El Colgante

Capitulo 3

El colgante era la razón de su separación. De repente una idea corre por la mente de Ketih; David ya existía. El dije no fue la razón por la que se habían separado, pensó que el dije era solo el reflejo de la vanidad de una niña tonta y que toda la historia de la bancarrota era una mentira. Le toma la mano y mira si tiene anillo de boda. Aún seguía soltera, Keith estaba intrigado. No sabía que pensar, lo único cierto era que Fiorella se había burlado de el.

Keith la suelta, Fiorella no entendía lo que estaba pensando. El la ve, suelta una lágrima y sale del lugar a toda prisa. Fiorella pensó en buscarlo, pero no podía, David estaba en la mesa. David ya había pagado la mayoría de las deudas, incluso el capital faltante podía ser manejado por la misma empresa, que ahora era de Fiorella. En esos tres años, Fiorella logró que todo volviera a la normalidad. Al punto que toda la familia trabaja en los viñedos. Los tiempos de despilfarro y lujo habían acabado.

Fiorella no tuvo noticias de Keith por meses. Hasta el día en que al buscar el anuncio de su propia boda en el periódico local, lee un anuncio que estaba a lado del de ella, el prestigioso y conocido mundialmente arqueólogo Keith Manchester comunica a sus amigos y allegados que el presente sábado se casa con la conocida dama de sociedad, Michelle Osama.

Keith había decidido vengarse. Por lo que planeó una boda falsa con una amiga el mismo día y en la misma iglesia en que Fiorella pensaba casarse, solo que una hora después de ella.

Fiorella movió todo Londres para buscar otra iglesia, sin embargo, Keith había hablado con cada encargado de las iglesias más conocidas e importantes de Londres.  Sabía que Fiorella y su familia jamás iban a permitir que se casara en una iglesia no acorde a su estatus. Pensó en cambiar la fecha, pero no pudo; todas las iglesias estaban ya reservadas por casi un año. Había una última opción, escoger una iglesia de menos categoría. Keith le había estropeado la boda.

Keith sabía que Fiorella lo quería, lo pudo ver en sus ojos; sabía que el verlo casarse le iba a provocar ira y dolor.

Por su parte, Fiorella acepta el reto y decide no cancelar la boda.

El vestido de Fiorella era hermoso; estaba cubierto de encaje, la cola parecía no acabar. Un velo cubría un rostro triste pero relajado, ya que todo había llegado a su fin. No había deudas, la vida de todos estaba encaminada y su amor había encontrado la felicidad. No había tristeza, solo aceptación y paz.

Fiorella ve el reloj, ya deberían haberle dicho que salga del carro. Tenían solo unas horas, y ya tenían 25 minutos de retraso.

Lo que Fiorella no sabía era que Keith había hablado con el cura, este era un gran amigo de este, le explicó la situación y este accede a no presentarse a tiempo.

De repente había dos carros afuera de la iglesia. Había dos novias; una más hermosa que la otra. Y dos novios adentro esperando por sus futuras esposas. Al llegar el padre, este se excusa y les sugiere que ambas bodas se efectúen al mismo tiempo, la primera novia acepta.

Sin embargo; Fiorella entendió lo que estaba pasando, Keith estaba vengándose. Salió del carro, entró a la iglesia, agarró a Keith de la mano, atravesó toda la iglesia y se encerraron en el cuarto del cura. David los persiguió, mientras la otra novia sin sospechar nada, estaba dentro del carro esperando.

Fiorella le reclama a Keith, le pregunta por qué le hace eso; ya todo entre ambos había terminado. Keith se le acerca y le dice tomándole las manos y mirándola fijamente que nunca dejó de amarla, que la quería como al principio y más.

Fiorella no se resiste lo abraza, levanta la cabeza y lo besa varias veces; le dice que lo ama con locura, pero que debe casarse; no había otra opción. Le cuenta toda la historia y saca de su bolsillo el colgante, se lo enseña y le dice como verás yo tampoco te he olvidado.

David entra en la habitación y les hace saber que ha escuchado una buena parte de la conversación. Te he amado desde siempre, Fiorella. No quiero una vida sin tí, dice David.

Al comienzo este no reacciona bien; tres años, grita. Tres años he esperado por tí, tres largos años, vuelve a gritar. He pagado tus cuentas y ayudado en lo que he podido. Te he respetado, ni una sola noche juntos.

David se acerca a una mesa coloca las dos manos sobre ella. Levanta la cabeza y le dice a Fiorella mirándola a los ojos. Creo que nunca te voy a olvidar; hoy era el día más feliz de mi vida. Camina para atrás y le confiesa que también hay algo que ella debe saber, cada vez que él viajaba estaba con una amiga. No te he sido fiel, y quién puede. Mira a Keith y le pregunta, le has sido fiel a Fiorella. Cuéntame Keith, con cuantas mujeres has estado hasta hoy.




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