—Lo que te ha sucedido es un efecto rebote producto de la medicina por el coma que sufriste màs bien al que has sido inducida, al parecer había algún gen del sobre peso en tu sistema de algún antepasado — La mirada de mi madre hacia mi padre es dura, mientras yo sigo en plan zombi, cuando desperté luego que me sedaron quise creer que era un sueño, pero no ahí estaban esos horribles y regordetes dedos y brazos que me recordaban la realidad, al parecer esos tres meses en coma fueron el detonando para que mi más grande temor oculto resulte realidad.
—¡Tiene que haber una solución! Mi hija no puede ser simplemente una gorda para toda su vida. — Mi madre esta histérica como si la del problema fuera ella, se supone que debería estar sosteniendo mi mano y diciendo que todo estará bien, pero no en cambio está ahí gritando como desquiciada.
—¡Cálmate Jessica! Deja que el doctor termine. — Mi padre, mi adorado padre se ve tan demacrado como si no hubiera podido dormir bien en días.
—No señora la encima que ha despertado en su organismo, no es algo habitual por lo cual no se han hecho mayores estudios y lo que tenemos en conocimiento es que es un efecto duradero. — Siento con un balde de agua helada caer sobre mi cabeza, como si la tierra hubiera girado trescientos sesenta grados mientras yo estaba en coma y me hubiera dado de cara con una realidad alterna, sin pronunciar palabras, me levanto de la cama y pretendo salir de mi habitación, mi padre me sostiene la muñeca y me retiene.
—¿Qué pretendes? El mundo no se acaba porque ahora seas lo que eres.—Es que èl no entiende lo que es que yo sea aquello que tanto desprecio y detesto con todo mi ser.
—¿Qué el mundo no se acaba porque ahora sea esto? Para ella ya no hay mundo ahí afuera, ahora nos van a rechazar y hacer a un lado en todos los eventos sociales, mis amigas se van a burlar y empezar a sentir pena de mí, de todo esto.
—¡Cállate, no me hagas olvidar que eres mujer! Cariño hija, vamos regresa a tu cama y tratamos de analizar las cosas, doctor necesito al mejor especialista en psicología, no voy a dejar que mi hija se suma en depresión por esto que le está pasando— El me abraza, cuando era pequeña era el quien me arropaba o contaba un cuenta de princesas, me contaba su día a día, pero cuando fui creciendo y mi madre se daba cuenta de que según ella tenía todo para ser la esposa de quien yo quisiera y me mereciera, fue alejándome de él, fue acercándome a ese mundo que fue mío hasta antes de este infierno.
—No te das cuenta de la realidad, tu hija es una chica gorda, mira ese mentón no se le ve ni el cuello, esos brazos que son como tres de los que tenía antes, sus muslos parecen los de una gallina a quien ha puesto alimento doble, no puedes decir que todo estará bien, cuando su vida ha acabado. —Mi adorada madre ya no existe, solo esta mujer que lo único que hace es recordarme la realidad en la que tengo que vivir, la que mejor dicho incentiva mis ganas de morirme, no quiero ser gorda no quiero.
—¡Papa, quiero morirme, yo no quiero ser este monstruo! No quiero ser esto que soy, despiértenme de esta pesadillo, por favor papito ¿Estoy soñando verdad? Papito por favor — Y entro en un mar de lágrimas, empiezo a sentir que el aire me falta, mi padre se desespera y una enfermera empieza a atenderme, mi madre solo mira de reojo no se me acerca ni nada, acaso ¿No le duele verme así?
…
Han pasado días en los que he estado encerrada en casa, mi madre no quiero, pero mi padre la está obligando a aceptar lo que la psicóloga indicó que tengo que regresa a mi vida cotidiana dentro de mi nueva realidad, no quiero, ni siquiera he sido capaz de darme un baño o salir de mi habitación, casi no he querido comer, como hacerlo si eso me recuerda el estado de mi cuerpo.
—Ya levántate, que tienes que ir a la escuela, vas a tener que envolver una sábana a tu cuerpo, o ponte una bolsa en la cara.
—¡Ya basta mamá! — Le grito, porque me desespera que no me entienda, sabiendo que quien tiene que enfrentar el mundo allá afuera soy yo, lo que hace es hacer que me sienta más miserable.
Se fue haciendo azotar la puerta, solo me siento sobre la cama dejando que las lágrimas salgan sin control, luego entra mi nana con sus cabellos blancos, aún recuerdo cuando era pequeña y me daba dulces a escondidas de mis padres.
—Niña no llores, mira te traje algo para que te ponga tu padre mando a traer esta ropa y me pidió que te la diera a estas horas— Deja la bolsa sobre mi cama, acaricia mi cabello me da un beso en la frente y se va dejándome sola, las manos me tiemblan al abrir ese paquete, reviso su contenido es pantalón jean tres veces el tamaño de los que uso normalmente ¿Qué es lo normal?, luego una blusa que debe tener tantas X como nunca antes vi en mi vida.
—¿Cómo me voy a poner algo como eso? Eso es imposible — En ese momento recibo a mi teléfono un mensaje de texto es de papá.
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Editado: 15.12.2021