El color del cambio

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Diez días

Han transcurrido diez días desde que la brigada organizada por el general Crimson, y comandada por uno de sus capitanes, el capitán Caoba, partió con una gran unidad de mil hombres y mujeres en persecución de los invasores Marrón y, hasta el momento, no hemos recibido noticias sobre el estado de la misión.

La zozobra y el desespero se acrecientan en la sociedad de Croma. Las familias realizan compras de pánico y algunos han transformado sus hogares en trincheras. Otros han buscado refugio en túneles, sótanos y lugares subterráneos. Los guardias Rojo no permiten que nadie entre ni salga y patrullan por la ciudad día y noche.

Hay una extrema vigilancia en la ciudad. Los soldados y guardias Rojo rondan las calles y procuran mantener la situación en orden. Las clases se han suspendido en las escuelas de Croma, excepto en el palacio donde todavía se imparten algunas lecciones a los más pequeños, y sus edificios han llegado a convertirse en lugares de refugio para personas desamparadas y sin hogar. Otras actividades, como el comercio y algunos empleos, continúan sus labores cotidianas, pero todos deben regresar a la hora segunda de la noche a sus hogares y refugios más cercanos.

En el palacio las cosas se han vuelto tensas. Hay extrema vigilancia, los guardias inspeccionan a los sirvientes en todo momento. El hecho de ser una mezcla solo vuelve más complicada la situación, pues hay quienes sospechan que pueda tener alianza con ellos, así que vigilan mis pasos con sumo cuidado y atención.

La angustia reina sobre los integrantes de la familia real, en particular aquellos que perdieron a sus hijas de color Negro. Hay incluso informes de que un príncipe de color Negro se encuentra desaparecido, y con toda probabilidad se encuentra entre aquellos que fueron raptados por los Marrón.

Esta mañana, a tan temprana hora que ni siquiera nos había dado tiempo para prepararnos y efectuar nuestras actividades matutinas, un informe llegó hasta el palacio, uno que provocó un inmenso revuelo entre los gobernantes, al grado que tuvieron que convocar una reunión de urgencia con todos los integrantes de la realeza y los funcionarios.

Los sirvientes tenemos que estar presentes en ese momento, pues muchos de los que asistieron ni siquiera tuvieron una oportunidad de vestirse de manera apropiada o incluso tomar alimentos, así que nos hacemos disponibles para satisfacer cualquier necesidad que surgiera en ese momento

Alabaster, como siempre, toma la palabra. Se le ve algo desaliñado, y las prendas de vestir que usa no son las más presentables, pues la urgencia de los tiempos no le dio la oportunidad de usar algo más adecuado que un largo abrigo que cubría una camisa y un pantalón, además de un par de zapatos ligeros.

La multitud aguarda impaciente las palabras de Alabaster, mismas que serán transmitidas a todo Croma a través de un sistema de altoparlantes, el mismo que se emplea para hacer llegar informes a toda la ciudad.

Alabaster habla un poco a través del micrófono, y todos los presentes guardan silencio inmediato.

—Gracias a todos por asistir a esta asamblea —continúa Alabaster en un tono que expresa demasiada serenidad, aunque es evidente que lo que está a punto de decir lo tiene conmocionado hasta los huesos—. Los hemos reunido hoy con suma urgencia para hacerles llegar un importante comunicado referente a la misión de rescate.

»Durante la madrugada, un soldado de la compañía militar bajo el mando del capitán Caoba apareció en la entrada principal de la ciudad. Se encontraba muy débil y su color había desaparecido casi por completo. Los guardias lo trasladaron hasta la unidad médica de la guardia Roja.

»Mientras era atendido, murmuraba cosas que nos fueron difícil de comprender, entre ellas algo sobre una luz que les «robó» el color a él y a todos los integrantes de la compañía. Momentos después de hablar sobre esto, el soldado pereció.

»El soldado Brick llevaba en sus manos este mensaje —indica, y muestra una pieza de papel—. Según lo que alcanzó a decir, los Marrón lo tomaron de entre los sobrevivientes y lo enviaron de regreso a Croma con la carta. El mensaje es muy conciso, pues nos piden que entreguemos la ciudad en sus manos. No aceptarán tratos, no aceptarán acuerdos pacíficos. Lo único que aceptarán tener, y cito de manera textual lo que dice aquí, son nuestras cabezas y la de todo ciudadano de Croma a sus pies.

Alabaster exhala un poco alterado en un intento por calmar sus emociones y aparentar fortaleza, pues esto ayudará a tranquilizar a los demás.

—No conocemos el paradero de nuestras princesas o de nuestro más apreciado consejero, el señor Admiral, eso no lo menciona la nota; y estamos seguros sobre lo que sucedió con la misión de rescate. Es más que evidente que los Marrón solo desean tener el dominio de Croma en sus manos. Por esa razón, los invito a que tomemos un momento para deliberar el curso de acción que tomaremos —concluye.




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