El chico del segundo B parte 2

Capítulo 20 Una cita por todo lo alto.

Edu : Te escribo en nombre de Alex, dice que si quieres ir con él a un lugar. 😏

Mise : 😎 ¿A un lugar? ¿Es una cita?

Edu : Podría decirse que si 😌 

Mise : ¿Habrá comida? 😏

Edu : ¿Y esa pregunta ahora? 

Mise : Tengo hambre, estoy sóla en casa y me da pereza prepararme algo de comer, ni siquiera hay helado para robarle a Piter 😭

Edu : Descuida, al sitio al que iremos habrá mucho que comer 😏

Mise : Jum.. esa mirada me da que pensar. ¿Puedo confiar en que regresaré sana y salva a casa?

Edu : 😋 Por supuesto. Te espero detrás del edificio en unos minutos.

Mise : Creía que mandarías las escaleras, yo quería bajar por ahí 😪

Edu : 😐 sólo baja. 

No pude evitar sonreír cuando apagué mi celular y miré al techo ilusionada. Esa sería la primera vez que saldríamos como novios, sólo de pensarlo me daban escalofríos. Después de tanto tiempo por fin podía decir que estaba saliendo con él y eso era fenomenal. 

Al darme cuenta que me debía poner algo decente giré en el colchón de mi cama como una oruga y fui a dar al suelo, pero no me dolió el golpe, ya estaba acostumbrada. 

Quisiera decirles que hice la típica pasarela de película romántica donde la chica va a una cita y en dos minutos con una música animada de fondo se cambia de ropa como 10 veces y al final escoge el atuendo perfecto. Pues no, yo soy una chica normal, bueno, soy una chica indecisa y en el mundo real nosotras nos demoramos mucho más. Así que después de media hora me decidí por una blusa que me había regalado Lía, un short corto rojo y mis converses favoritos. En el cabello me hice lo de siempre, un chorongo y me pasé el cepillo para controlar algunos mechones rebeldes. Por último me puse un poco de maquillaje y puff salí como el correcaminos a toda prisa al ver la hora.

En cuanto doblé la esquina de la parte de atrás del edificio mis ojos lo enfocaron, estaba recostado de un auto muy lujoso que tenía un cartel que decía "Caro".

—Ya era hora, creí que cogería telas de arañas de tanto esperar. 

Puse los ojos en blanco —Tampoco fue para tanto. Ah, hola para ti también gracias por ser tan caballeroso y salu... —Mi voz fue callada por el contacto con su boca, ni siquiera vi en el momento en que se acercó a mí, estaba distraída hablando como para haberme dado cuenta.

—Te extrañé demasiado. —Me dijo después de separarse de mi para que tomáramos aire.

—Me viste ayer.

—¿Y qué? Fueron las horas más largas de mi vida. —Sus ojos azules me enfocaron y quise besarlo otra vez pero recordé en donde estábamos, mi vecindad  era conocido por estar plagada de gente chismosa. Si no quería que mi imagen con mi vecino fuera publicada en el periódico local debíamos salir de allí cuanto antes.

—¿A donde iremos? 

—Es una sorpresa —Respondió abriendo la puerta de su auto para que entrara. Antes de hacerlo le di un pequeño repaso, estaba vestido con unos pantalones negros y un suéter apretado azúl que se ajustaba a sus músculos. 

—Miseria —Llamó mi atención y pestañee como tonta —Deja de violarme con los ojos y entra de una vez que vamos tarde. 

Le di una mirada de odio y entré por fin al auto.

De esa forma nos pusimos en marcha. 

¿Nunca han tenido esa sensación de que están haciendo algo malo pero se siente tan bien que sigues haciéndolo? Justo eso estaba sintiendo en ese momento, sabía que mi madre me había advertido que me alejara de Alex, que por otro lado Rita me había dicho lo mismo y que él estaba muriendo lentamente, todo apuntaba al dolor, iba como una cabra hacia el matadero pero no me detenía. 

—¿Estás bien? 

Su voz me sacó de mis pensamientos y dudé en si decirle o no lo que me tenía pensativa.

—Si, estoy bien —Mentí y al intercambiar una miradita con él fingí que observada el paisaje por la ventanilla.

—Miseria, se que hay cosas que no te he contado y te prometo que hoy se van a acabar los misterios pero al finalizar el día, si después de eso decides que lo nuestro no puede seguir adelante al menos habré tenido una última cita contigo. 

Asentí con una sonrisa nerviosa, no sabía lo que iba a suceder y por segundos hasta me daban ganas de decirle que no quería saber nada pero la curiosidad me ganaba, si Alex estaba dispuesto a tener algo serio conmigo debía contarme su verdad y responder todas mis preguntas, fueran cual fueran las respuestas.

—¡Llegamos! 

Su exclamación me tomó por sorpresa, miré a los lados, estábamos frente a un enorme edificio. Sin decir nada salió del auto e hice lo mismo. 

—¿Estás preparada para tener una cita por todo lo alto? —Me preguntó estirando su mano para que yo la tomara.

Asentí y la tomé de inmediato, tras una pausa en la que sólo nos miramos nos adentramos en el edificio. 

Al poner un sólo pie en aquel lugar fue como si me hubiera adentrado en otro mundo, uno más lujoso y lindo que el mío. A donde quiera que iban mis ojos había algo caro, incluso el aire frío que nos acogió olía a dinero.

Quise matar al chico a mi lado por no haberme dicho que fuera mejor vestida pero me contuve. Tras hablar con una mujer le mostró su identificación y aunque me esforcé por ver el nombre que salía en ella no lo logré. Entonces entramos a un elevador, los dos sólos... 

—¿Crees que aquí dentro hayan cámaras?

—Eh..no se, para qué quieres saber eso.

El chico subió y bajó las cejas —¿No te da morbo estar sola conmigo en este elevador?

—Quien te crees que soy yo, claro que no.

—¿Estás segura? —Me tomó por las caderas llevándome hacia él —Te lo digo porque uno de mis sueños es enrollarme contigo en un elevador, de hecho, quiero hacerlo desde que te conocí y te vi aquella mañana por primera vez mientras íbamos para el instituto. 

—Seras...pervertido. —dije ya poniéndome roja al sentir el calor de su cuerpo con el mío y ni hablar de su perfume, quería enterrar mi cabeza en su cuello para sentir más de cerca ese olor tan característico suyo a fresa. 




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