Soy un paria, cometí un error estando en la secundaria qué hizo qué todo el mundo me odiará, el rumor del pecado que cometí se esparció como la pólvora y solo la ruina de una mala reputación me siguió.
Entrado a la prepa, supe que no podría hacer amigos, al menos no en mi salón de clases donde todos me miraban con ojos recelosos, me odiaban sin saber porque, me rechazaban sin conocerme.
Después de unas semanas en la escuela, me vi a mi mismo solo y repudiado, la vida normal y tranquila no me recibía.
Mis compañeros de clase o me ignoraban o se burlaban a mi. Nadie quería acercarse a mi, el pecado qué había cometido hace unos años, me había condenado.
Los días en la escuela me eran tortuosos, lo único que me mantenía, era mi romance imaginario con una compañera de clase, Ana, la chica más hermosa y popular de la clase. Se que muchos lo comprenderán, el inevitable amor que surge, cuando conocemos a alguien hermoso, alguien inalcanzable, sabemos que nunca lograremos nada ahí, pero aun así nos permitimos fantasear con la posibilidad.
Ana, había sido la única persona en ese salón de clases qué fue amable conmigo. Y aunque esto probablemente fue debido a su personalidad gentil y bondadosa. Dejo una fuerte impresión en mi, al punto que ya no pude sacarla de mi mente. Pero sabía que nunca lograría nada, mi amor no la alcanzaría, ella estaba muy lejos de un tipo tan corriente, ella era la heroína de una novela.
Como sea ella era una diosa qué hacía soportables los días en aquella escuela.
Sabía que era un rechazado y que si existía un lugar donde me recibirían, era con los demás rechazados. Y por los rumores que corrían por la escuela, solo había un club con esas características, un lugar donde se reunían todos los inadaptados "El club paranormal". Un grupo organizado con el objetivo de investigar temas sobrenaturales, o al menos eso es lo que decía el folleto. Nadie sabe realmente qué es lo que hacen pero lo que por mi parte creo, es que es solo un grupo de estudiantes perdiendo el tiempo con una excusa de un estudio ficticio.
Había intentado unirme a otros clubes, unos más deportivos, pero mi reputación se extendió y en cada grupo que visitaba podía ver como me rechazaban. Y aunque nunca me corrieron, la tensión se respiraba en el ambiente.
El club paranormal era mi única oportunidad, pensaba que ahí no tendría que hacer nada, tal vez solo pasar lista. Y por lo que escuche sobre el grupo, todos los ellos eran unos marginados. No tanto como yo, pero tenía esperanza de que no les importara mucho después de todo su club es una broma.
Su club estaba colocado en el rincón más alejado de la escuela, en un pequeño cuarto qué antes perteneció al conserje hasta que le dieron uno mejor. Este grupo operaba gracias a la bondad de la directora qué apoyaba a la juventud en todo, por más ridículas qué puedan ser las ideas de la juventud. La directora quería estar en onda con los alumnos.
Al llegar a la entrada del club, la puerta estaba abierta, la habitación a oscuras, el silencio reinaba dentro, como si no hubiera nadie pero no era así. De frente a mi se alzaba un ventanal de gran tamaño por donde se filtraba la luz naranja/rojiza del atardecer. En el marco de la ventana descansaba una fina figura levemente bañada por los últimos rayos del sol. Era una mujer sentada leyendo un libro. El cabello era largo y se levantaba con el viento, su piel blanca parecía tostada por lo naranja del sol, que la alumbraba. Me quedé embobado viéndola, era una mujer hermosa y madura o eso me pareció en una primera mirada.
Al notar mi presencia, pareció sorprendida, su tierno rostro me miro, mientras pronunciaba un "O" con sus labios.
Las palabras que me vinieron a la mente fueron "Qué bella" y estaba por decirlo, cuando una voz a mi costado me llamo de pronto, asustandome en el proceso.
-¿Necesitas algo?
Salido de las sombras, apareció un tipo alto y robusto con voz ruda qué me intimido con su presencia, rompiendo con mi momento colorido con aquella mujer.
-Bueno yo...
Dude en lo que iba a decir
-Ah-Exclamó la chica-¿Vienes a unirte al club?
—Pues..
-Ah...espera un momento - Me interrumpió la chica
Me congele en el umbral de la puerta.
-Vengan todos-Ordenó la chica
No sabia a quien llamaba, pues a parte de el tipo grande no veía a nadie más, pero estaba equivocado. Pues de los rincones aparecieron dos sombras más como fantasmas, eran individuos pequeños, más que yo al menos, pensé que eran chicas. Todos se juntaron con la chica que parecía su líder y comenzaron a discutir algo entre susurros.
Me dio algo de miedo, creí que estaban al tanto de mi reputación, tenia poca confianza en agradar a los demás. ¿Me rechazarían acaso?
Solo pude escuchar decir:
-No quiero hacerlo
-Que vergüenza
-Pero lo prometieron
Me sentí incómodo, pensé en irme y esto pareció ser notado por la chica, pues me dijo:
-Toma asiento
Bueno al menos no me correrían, creí
Había una mesa con cuatro sillas en cada polo, me senté en la quedaba frente a ellos.
-En un segundo estamos contigo-Dijo la chica visiblemente emocionada.
Al instante todos se giraron y parecieron estar tomando algo de una caja. Entonces se voltearon hacia mi, me quéde extrañado, turbado ante tal escena. Todos se habían puesto una máscara de gato, de distintos colores. Y la chica que llevaba una máscara de gato blanco se sentó frente a mi, los demás se quedaron a sus espaldas.
"Qué demonios, ¿Quienes son estos raros?" Me pregunte
-Cof, Cof Hola joven aspirante, bienvenido a tu última parada, este es el club paranormal-Anunció la chica
-Yo soy la presidenta del grupo, código clave Luz de luna, pero puedes llamarme solo Luna
Mi cara debió ser de horror en ese momento, sin duda me había encontrado con un grupo de locos y fanáticos. Esperaba que no mataran gatos en sacrificios al demonio. Le sonreí como solo un idiota le puede sonreir a un chica que lleva una máscara de gato.