Buenas noches

Narra Rosalie:

Cuando informé a mi madre de mi logro de captar la atención de Royce King el segundo, ella estaba radiante de emoción.

"¿Puedo ayudarte a prepararte?. ¡Por favor!" ella dijo, sonriendo. Pensé que estaba a punto de empezar a saltar de emoción.

"Bien. Pero no me estás tocando el pelo". Me reí.

"¡Trato!".

Pasamos el resto de la noche convirtiéndome en una mujer de aspecto angelical. Cuando terminamos, tuve que decir que me veía bastante bien. Sexy, incluso. Usando un vestido rojo seductor y sin tirantes que llegó a la mitad de mis muslos delgados y tacones blancos brillantes a juego, estarías de acuerdo en que era fácil para la vista. Mi cabello se siente en rizos largos y rubios que podrían poner celosa a cualquier mujer, con el accesorio perfecto: una pequeña diadema con una deslumbrante flor blanca a un lado. No olvidemos el lápiz labial rojo y el maquillaje perfecto para los ojos.

Poco después de terminar de prepararme, Royce apareció en mi puerta con un precioso traje negro. "Hermoso como siempre", saludó, sosteniendo el codo para que yo lo agarrara. Hice lo siguiente, y íbamos de camino a cenar a un elegante restaurante italiano. ¡Lo que lo hizo aún mejor es que pagó por todo!.

Después de comer, me llevó a bailar a la plaza del pueblo. Bailamos toda la noche, conociéndonos, creando recuerdos, en general teniendo la noche de nuestras vidas. Ahora estábamos parado en mi puerta, a punto de ir por caminos separados.

"He tenido una noche maravillosa contigo, Rosalie". Royce me susurró al oído durante nuestro abrazo de adiós.

"Llámame Rose". Dije en voz baja.

"Rosa…".

Antes de que me diera cuenta, se había retirado de nuestro abrazo lo suficiente como para que me mirara directamente a los ojos. Me quedara mirando a sus hermosos ojos verdes, mientras él miraba a mis ojos azules. Entonces, él se estaba inclinando y yo sabía exactamente lo que venía, pero nada en el mundo podría haberme preparado para ello. Nuestros labios estaban profundamente entrelazados. El beso fue mágico, y sentí como si estuviera flotando.

Sin embargo, había terminado demasiado pronto. No quería separarme. No me importaría pasar el resto de mi vida mortal en sus brazos, sano y salvo.

"Buenas noches, Rose", susurró, teniendo cuidado de dejar que sus manos se quedaran en mis caderas antes de alejarse por completo.

Me paré en mi puerta, viéndolo irse hasta que estaba completamente fuera de la vista.

"Guau", respiré.