El Chico Menos Probable

Como en las películas

 

— ¿Qué? —Oscar abre los ojos cuando me mira—. Vaya Karlie, ¿Siempre te has visto así?

Muevo los ojos a un lado, su madre ríe. —Karlie es muy linda, con o sin maquillaje.

Erick asiente, sonriendo. —Te ves genial, Karlie.

Brenda hizo magia en mi rostro, lo prometo.

Primero, mi piel luce uniforme y sin granos, además, se ve saludable y no hay rastros de ojeras. Colocó un poco de sombras marrones sobre mis parpados, no se notan mucho pero crean una profundidad y los hacen ver más grandes aunque mis ojos ya son un poco grandes. Mis labios tienen un labial parecido al color de mis labios, solo que un poco más rosados. Aplicó algo que según ella, es para definir mis facciones y crear sombras y cosas así. Mis cejas ya no se ven como antes y mis pestañas son más largas por la máscara.

Siento que con poco, hizo mucho.

Además mi cabello. ¡Se ve asombroso! Incluso brilla gracias a un producto que aplicó al terminar, ¡Me encanta!

—Si no fuera por tu ropa, te verías muy bien —Oscar admite.

Su madre me mira un segundo —Espera aquí, tengo una idea —se aleja y sube las escaleras.

Ellos tres caminan hacia mí y no dejan de ver mi rostro, yo intento no sonrojarme aunque tal vez el maquillaje no muestre mi rubor natural. —No pareces tú —admite Oscar.

—Ese era el plan —contesto, moviendo mi vista a muchos puntos diferentes.

No estoy acostumbrada a que me vean por más de dos segundos.

Mason levanta una ceja. —Me gustan tus ojos.

Asiento y toco las puntas alisadas de mi cabello. —Lo sé, ella hizo algo grandioso, ¿no? Incluso con las gafas se me ven mejor los ojos.

—No —inclina su rostro a la derecha—. Digo, sí claro, pero tus ojos siempre han sido…

— ¡Lo tengo! —Brenda baja con ropa entre las manos—. Karlie, pruébate alguno de estos vestidos, ¡te verás genial! Son míos pero te presto el que quieras, y además, son modernos.

¿Vestido? ¿Tan rápido quieren que cambie? Pensé que sería un paso a la vez.

Ella extiende un vestido azul, es parecido a los que usa María. Son casuales, algo que usarías para caminar por el parque o en mi caso, ir a la escuela.

—Eh, no sé. —admito, moviendo mi pie derecho en círculos, sobre la punta de mis dedos.

Brenda toma el azul claro, como el color del cielo —Este se te verá muy bien, ven conmigo.

Toma mi mano y me sube hasta lo que parece es su habitación. Sin duda Brenda quería tener una hija pues esto le emociona, algo me dice que yo seré como ella cuando crezca.

Si una chica se me aparece en mi casa diciéndome que está intentando cambiar su estilo (o falta de estilo) para conquistar al chico que ha amado por años le diré: — ¡Ey, yo hice lo mismo!

Y espero terminar esa frase con: ¡Y funcionó!

Brenda me deja a solas cerrando la puerta para que me cambie. Me quedo de pie, sosteniendo el vestido entre mis manos y concluyo que no importa si hoy hago dos o tres pasos del plan, si esto obtendrá a Adam, lo haré.

Me quito mi pantalón y el resto de mi ropa. Por suerte este vestido me llega hasta los tobillos pues no me he rasurado las piernas desde que nací. ¿Para qué lo haría si no muestro las piernas? Y soy de las personas que les da un poquito igual si notan mis vellos, pero solo un poquito pues quizás a Adam no le guste.

Hum, ¿eso es malo? ¿Hacer cosas que no quieres, como depilarte, para obtener a quien amas? Suena mal pero, ¿acaso no es lo normal? Cuando alguien te gusta quieres impresionarle y ser todo lo que esa persona busca encontrar en su otra mitad.

Sacudo mi cabeza dos veces para apartar mis pensamientos.

Regresando al vestido, se ve bien con mis zapatillas, le da un toque casual y relajado.

Me veo al espejo y no me reconozco, no puedo creer que en tan pocos días haya cambiado tanto. Esto es una locura pero me emociona mucho, ahora sí me va a notar. Finalmente Adam dejará de verme como una niña pequeña y vera que también soy una chica.

Cuando salgo Brenda mi heroína sonríe y asiente aprobado mi nuevo estilo. — ¡Que linda! —Extiende una bolsa de plástico negra—. Ten, guarda tu ropa aquí.

Lo hago y luego bajamos de nuevo.

Fue una buena decisión despertarme mucho más temprano pues aún tenemos unos minutos antes de irnos a la escuela. Regresamos donde están los chicos y ellos voltean al mismo tiempo que llegamos a la sala de estar.

Y esto sucede:

Oscar abre un poco la boca, cuando se acuerda que soy yo, la cierra y retira su mirada.

Erick sonríe y asiente, mostrándome con un gesto que le parece bien como me veo.

Mason me mira a los ojos, sin mostrar una expresión en concreto.

— ¿No se ve hermosa? —pregunta Brenda.

Erick se levanta primero. —Te ves genial, Karlie —se acerca a mí—. ¿Lista para robar más de un corazón?

Río. — ¿Qué dices? Eso no pasará.

Erick me agrada, creo que en otra vida él podría ser mi hermano mayor. No sé porque pienso eso pero es cierto. Si tuviera uno me gustaría que fuera como él.

Oscar se levanta también. —Será divertido ver la reacción de los demás.

Mason se pone de pie finalmente y sin acercarse mucho, pregunta: — ¿Lista? Creo que deberíamos irnos ya.

Asiento y volteo con Brenda para abrazarla. — ¡Muchas gracias! Esto es genial, no tengo como agradecerle.

Ella niega sonriendo. —Linda, me hace feliz poder ayudarte, espero todos los detalles ¿Si? —Seguido me pide que espere y corre a su estudio, regresa y me entrega una bolsa con productos de maquillaje—. Recuerda lo que te dije.

Aprieto las bolsas contra mi cuerpo. —Claro, gracias.

Mason mira a Oscar. —Vamos, te llevo, igual es el mismo destino.

Oscar asiente. —Gracias, está bien —mira a Brenda—. Nos vemos mamá, te veo al rato.

Ella me da una palmadita en el hombro. —Cuiden a Karlie.

—Claro —responde Erick—. Adiós señora.

Los tres nos despedimos y salimos de ahí. Cuando la luz matutina me pega en el rostro siento un torbellino de sentimientos. Miedo. Emoción. Duda. Felicidad. De todo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.