Ashly Pov.
Es fin de semana y tengo a los gemelos sentados enfrente de mí, me siento como cuando mi mamá me regañaba ya que descubría las travesuras que hice y esperaba que me delatara sola.
—Ustedes en vez de dar miedo me dan risa —digo apretando los labios mientras me miran indignados.
—Prometiste que íbamos a ir al cine con nosotros y mírate —se queja James haciendo una pataleta como niño chiquito.
Y entiendo por qué se queja, son las 11 de la mañana y yo sigo en la cama con mi pijama y con cero intenciones de abandonarla.
— ¿Era hoy?
— ¿Tú por qué crees que esta así? —habla Rayan en todo el rato que ha estado aquí.
—Buen punto —miro a James que me mira con ojos de cachorro abandonado— Esta bien pero no prometo quedarme toda la película.
— ¿Por qué?
—Porque no le voy a entender.
Se salen de mi habitación dándome cinco minutos para arreglarme pero sabemos que eso ni soñando se va a lograr por lo menos necesito diez y me veo más o menos decente.
Me apresuro a cambiarme con un pantalón negro y una blusa blanca para más rápido y poder enchinarme las pestañas y ponerme un poco de labial aunque con este ultimo me quedo sonriendo como boba pues el sabor del labial es fresa.
— ¿Ya sales o qué? —hablan detrás de mí por lo que rápido termino y me salgo.
(…)
No puedo creer que deber estoy haciendo fila para una película de niños, no me malinterprete a mí me fascinan las películas infantiles y mucho más las de Disney, lo que me decepciono es que James nos arrastró hasta aquí con la excusa que iba a ser la mejor película de acción que en nuestra vida íbamos a ver.
No sé ni siquiera me siento decepcionada, miro los dulces que hay para saber que voy a pedir cuando la voz de una niña me desconcentra.
— ¡Ashly! —llega Cathi a abrazarme— Sabia que ibas a estar aquí —habla muy segura de sí mismo.
A lo lejos veo a su demás familia acercarse y también a los gemelos.
—Eres muy lista.
—Hola Ashly —saluda la señora llegando con su hijo el cual me mira con picardía.
¡Reacciona cerebro!
—Hola señora —extiendo mi mano evitando verlo.
Los gemelos se acercan a donde estoy tornándose por unos segundos en un silencio incomodo hasta que los presente y empezar con el papel de “hermanos protectores”.
—Pensé que eras hija única —interroga Dylan.
—Y lo soy, ellos son mis hermanos del intercambio.
— ¿Qué película vas a ver Ashly? —interrumpe la pequeña ganándose la atención de todos.
—La misma que tu pequeña.
La señora nos mira sorprendidos porque somos los únicos jóvenes sin niños que van a esa película pero antes de que pueda explicar la situación, James abre su boca para dejarme en ridículo.
—Es que ella es fan de esas películas y la quisimos traer.
Yo ni quería salir de mi cama.
Nos metemos a la sala del cine la cual ya está muy llena por lo que nos apresuramos a tomar asiento quedando yo en medio de Dylan y Rayan. No me siento incomoda más bien tengo miedo de Rayan, nunca he sabido como va a reaccionar ni nada y de los dos es el más serio por lo que si me da un poco de nervios que vaya a decir algo por alguna cosa que llegue a hacer Dylan.
Para mi fortuna se duerme a los pocos minutos pues “este no es su estilo” y solo viene porque es arrastrado, yo la empecé a ver bien pero llego en un punto donde me perdí por ende ya me estaba aburriendo y quedando dormida.
Escucho ruido al lado mío para después terminan en el hombro del limón y entrelazando nuestras manos —Descansa, yo te levanto después —es lo último que escucho.
(…)
Salimos de la sala del cine con una James hablando como pequeño con Cathi, Rayan y yo con necesidad de saber el contexto de la película y Dylan que esta junto a mí, su mamá tuvo que irse a mitad de la película por asuntos de su trabajo.
—Oigan yo tengo hambre —llamo su atención— ¿Podemos ir por algo de comer?
—Es tu culpa por no comer —me regaña James.
—Pero si fuiste tú el que no me dejo comer.
—Hubieras comido si te levantaras temprano.
Empezamos a discutir a mitad del cine obteniendo algunas miradas curiosas y de burla aunque también había de confusión porque empecé insultarlos en español.
Mi yo grosero mexicano sale a la luz.
— ¡Ya estense los dos! —grita Rayan haciendo que nos pongamos como soldaditos.
Eso es miedo y cobardía.
—Vamos a comer porque yo también tengo hambre ya que James se tragó todo lo que compramos.
Me rio y nos dirigimos al área de comida, aunque en un momento Dylan tomo mi mano mirándome pidiendo permiso por lo que le doy una sonrisa y entrelaza nuestros dedos.