—Lo sentimos, Karlie —Bobby es el primero en hablar cuando llego al club.
Guido asiente. —Ese Adam es un tonto, deberíamos hacerle algo como venganza.
Jason sonríe. — ¡Claro! Vamos a arruinar su uniforme o algo así.
Arthur asiente dos veces. —Busquemos algo en internet, arruinemos su futuro, seguramente ha publicado algo controversial.
Niego mientras levanto mis manos. —No chicos, no hagan nada —les pido—. Miren, no quiero que se involucren en dramas por mi culpa, no importa realmente.
Chase arruga la frente. — ¿Cómo que no importa? ¡Claro que sí! Tenemos que vengarnos.
Bobby se encoje de hombros. —O hacer algo, digo, lo merece.
Henry señala: —Pintemos su auto. —Nick asiente aprobando esa propuesta.
— ¡Pinchemos sus llantas! —sugiere Chase sonriendo.
Miro a Erick y a Mason para que me ayuden, Erick levanta la mano —Chicos, esto no ayudará a Karlie —dice para calmarlos—. Deberíamos preguntarle si ella quiere hacer algo, después de todo, esto le afectó directamente.
Arthur rueda los ojos —Karlie no lo hará, ella parece de las personas que no creen en hacer justifica por tus propias manos.
—No lo haré porque no vale la pena —afirmo—. Si ustedes hacen algo así pueden ser sancionados por la escuela o pueden meterse en muchos problemas, mejor olvidemos todo eso.
Se acabó. Esto no se trata únicamente que él escogiera a Raquelle sino de todas esas veces que me ilusionó y me dejó con el corazón esperanzado. Yo también quisiera poder vengarme por todo eso pero, ¿vale la pena ahora?
Ya no.
Jason suspira —Es que, ¡Es un idiota! Incluso yo me enojé en la fiesta.
—Y con ella, esa chica es mala —bufa Chase—. Karlie es mucho mejor.
—Más bonita sin duda —afirma Bobby, encogiéndose de hombros.
—Y no es presumida —agrega Henry, levantando su dedo índice.
—Ni egocéntrica —habla Nick, recostándose en el asiento.
Yo sonrío sabiendo que ellos solo intentan que me sienta mejor. —Son tan dulces —digo riendo—. Agradezco que crean que soy mejor que Raquelle, al menos ustedes piensan eso.
— ¡Todo el mundo lo piensa! —Arthur afirma—. Raquelle es… un fastidio.
Me encojo de hombros. —Ya no importa, ahora ustedes tienen que concentrarse para el baile, es el viernes y van en su modo de estrellas de rock, dejemos ese tema a un lado.
Chase toma un poco de agua de su botella plástica. —Um, ¿Vas a venir a vernos? ¿Al baile?
Bajo la mirada. —No lo creo —seguramente Adam estará ahí con su nueva conquista y aunque estoy intentando dejarlo ir, aun no me siento preparada para verlo toda la noche cerca de ella.
—Pero sería genial que fueras —dice Bobby—. Eres la líder del grupo.
Suelto una carcajada. —No lo soy, es el profesor Rilley.
— ¿Yo que? —pregunta cuándo va entrando.
—Hola profe, les decía que usted es el líder del club —afirmo.
Él sonríe, elevando sus cejas. —Eh, ¿Lo soy? —ríe—. No lo creo —entorna sus ojos mientras se acerca a su escritorio—. Por cierto Karlie, cada día vienes con un aspecto distinto, eso es interesante.
Me encojo de hombros. —Soy como un camaleón profe, impredecible.
Él se ríe y niega. —Karlie te extrañaré el otro año, tú y tus comentarios.
— ¿Quiere que repita grado? —Señalo a los chicos—. Todos podemos reprobar intencionalmente, así usted nos verá más tiempo.
—Muy graciosa —me entrega las hojas de siempre—. Ya sabes que hacer —mira al frente—. Hola chicos, esta semana practicaremos las canciones sin parar, ¿bien? Ubíquense en sus instrumentos.
—Está bien —contestan todos.
El profesor Rilley se vuelve a levantar y mueve sus manos. —Esta será su primera presentación pero no estén nerviosos, son buenos en lo que hacen, solo hay que practicar para adquirir seguridad.
Todos ellos se mueven al fondo del aula para tomar sus instrumentos, todos menos un chico. Quien no tarda mucho para que se acerque con su silla
—Oye tú, ve a tu pandereta —le digo, molestándolo.
Mason me da un toque con su dedo —Esa eres tú, la reina de la pandereta.
—Oh sí —finjo que me voy a levantar—. Ahora vengo, tengo un solo que hacer.
Mason me muestra una sonrisa mientras empiezo a escuchar las primeras notas de una guitarra. Erick está ensayando ahora mismo, se asegura de colocar correctamente los dedos y continúa.
Es muy bueno.
—Karlie, tengo unas preguntas para ti —me dice.
—Um, bien —empiezo a numerar con mis dedos—. Sí, sí, no, salchicha, doce. Esas serán mis respuestas.
Mason intenta no reír mordiendo su labio inferior. —Salchicha, bien, eso te daré para tu cumpleaños.
Me encojo de hombros —Amo los embutidos, son malos para el cuerpo pero bueno para mi paladar.
Sonríe. —En realidad lo que quería preguntarte es —lame sus labios—. Yo… a veces, te he tomado de la mano y esas cosas, no quiero incomodarte y quiero saber, ¿Si está bien contigo?
Junto mis cejas. — ¿Bien?
—El contacto… si no te gusta, no lo haré. —puedo ver que sus mejillas se sonrojan un poco.
Levanto un dedo y lo coloco sobre mi mentón. — ¿Sabes algo? Fuera de mi familia y mis amigas no había experimentado mucho contacto físico —Adam a veces me tomaba de la mano y esas cosas pero bueno, a él lo he eliminado de mi mente. O lo estoy intentando—. Pero contigo… no es raro.
—Me alegra —dice, acomodándose el cabello.
—No sé, ¿Qué se supone que deba decir? —pregunto, riendo por lo bajo—, digo, tú eres agradable conmigo y no me he sentido nunca incomoda a tu lado.
— En ese caso, ¿Puedo tomarte de la mano? —no me mira a los ojos.
Yo nuevos mis piernas de adelante hacia atrás. —Um, sí… si, ¿Por qué no? Digo, no ahora pero, así como cuando me alejaste de Adam, para mi está bien.
Mason asiente —Eh, ¿Hay algo que no te gustaría que hiciera?