-¿Debe ser broma verdad? Mi bebé no pudo haber muerto por esas cosas...- la mujer estaba a punto de caer en un ataque de nervios y una mujer de mediana edad que se le notaban las canas la trataba de tranquilizar.
-No crea eso, son imaginaciones de ese niño ¿Verdad?- ella le lanzó una mirada severa a Jude como diciéndole "Di que fue tu imaginación"
-¿Eh? No, es que si fue...- de pronto el hombre le tapó la boca, impidiéndole respirar- mmm....
-Si señora... ehh... vamos a ayudarla...
Los demás pueblerinos se dignaron a ayudarla y cargaron al cadáver del bebé que parecía un muñeco de trapo para ver que hacían con él pero a Jude le dio tristeza al ver como la mujer lloraba desconsolada un momento después y logró liberarse del hombre para correr hacía su casa. Deseando no haber visto nada y mentirle a su madre si es que ella llegara a enterarse.
Trataba de calmarse pero actuaba como si fuera un criminal que había robado dinero al hombre más rico del pueblo que en el Gran pueblo Werther. No era un criminal pero si un joven loco. Que vio probablemente un fantasma y que de una forma u otra los demás trataban de callarlo, temerosos de enfrentar lo peor, tembló y fue a lavarse las manos y no esta vez no le importaba que el líquido helado le recorriera cada poro, provocándole que la piel se le pusiera de gallina; tendría cuidado la próxima vez y cuidaba que su madre no averiguara qué le pasaba.
-Jude ¿Todo bien?- su madre estaba tendiendo la ropa y se acercó a él y lo miraba tratando de sacar la verdad con su mirada.
-Nada mamá, sólo le di la ropa a la señora Ryder y me dio pena porque vive sola.
-Mm sí. Pobre de ella, sus hijas la dejaron pero hay algo más ¿Verdad?
-No mamá en serio.
-De acuerdo, pero recuerda que puedes decirme lo que te inquieta- ponía la mano en el hombro de su hijo.
Él asintió con la cabeza.
-Tienes los ojos de tu padre- ella rió y siguió tendiendo la ropa.
Eso lo tranquilizó un poco porque su madre no siguió insistiendo y se relajó un poco, si las personas empiezan a evitar lo ocurrido podría volver a lo normal y se fue directo a su casa y tomó un pan y se lo llevó a la boca de manera abrupta.
Cayó la noche demasiado rápido, por el clima no era nada extraño pero Jude no tenía sueño y seguía pensando en lo que había ocurrido y como no, si los padres del bebé muerto organizaron un funeral en donde asistieron casi todos, lo que ocurría lo mantenía inquieto, debatiéndose si debía decirle a su madre lo que había visto pero pensaba que a lo mejor su madre lo tratara como un loco. Asi como casi todos lo trataron y dejar todo a la imaginación.
Se cubrió con sus mantas recién lavadas y juntaba sus pies para obtener calor ya que la chaqueta que su madre le había mandado a ponerse no era lo suficientemente fuerte para mantenerlo cálido, cerró los ojos para tratar de olvidar el rostro del pobre bebé y creyendo que lograba conciliar el sueño sintió que lo observaban y abrió los ojos en par en par, asustado y mirar lentamente a su ventana esperando encontrar el humo negro que había presenciado y que éste viniera a matarlo pero nada de eso ocurrió, suspiró aliviado cubriéndose con las mantas hasta la cabeza, deseando que el día llegase con rapidez.
A la mañana siguiente la carreta funeraria se llevaban el cuerpo del bebé, seguidos de los padres, un señor rubio serio junto a la mujer que se ahogaba en sus lágrimas pero Jude pensaba en su sueño. No soñaba nada desde los 11 años pero tal pareciese que esos sueños regresaban y lo trataran como si fueran amigos que no se habían visto en mucho tiempo, y el sueño consistía en una caja cobriza con un broche normal a lo que lo llevó a preguntarse "¿Qué estoy soñando?" Estaba seguro que no eran sueños normales y que tenían algún significado y negó con la cabeza.
Pero las cosas empeoraron cada vez más a medida que avanzaba la fría mañana ya que los cuerpos de los 3 hijos de otra pareja fueron encontrados muertos en sus cuartos y el comisario no se podía explicar eso y ¿Cómo Jude se enteró de eso? Bueno, vio a una mujer desfigurada, de piel grisácea y ojos amarillos, que se escapaba por la ventana de la casita mientras los padres lloraban sobre los cuerpos inertes de sus hijos pequeños. Dos días después ocurrió lo mismo con dos niños de 4 años, los sueños de Jude cobraban más vida porque la mujer de piel gris y semejante desfiguro reía estridente mientras la caja se abría despidiendo luz plateada y el viento rugía como si una bestia estuviera rondando por ahí. Jude no sabía qué hacer ante esas apariciones que él sólo podía ver y sus sueños se tornaban más extrañas todas las noches.