porque sean mis amigos tengo que contarles todo.
Lía puso los labios apretados en línea recta por unos segundos pero de inmediato cambio su expresión y sacó su labial para retocarse antes de ir a clases.
—Lo que sea —Le restó importancia —Como te estaba diciendo. ¿De qué vas a ir disfrazada este Halloween?
—¡No! Lo había olvidado. Había olvidado la fiesta de disfraces.
—No —Gritó Lía.
—Si
—No
—Si
—¿Se van a dejar de ñoñerías alguna vez? ¿No se dan cuenta que todos nos están viendo con mala cara? —El chico se cubrió el rostro con las manos. Y si, nos estaban observando pero eso a mi y a Lía nos daba igual.
—¿Creen que aún tenga tiempo para comprar un disfraz decente?
—He, lo dudó. Vas a tener que ir con la típica sábana fingiendo ser un fantasma. —Soltó Ethan riendo.
—No seas pesado.
—Ah yo soy pesado...
Y así comenzaron de nuevo a discutir. Era un hecho que ambos no se soportaban y al mismo tiempo estaban hechos el uno para el otro. Otro hecho era que necesitaba dos cosas. Una era conseguir un disfraz y el otro era el más difícil, lograr que mi mamá me dejara ir a aquella fiesta. Tuve toda la tarde para eso. Lo del disfraz fue lo de menos. Encontré uno en la tienda de un chino, era el típico conjunto que usaban las baronesas en su momento compuesto por un vestido largo de encaje rojo y una máscara de esas que sólo cubren los ojos y están llenas de lentejuelas y brillantinas. No estaba taaan mal, de hecho tuve suerte de encontrar algo así aunque sabía que iba a bajar de peso por el calor que me proporcionaría dicho vestido.
Ahora bien, la otra hazaña que realicé en la que salí victoriosa fue en la de lograr el permiso de mi madre. Se que viéndolo así sueno a que era una adolescente de esas que no hacen nada por si solas pero si conocieran a la señora Aslan me entenderían.
—¡Te dije que no vas! —Rugió ella desde la cocina. —Ya viste en lo que terminó la última fiesta a la que fuiste.
—Pero...no es justo, todos mis amigos van a estar en esa fiesta.
—Miseria tiene razón Marta. Deja que se divierta un rato. —La mamá de Alex que últimamente vivía metida en mi casa me defendió y eso me puso feliz por un segundo pero al mismo tiempo se desvaneció con lo que añadió —Además mi Alex va con ella. Él la va a cuidar.
—Espera yo no... —Intenté intervenir pero mi madre me interrumpió con una repentina alegría.
—Bueno si Alex va contigo si. Puedes ir pero te quiero aquí temprano y nada de alcohol que conozco a tus amiguitos y se lo que hacen en las fiestas ahí unos contra otros dale que te pego apretándose unos contra otros y restregándose...
—Ya, mamá no especifiques que ya se que vivías en fiestas a mi edad.
—Hay se me quema el arroz. —Como es costumbre evitó el tema descaradamente y fingió que revisaba la cena.
La madre de Alex me miró y negó con una sonrisa. De esa forma me logre salir con la mía y fui a la fiesta con Ethan, Lía y Alex. Si, como lo leen, Ethan milagrosamente se brindó a llevar a Alex a la fiesta. Lía y yo nos miramos extrañadas. Hasta donde sabíamos ellos dos no se soportaban.
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Editado: 15.04.2022