Al día siguiente se retomó el entrenamiento con ciertos cambios.
Dentro del círculo Sara encabezaba la distribución, a su lado izquierdo Sebastian y a su lado derecho Raquel, los tres estaban exhaustos la concentración para sentir y palpar sus propias almas era un proceso que tomaría años los que se estaban reduciendo en horas, Orión tuvo especial cuidado con Sara y Géminis por lo que la cortina de energía que los rodeaba fue modificada para que ambos estuviesen encerrados en el mismo lugar a pesar de estar separados.
Raquel respiraba agitada si no se concentraba apropiadamente perdía el hilo y caía agotada, el internarse en su ser era como sumergirse dentro del mar aguantando la respiración cosa que solo duraba instantes que de poco a poco se acumulaban pudiendo así aguantar un poco más en su ser mientras le encontraba forma a su alma.
Sara sentía exactamente lo mismo, se sumergía en el mar de su ser a veces veía luces de varios colores que la rodeaban, luz que la abrigaba y podía palparla más allá de cualquier sensación, le costaba mucho mantenerse en ese estado, pero podía durar en su interior el tiempo que quisiera, la paz duraba poco el mar de su ser se alteraba, se agitaba, ella estaba en el fondo varios metros bajo la superficie de la tormenta, pero aun así sentía como las olas se arremolinaban y chocaban entre sí, a poco tiempo sentía enojo, una ira inmensurable.
Los tres cayeron de rodillas cuando la barrera se desvaneció.
‒Lo hiciste muy bien‒ se dirijo Orión a Raquel ‒a pesar de ser la primera vez que te conoces a ti misma eres fuerte al no rendirte, pero recuerda que no todo es luchar a veces es aflojar la cuerda para tomar un respiro‒
Raquel asintió con la cabeza estaba exhausta como para responder, respiraba agitada como si hubiese aguantado la respiración por mucho tiempo.
‒De alguna forma conoces tu alma, los cazadores tienen una peculiaridad natural, la sangre de Pandora que fluye por sus venas les permite conocer sus almas antes de tener conciencia del mundo que los rodea, pueden sentir las emociones de los que les rodea y es eso lo que está mal aquí en especial cerca de Géminis‒ Sara miro sus manos estaban temblando, sentía su cuerpo exhausto.
‒Debes soltar ese odio‒ se dirigió a Géminis ‒ese mismo odio te está consumiendo y estás arrastrándola a ella‒ señalo a Sara ‒hay algo en ti que te impide seguir, algo que se encierra en lo más profundo‒
Géminis respiraba exhausto empapado en sudor, con la camisa pegada al cuerpo.
‒Si no te concilias contigo mismo, ella sufrirá por tus pecados, tienes que encontrar la paz si quieres seguir, ahora no solo eres tú, no estás solo‒
Géminis no expreso nada, solo se mantenía con la cabeza agachada mientras recuperaba el aliento.
‒¡Listo!‒ dijo Sebastian entrando a la sala, tenía el cuerpo lleno de hollín al igual que su rostro y los cabellos manchados de una capa suciedad, hollín y ceniza.
‒Por ahora descansen un poco, recupérense‒ dijo Orión en frente de los tres, poco después salió del salón.
Raquel se recostó sobre el círculo, le pesaba el cuerpo. Sara en cambio quería levantarse, pero las piernas no le respondían, y Géminis se irguió con dificultad.
‒El portal está casi listo‒ añadió Sebastian dirigiéndose a Sara que permanecía en cuclillas ‒mañana iré a dejar el mensaje a tus padres de nuestra ubicación‒
‒Gracias‒ dijo Sara respirando exhausta.
‒Venga arriba, arriba‒ dijo Sebastian al frente de cada uno ‒si queremos hacerle frente a lo que nos espera ahí afuera deben aprender lo más que puedan, cuando tus padres vengan por ti yo iré en búsqueda de Ina y Ani para resolver el problema del contrato‒ sonrió Sebastian emocionado.
‒¿Qué pasará con los pecados o Daniel?‒ añadió Raquel tragando algo de saliva.
‒Los pecados y todo lo que se refiere a ellos es problema de los cazadores, algunos ángeles y de nuestros superiores ustedes no tienen nada que ver con todo esto‒ añadió con un tono sarcástico lo que molesto a Raquel ‒por ahora beban un poco y recuperen energías lo que se viene es mucho más alucinante que lo que acaban de hacer‒
Pasaron alrededor de unos minutos mientras recuperaban el aliento, Sebastian había traído en una bandeja con algo de beber y comer, pero se tuvo que volver porque se había olvidado limpiarse primero causando que manchara la bandeja y lo que contenía ella, volvió minutos después con el cuerpo lavado con ciertos rastros de hollín, con una bandeja de comida y jugo y unas toallas limpias.
Los tres recuperaron el aliento poco después, conocer sus almas era un esfuerzo incomparable.
‒Por favor, síganme– dijo Orión desde el marco de la puerta ‒Ahora que tienen una idea de lo que son sus almas las usarán para crear runas que les serán útiles– el pasillo que recorrían era extenso, parecía no tener fin alguno.
‒Se parece mucho al museo‒ musito Sara a Sebastian que estaba tras de ella.
‒¿De quién crees que aprendí a ocultar un enorme lugar dentro de un espacio reducido?‒ sonrió Sebastian.
Sara miraba la piedra negra de las paredes iluminadas por las lámparas colgadas en ellas, al final de todos estaba Sebastian apagando las lámparas detrás de él las mismas que se volvían a encender poco después.
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Editado: 05.12.2021