El Concordato de Marthrius

7 - Legado

- ¿Sigues despierto Dzuwan o te hecho un cubo de agua encima? - Se acercó riéndose, aunque sus ojos entreveían tristeza – Te aviso que no tenemos agua dulce para desperdiciar.

Solo había una cosa que podía decir con el enfado que tenía.

- ¿Eliminaron mi existencia del Mimbridor?

- No completamente, debíamos protegerte. si los otros hubieran sabido de tu existencia te habrían matado. Mantuvimos que exististe y que provenías de una familia menor, caída en desgracia. Si hubiéramos permitido que los demás miembros se salieran con la suya, no aparecería ni una sola mención a tu persona.

Un breve silencio se cernió sobre la estancia, solo interrumpido por el sonido de las olas golpeando el casco.

- Vamos a matar a mi abuelo

- Ril… ¿Pretendes que tú y yo viajemos solos durante días, atravesemos mares, desiertos, ejércitos y bestias, crucemos el portón, nos enfrentemos a Zimrur y su ejército solos? - Me miraba como si estuviera completamente loco

- No, pretendo que tú y yo reclutemos un ejército destronemos a Zyrolyr reconstruyamos Almarwill y con una flota partamos hacia Palandur.

- Eso si no nos matan antes.

- Si no nos matan antes, claro

Durante unos minutos estuvimos riéndonos como si volviéramos a ser dos críos, pero el sonido de alguien subiendo a bordo, nos despertó.

- Maestro soy yo – dijo alguien gritando mientras cruzábamos el umbral del camarote - ya no os busca nadie por la ciudad.

Era el hombre que nos había ayudado a escapar por los callejones.

- Bien hecho Kreim ¿traes los hombres que te pedí?

Kreim sacudió la cabeza formando una negativa y la agachó.

- No todos han acudido. Pero los que han venido serán suficientes para partir.

- Dejame juzgarlo por mí mismo. ¡Subid!

Un grupo de cinco personas subió al barco, eran hombres fuertes y se notaban los estragos del mar en ellos. Se podían ver numerosas cicatrices en unos, a otros les faltaban algunos dientes y había una mujer entre ellos. No es que me resultara extraño, nosotros los hijos de Eiven carecemos de genero explícito al ser más cercanos a nuestros ancestros. Pero me resultaba extraño que estos hombres tuvieran una mujer entre ellos dada su cultura.

- Un Rurir al día y tres comidas al día ¿la mujer se encargará de cocinar?

Uno de los marineros escupió al suelo y balbuceando dijo:

- Lis se encarga de administrar nuestro dinero, procurarnos trabajo y si hay que navegar es nuestra capitana. El cocinero soy yo.

- Bien, recibirás un Kilvir extra por comida, Kreim se encargará de comprar los suministros y será tu ayudante. A mi lado se encuentra Dzuwan si tenéis alguna queja se la comunicáis y el me la comunicará a mí, en caso de que Dzuwan no estuviera, Kreim es a quien debéis dirigiros ¿Como os llamáis?

Esta vez fue Lis quien habló

- A mí ya teneis el honor de conocerme, el cocinero es Kraum luego están Karst, Lekt y Liken – Hizo una pausa mientras paseaba entre los tablones de madera y observaba el navío - ¿Como pensáis dirigir esta nave con 8 hombres?

- Así.

Extendió el brazo y las velas descendieron ondeando, los nudos se ataron automáticamente y el navío avanzó como un autómata atravesando el puerto hacia el mar.

- No os hemos contratado para dirigir el navío. Sino para hacer ver que lo dirigís, instruirnos en los sucesos actuales y vuestras costumbres e infiltrarlos en Valendur. Dzuwan sígueme al camarote, Kreim ayuda a nuestros nuevos tripulantes a acomodarse en la nave.

Seguí a Klirt de nuevo hacia el camarote, por una extraña razón parecía que aunque estuviera a cargo de todo, estaba esperando a que tomara yo el mando.

- Klirt debo ver el libro.

- Antes de que puedas ver el libro debes recuperar tu poder – alzó la mirada pensativo – Aunque no puedes recuperar tu poder sin recuperar los pensamientos… ¿Qué es lo último que recuerdas de nuestro pueblo?

- Zyrolŷr asediaba la ciudad los soldados se situaban en la muralla haciendo frente al asedio y nosotros el alto consejo nos reunimos a debatir como proceder.

- Hiciste lo que todos temimos qué harías.

- Sugerí dialogar con el… a día de hoy aun pienso que hice bien.

- El no conocía tu existencia, verte le produjo recordar todo el dolor que sintió cuando asesinaron a tu madre…

- ¡El me borro los recuerdos!

- No, hizo algo mucho peor… volcó el poder que fluía por el en ti. Nunca debió hacerlo.

- Por mis venas ya corría el poder de Mel al hacer eso podría haber destruido mi sintonía.

- Pero no lo hizo, nos costó entenderlo, pero eras demasiado poderoso y joven para todo aquel poder.

- Me quiso convertir en su lugarteniente… podría haber destruido a mi abuelo ¡Hijos de puta! - Un destello de ira asomó por el rabillo de mi ojo, Klirt cayó al suelo retorciéndose de dolor – Todo lo que sufrí fue por vuestro miedo a lo que podría haber sido. No me disteis ninguna oportunidad.

Kreim aporreó la puerta

- ¡Dzuwan detente! - dijo con un grito de angustia - Intenta reparar su error…

Aparté la mirada y Klirt lenta y dolorosamente pudo levantarse para dejarse caer sobre la cama exhausto.

- Has… visto… esto temíamos… ¿Como…?

No pudo terminar la pregunta le había arrebatado toda la energía de su cuerpo.

- ¡Vete!

Kreim dejó de aporrear la puerta y se escucharon los pasos de su ida.

Me senté al lado de su cuerpo dormido y acaricié sus largos mechones hasta que el sueño me llevó.



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En el texto hay: guerras, imperios, mundos fantasticos

Editado: 27.12.2019

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