El Chico Menos Probable

Finalmente

 

No le guardo rencor a Adam, ya no más.

Ahora sé que es lo que busco en un chico, ahora sé que es lo que merezco y todo eso gracias a él. Gracias al desprecio de Adam, a sus mentiras y a todos sus errores entendí que el amor no son migajas, es todo el pastel.

Ni siquiera me siento enojada con Raquelle, aún me fastidia pero si quiere estar con Adam, no me importa. Si ellos han decidido quedarse juntos, a pesar de lo malo que pueda ser, es su problema. Mi historia ya no se entrelaza con ellos.

Ahora tengo una nueva historia por escribir.

Desde muy temprano le pedí a Mason que fuera a nuestro lugar, ese lugar que nos vio vivir algunos de los mejores momentos a su lado. Donde él me tomó cerca y bailamos, donde me abrazó y donde me confesó algunos de sus secretos.

Obligué a Allie que nos fuéramos diez minutos antes, necesito tiempo para hablar con él y no puedo llegar ni un segundo tarde. Necesito verlo. Quiero verlo.

Los latidos rápidos no dejan de recordarme que estoy viva, que aun si te destrozaron el corazón, aún puede revivir si es con la persona correcta. Mi cuerpo entero siente adrenalina, mi mente no puede apartar su nombre. Solo quiero verlo.

Cuando bajo del auto de Allie me despido sin verla, camino rápido pero luego mis piernas me comprenden y comienzan a correr a través de las personas  que ya están por aquí. Subo las escaleras sin importarme que pueda resbalarme.

¿Ya estará aquí?

Espero que sí, quiero que esté ahí.

Puede que no.

Pero no importa, lo esperaré porque sé que llegará. Mason sí llegará. Mason no me dejará esperando, él vendrá. Lo sé.

Estoy frente a la puerta de la entrada al teatro, me ajusto rápidamente el cabello y toco mis labios, asegurándome que el brillo labial siga ahí. Coloco la mano sobre mi pecho y respiro profundamente, necesito mantener la calma pero la expectativa es demasiado.

¿Qué sucederá?

Bueno, eso está por averiguarse.

Enderezo la espalda y empujo la puerta, abriéndola lentamente, como cuando recibes un regalo y anhelas encontrar adentro eso que siempre has deseado.

Viendo hacia el frente, su cabello peinado hacia atrás y su rostro tranquilo, pacifico. Ahí está él, Mason Brooks.

—Mason —pronuncio su nombre como si fuera la primera vez.

Está sentado en una de las sillas cerca del escenario. Gira su rostro, sus ojos se ven ansiosos por saber cómo reaccionaré. Esa carta, la leí unas cien veces, no podía creerlo.

Pero es real.

Se coloca de pie lentamente mientras yo permanezco en la puerta, dejo mi bolsa en el suelo y sin pensarlo más, camino rápidamente hacia él.

Mason junta sus manos, nervioso y cuando estamos cerca, lo tomo del cuello de la camisa.  —Um, ¿hola? —parpadea rápido—. ¿Vas a golpearme?

—Algo así —tiro de él para acercar su rostro—. ¿Puedo demostrarte?

Mason abre sus ojos, dándose cuenta de qué es lo que realmente quiero hacer ahora. —Ah, sí… bueno…

Y finalmente sucede.

Finalmente todo está bien.

Me acerco a Mason parándome de puntillas y presiono mis labios contra los suyos. Mason no tarda en tomarme de la cintura y acercarme a él, cierro los ojos y mi corazón late como nunca antes.

Sus labios se pierden en los míos, son suaves.

Sus manos me tocan con delicadeza y él huele a tan bien como siempre, realmente estoy besando a Mason.

Es mi primer beso pero aunque no tengo otros con los cuales compararlos, este es el mejor de todos. Me gusta, me encanta. Lo amo. Amo este beso, amo su cabello entre mis dedos. Amo las chispas que siento en mi cuerpo. Amo que me haga reír. Amo que me escuche. Amo que me haya escrito una carta y que haya pintado algo tan hermoso. Amo que casi puedo escuchar su corazón latiendo tan rápido como el mío.

Es Mason.

Mason es quien yo amo, quiero realmente amo. No es una ilusión, no es romantizar pequeños momentos, es real. Es él y yo contra todo lo demás. Son sus sonrisas, su cabello, su voz y su corazón. Es la forma en que ríe cuando estamos solos, la manera en que me mira como si no hubiera nadie más en la habitación. Es él.

Y puedo sentirlo, un beso sin palabras que lo expresa claramente. Él se siente igual que yo, él me ama y yo lo amo. Alineados, balanceados y en donde pertenecemos. Estamos finalmente en el momento correcto, en el tiempo correcto con la persona correcta.

Nos separamos y acaricia mi cabello. —Te amo, Karlie.

Y sin duda, yo lo amo también. Rodeo su cuello con mis brazos —Te amo Mason.

—Finalmente —susurra, viendo mis labios—. Esto fue mejor de lo que pensé.

Lo beso una vez más.

Cuando nos separamos él toma mi rostro entre sus manos y suspira. —Entonces, ¿no odiaste la carta?

Ruedo los ojos. —Claro que lo hice, la odie tanto que corrí hasta aquí para golpearte pero te ves bien, así que cambié de opinión.

— ¿Tu corriendo? —ríe—. Vaya, realmente me quieres, ¿no?

Asiento —Lo hago tontito —acaricio su mejilla—. Lo suficiente para que me hagas hacer ejercicio en la mañana.

—Creo que quiero besarte de nuevo —afirma, inclinándose para colocar su frente sobre la mía—. ¿Puedo hacerlo?

Muevo mi mano a la parte de atrás de su cuello. —Tú hazlo, tantas veces como quieras.

—No me retes, Karlie con K —roza su nariz con la mía—. Podría besarte todo el día.

—Hazlo entonces, Mason con M —nos inclinamos un poco y nuestros labios colisionan una vez más.

Él y yo nos besamos por cada vez que acarició mi mejilla, por las veces que nos tomamos de la mano, por los secretos compartidos, por sus miradas y mis sonrisas, por las veces que me robó el aliento y las noches que pensaba en él.

Lo besó por cada día que perdí enamorada de la persona incorrecta.

Me enamoré del chico menos probable.

Y eso fue lo mejor que me pudo pasar.




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