Ashly Pov.
Los gemelos subieron a levantarnos para ir a cenar aunque cierta personita no quería levantarse y mucho menos soltarme.
—Ahorita bajamos —menciono para que se salgan del cuarto.
Miro a la ventana y está lloviendo por primera vez en mucho tiempo no me levantaba por los ruidos de esta, bostezó, se mira muy tranquilo pero debemos bajar a comer además de que no se si puede quedarse, lo muevo por el hombro al mismo tiempo que le habla.
—Despierta —me abraza más fuerte y esconde su cara—Tenemos que comer además ya es tarde.
Se queja y me suelta para sentarse. — ¿Tengo que comer?
—Si, además que tienes que dar la cara —me mira confundido.
—Pero si no he tocado nada.
—Llegaste y te metiste a mi cuarto, solo los gemelos te vieron pero no los señores de la casa.
Salimos del cuarto y me abraza por la espalda hasta llegar a las escaleras donde toma mi mano, se muestra más serio de lo normal pero esta nervioso y me causa ternura, entramos al comedor y todos se quedan mirándonos, los chicos tratan de lucir intimidantes, su mamá nos da una mirada cálida junto a una sonrisa y su papá nos mira muy serios, diferencia a los gemelos, él si da miedo.
—Buenas noches.
Jalo a Dylan para sentarnos, se que quieren decir algo peor no saben cómo empezar la conversación.
—Se veían muy lindos dormidos, les tome una foto —me pasa su teléfono, me sonrojo y Dylan casi se ahoga con el jugo— Yo fui quien los tapo.
—Muchas gracias y si esta muy bonita la foto.
—Luego te la paso.
El ambiente es tenso pero no pro los gemelos sino por William, su padre, no sé si quien va a empezar será los gemelos o él.
— ¿Su familia sabe que esta aquí? —pregunta haciendo que deje mi cuchara a medio camino.
—Si señor además quería pedirles permiso a ustedes de si puedo quedarme a dormir, claro que me dormiría donde usted lo indique.
Me sorprende la calma con la que habla pues puedo ver como sus manos tiemblan, Will y Eli se miran sorprendidos, deja sus cubiertos en la mesa y nos mira a ambos.
—Creo que ninguno de los dos quiere oír la plática —negamos rápido— Bueno confiare en ti y espero no la destruyas, te advierto que ella es como una hija para mi así que tú decides.
Tras la amenaza la cena siguió tranquila, levantamos la mesa mientras los gemelos lavan y secan los traste. Nos subimos al cuarto para tener un poco de privacidad, busco en mi armario la ropa que alguna vez me presto para ver si se quiere cambiar.
—Creo que es momento de regresarte tu ropa —le entrego una bolsa roja.
—O tal vez la sigas teniendo —la toma y me abraza— Me gusta estar así.
— ¿Demostrando tu altura o abrazándome?
—Ambas cosas —se ríe.
Entra al baño para cambiar y yo hago lo mismo en la habitación, doblo la cobija con la que nos taparon en la tarde al mismo tiempo que sale y me ayuda a arreglar la cama para acostarnos ahí.
Me jala del brazo para que lo abrace y tenerme junto a él, afuera la lluvia incremento habiendo algunos truenos que por la sorpresa me asustaban.
—Duerme tranquila, yo te protegeré.
Sus palabras van más allá del susto por los truenos, lo miro y sus ojos ya no lucen como cuando llego, se que debo preguntar porque estaba así pero no quiero causar presión, se da cuenta que lo miro así que solo sonrió y me vuelvo a acomodar y siento como besa mi cabeza, lo último que escucho antes de quedar dormida es te quiero.
(…)
Ojalá decir que fui levantada por los besos de mi novio o algo similar pero no, los gemelos entraron gritando para que os despertáramos porque si no nos apurábamos ellos terminarían nuestro desayuno y con lo que llevo aquí sé que son capaces, tras una carrera y casi morir en las escaleras estamos los cuatro desayunando.
— ¿Dónde están sus papás? —pregunta Dylan.
—Fueron a ver a la abuela —ambos gemelos responden.
—Por cierto, la abuela te quiere conocer —avisa Rayan mirándome.
— ¿Por qué?
—Quiere saber quién será el causante de los dolores de cabeza de papá.
— ¿Y yo por qué le causaría dolores de cabeza?
—Porque ya te tiene cariño.
—Además de que eres mujer en un lugar desconocido y quiere cuidarte, lo más seguro es que les diga sobre ti y tu noviecito y a la abuela le dará curiosidad saber de ti —interviene James dándome una sonrisa de complicidad.
— ¿Entonces todavía no sabe sobre mí?
—Como para el medio día ya sabrá de ti.
Terminamos de desayunar y los gemelos tomaron sus cosas dejando sus trastes en el fregadero y yo empecé a recoger la mesa con ayuda del limón.
—Volvemos en la tarde, mocosa —avisa James.