El comienzo de un nuevo destino

Capítulo 4

Celeste.

Miro a aquel tipo de pies a cabeza analizando y detallando por completo cada partícula de su ser. Debía admitir que el chico era lindo, demasiado para mi gusto, pero obviamente no lo diría en voz alta.

El chico frunció el ceño mientras sentía su mirada penetrante en cada pequeña parte de mi ser, quizá el también me estaba analizando como yo lo hice con el, pero no le tomare importancia-tratare de no hacerlo-, es lo justo. Aunque ganas no me faltan para decirle "¿Que me ves, idiota? ¿Se te perdió algo o que?", pero vamos, que me puedo contener.

Se mantuvo totalmente callado aun penetrándome con la mirada, ¿Es que era mudo? Dios, esto me esta empezando a exasperar. ¡Habla maldita sea!

-¿De donde me conoces?-dije confusa a tal extraño que solo me miraba con el ceño fruncido, aquel colmando mi paciencia-la poca que tengo-hizo que levantara la voz frustradamente-¡Pregunte que de donde mierda me conoces!

El chico cambio totalmente su aspecto fruncido y serio, a uno divertido, ya con su ceño relajado negando con la cabeza.

-¿Y es que no me recuerdas?

Okey, esto me esta confundiendo mas y eso que yo solo quiero aclarar mis dudas. Que frustrante.

-Si te recordara no te estaría preguntando-dije ya al colmo de mi paciencia.

La diversión que había mantenido el chico de un momento a otro cambio totalmente por una cara neutra, sin sentimiento alguno que reflejar, como si estuviera vacío por dentro.

Que bipolar.

-El chico con el que chocaste en el aeropuerto, era yo.

(...)

Estaba en shock, aun no podía creer lo que me dijo aquel chico, entonces si, con razón me parecía haberlo reconocido, de verlo en algún lado, pero no lo recordaba y esa era la verdad.

¿Cómo era posible? ¿Era una coincidencia o solamente una broma de mal gusto?

Lo peor de todo es que las palabras de aquel chico no paraban de resonar en mi cabeza, tampoco tenia apetito para probar lo que me trajo-aunque podría estar envenenado-, ni siquiera puedo pegar aunque sea un maldito ojo. Este chico claramente me dejo mal, con dudas, muchas dudas en mi cabeza.

Me remuevo en toda la cama-que por cierto era tremenda, una cama matrimonial para mi sola, es hasta mas grande que la mía-pero aun asi, no puedo encontrar comodidad-y eso que la cama es muy cómoda-para dormir.

¿Y si le pido al chico que me ponga un sedante? Digo, de seguro el tiene porque con eso me adormeció, no?

No hay lógica, ósea, ni modo que me haya adormecido con su perfume masculino, seria ridículo.

Ya se. Pienso muchas tontearías, pendejadas, bobadas, etc. Pero claramente no es mi culpa, es culpa de mi mente que raramente esta dentro de mi.

Hablando en serio, ¿Cómo es que no lo reconocí? Esta bien, no le vi el rostro porque claramente no me dejaba verlo con esa gorra beisbol, ¿Pero por que yo tenia que ser su victima?

(...)

Al final de todo no pude pegar ojo en toda la noche, pero eso fue bueno en cierto modo, me dio tiempo para pensar y pensar, pensar un poco mas y luego seguir pensando. Pero bueno, estuve analizando mi situación y... ¿Qué ropa me colocaría, que pasaría con el instituto, mis padres, mis responsabilidades? ¿Qué pasaría con todo eso?

Claramente este secuestrador-que por cierto es muy lindo-no pensó muy bien, bueno, no pensó y claramente mucho menos en mi. Tampoco es que lo culpe, si yo hiciera lo mismo que el, tampoco pensaría en esa persona.

Me siento en la cama y miro fijamente la puerta.

Estuve asi por varios minutos y no paso nada, me aburría y si, había TV, pero no tenia el control remoto de este y de seguro el chico la dejo sin señal.

Me levante de la cama y comencé a recorrer la habitación, verla y analizarla.


 


Había un baño tremendo de color blanco, con un jacuzzi y ducha, un cuadro de flores en blanco y negro, un espejo, varios muebles donde dejar tus cremas, lociones, maquillaje, etc. Y lo demás que consistía de un baño común y corriente: el retrete y un lavamanos.

Sali del enorme baño que estaba en el interior de la habitación en la cual me encerraron y me puse a revisar todos los muebles, los cajones, bajo la cama, debajo la alfombra, pero nada. Nada que me pueda ayudar, estaba todo vacío, sino fuera por la cama y los muebles, esta habitación estaría totalmente desierta, al menos tengo suerte en algo.

(...)

Estaba atardeciendo y yo seguía encerrada en esa habitación, no había comido en todo el día y aun tenia lo que me trajo aquel chico, no me pude contener y me lo comí todo, era eso o morirme de hambre.

Al menos si estaba envenenado moriría sin un poco de hambre.

Estaba delicioso, se notaba que aquel jugo era natural, al igual que la mermelada. Pero no me podía fiar de lo que tenia en su alacena, cualquiera podría hacer o comprar ese tipo de cosas.

Como no tenia nada que hacer y ya estaba totalmente aburrida, me decidí a dormir. Pero justo en ese momento, la puerta se abrió de golpe permitiéndome ver a aquel chico.

Cabello café oscuro, del mismo color que sus ojos, nariz respingada, tez trigueña bronceada, un poco de barba, un piercing en su nariz, aros en ambas orejas y varios tatuajes por sus brazos y cuello. Su cabello estaba desordenado pero eso no le quitaba lo sexy que se veía, sobre todo con esa playera color blanco de manga corta que estaba utilizando.

El chico mostro una sonrisa ladina entreabierta, dejando ver su blanqueada hilera de dientes.

Con tan solo ese acto de su parte me di cuenta de que estaba demostrándole lo cual atractivo que era y que eso haría que su ego creciera, si es que tenia.

-¿Que quieres?-le doy la espalda cruzándome de brazos. Lo se, una actitud inmadura, ¿Pero que puedo hacer? No me le puedo tirar encima y escapar.

No lo haría porque, uno: Podría tener un arma. Dos: No sabia donde estábamos

Este chico tenia ventaja, no lo negaba, pero tampoco negaría que ganas no me faltaban para saltarle encima y luego huir, a donde sea, pero huiría.



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En el texto hay: peligro, secuestro, verdades

Editado: 11.06.2021

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