El amanecer iluminó la habitación de Ryan, quien se estaba alistando para su próximo viaje. Por su parte, Romani, como de costumbre, esperaba en la biblioteca.
—¿Se siente mejor?
—Sí, eso creo.
—Me alegra —añadió Romani—. Sobre su próxima parada, deberá ir a la provincia de Yu para convocar a Zhang Xiang, aprendiz de todos los maestros de la región. Sé que esto será igual de sencillo para usted y Scarlett.
Ryan no perdió el tiempo y se dirigió rápidamente a los jardines, pero su camino se cruzó con el de Amelie, quien se paseaba por los pasillos.
—¿Por qué la prisa?
—P-por nada —dijo Ryan, tratando de controlar su ansiedad.
Una vez el equipo se reunió, todos viajaron a Yu, provincia cimentada en montañas que custodiaban valles de jade, esmeralda y toda joya de color verde. Ryan usó su hechizo de máscara, y notó que su apariencia era bastante peculiar, ya que parte de su cuerpo estaba cubierto por espirales de color verde, y su única prenda era un mallon corto y de color negro, además de que su bastón se había convertido en un báculo cubierto de ramas y hojas.
—¿Qué es todo esto?
—Los habitantes de Yu creen que esa vestimenta les da flexibilidad —dijo Scarlett.
Y tal y como lo dijo la chica, tanto mujeres como hombres estaban cubiertos de tatuajes de espirales verdes, sus casas eran enormes pagodas con tejados triangulares, y sus calles se adornaban de esculturas y arcos de Neorroca y jade.
—¿Todos practican yoga?
—Claro, aunque esa no es su única habilidad —dijo Scarlett— también sabían toda clase de artes místicas previo al edicto del rey.
—¿Y qué fue lo que provocó esa prohibición? ¿Hay más Toelumas?
—En el camino te lo contaré. Es prioritario hallar a Xiang.
Tras introducirse en aquel nuevo ambiente, Ryan pudo ver más de aquel dominio, pues mientras subía y bajaba los montes, conocía la aldea desde distintas perspectivas.
—¿Puedes seguir con tu explicación?
—Bueno —dijo Scarlett— hace varios años, un par de clanes se encargaron de nutrir nuestra prosperidad, pero uno de ellos llegó lejos cuando quiso realizar experimentos con humanos.
—¿Qué? —preguntó Dame.
—Así es. Al menos eso mencionan las investigaciones de mi ma...
—¿Tu qué?
—Mi ma...drastra. Ella era una Amgina, como yo. Ahora que han muerto, yo soy la última de aquel clan.
—Cielos —añadió Dame, volviendo a sospechar.
—Oh, ahí debe estar Xiang —concluyó Scarlett.
—Ya me está preocupando —dijo el hombre.
Sin embargo, los dos siguieron a Scarlett hacia un pequeño jardín de piedra , sitio donde moraba un hombre con túnica gris y el pelo atado. Era nadie menos que Zhang Xiang.
—¿Qué les trae por aquí?
—La solicitud de su ayuda.
—¿Ayuda en qué? —preguntó Xiang, abriendo los ojos y bajando de su roca.
—A encontrar la reliquia de Yu y evitar una catástrofe que...
—Escucho mucha hostilidad en tu voz, caballero. Sería bueno que encuentres la paz.
—¿Eh?
—Recuesta tu cuerpo en esa piedra, y eleva tus piernas para que la prueba pueda comenzar, y tu amiga pueda cooperar.
Ryan hizo caso a la petición de Xiang, por muy incómodo que le pareciera. Sin embargo, no contó con que Scarlett, a petición de Xiang, debía ponerse de pie sobre la tabla.
Fue difícil para ambos mantener el equilibrio y cargar un peso así, pero lograron pasar la prueba, cosa que alegró a Xiang.
—Felicidades a ambos. Estoy seguro de que, con ese balance, lograrán vencer cualquier adversidad en tanto jamás se separen.
—¿De qué habla?
—El peso que coloqué encima de ambos me dice lo que pueden resistir en situaciones difíciles, por eso pedí que ambos lo hicieran, pues uno solo no puede con una carga así.
—Ya veo. Muchas gracias — respondió Scarlett, poniendo su mano en la cabeza de Xiang, y reviviendo sus recuerdos.
—¿Qué estoy haciendo? —contestó Xiang— No podemos seguir perdiendo el tiempo. La gema está en el antiguo templo de jade. Scarlett, ¿Dónde está ese conde?
Ryan se transformó en el Conde elegante, emocionando más a Xiang tras ver al personaje de su niñez. Aclarado todo, el trío se dirigió a las colinas que resguardaban el templo de jade, un gigante cubierto por la naturaleza.
En el interior, no había iluminación, más allá de las grietas por las que entraba la luz del día, y también el brillo de Dame. El grupo traspasó toda clase de pasillos hasta llegar a la cabeza del gigante de piedra, lugar donde moraba otro sello encargado de custodiar a Zen, la tortuga. Scarlett rompió el sello y liberó a la gema de Xiang.
—Zhang Xiang, te concedo el talismán de Zen, la gema de la paz. Con este talismán, servirás a un designio mayor.
—¿Están seguros de esto? —preguntó Xiang—. Hace años que mi pueblo ya no necesita de los Toelumas.
—La guerra nos hizo pasar por muchos cambios, pero es hora de que Gama vuelva a ser lo que alguna vez fue —respondió Scarlett, mientras Xiang inclinaba la cabeza en señal de aceptación.
—¡Zen, poderosa gema de la paz, concédeme tu energía!
Editado: 12.10.2024