IV

Géminis llego al cruce de los tres pasillos, después de dejar a Sebastian apoyado sobre su lanza, tenía que actuar de inmediato, ya que el hedor de los susurradores era sofocante señal de algo muy malo, tres caminos se dividían frente a él: un corredor recto en frente de la piscina y dos pasillos a cada lado de la puerta en forma de T, acababa de llegar por uno de los pasillos estaba completamente oscuro con las luces de las fluorescentes parpadeando sumado a que todo a su paso había sido dispersado en todas direcciones llego justo cuando un fuerte impacto hacía eco por los pasillos al poco tiempo encontró las puertas de la piscina desencajadas de su marco y dentro de la piscina se observaba una gran mancha negra que se disolvía junto a una mancha de rojo intenso.

Corrió en dirección de donde el hedor se volvía más intenso, si había más susurradores serian el menor de sus problemas, un susurrador recién alimentado tiene una fuerza y agilidad superior al resto, su debilidad era que cazaban a sus presas en solitario, eran codiciosos por naturaleza así que aquella ventaja le serviría, pero también podría estar equivocado y podía encontrarse con el grupo de susurradores volviéndole a él una presa más. Sea lo que sea, estaba preparado para destruirlos.

Siguió el rastro de destrucción junto a varias cicatrices en el piso, perforaciones provocadas por las garras de un susurrador, el pasillo apestaba al hedor de esas bestias. El grito de una chica proveniente del segundo, le ayudo a ubicarla rápidamente. Le tomo un par de segundos llegar hasta ellos, al llegar encontró a una de las chicas gateando en el piso intentando alejarse desesperadamente, sus movimientos eran torpes y descoordinados, al mismo tiempo detrás de ella un susurrador con la forma de un lobo de gran tamaño clavaba las garras en el piso cada crujido de la baldosa infundía terror en la chica que estaba al filo del colapso, sus movimientos eran cada vez más torpes mientras su mente sucumbía ante la desesperación.

–¡NO POR FAVOR!– suplicaba entre gritos y llantos –¡ALÉJATE! ¡VETE! ¡VETE!– lanzaba los brazos tratando de alejarlo.

Géminis estiro su brazo derecho por encima de su hombro izquierdo, asía fuertemente la empuñadura de la espada que cargaba tras de él, una espada larga de color plateado, en la hoja había manchas de óxido acompañado de varias runas talladas por toda la superficie que terminaban en la punta, pero eso no quitaba la mortalidad de su filo, debía aprovechar que el susurrador estaba distraída en su presa para encajar un certero y preciso ataque y así matarlo de un solo golpe.

Su brazo derecho aún no se había recuperado por completo, por lo que debía de tener cuidado en sus ataques.

La chica gritó desesperada al ver los colmillos de aquella bestia acercándose, expulsando todo el aire de sus pulmones mientras cubría su rostro con las manos hasta desmayarse, el lobo salto con la intención de clavar sus garras en el cuerpo y los colmillos en su cuello eso no la mataría de inmediato, en cambio, disfrutaría los minutos donde la vida de la chica se desvanecía lentamente. Géminis se lanzó en contra del susurrador casi al instante, ambos eran rápidos en sus ataques.

Cuando la bestia estaba en el aire, Géminis ya estaba a su lado empuñando la espada en dirección al torso del lobo dispuesto a cortarle en dos.

El lobo retrajo las patas colocando las garras en dirección al filo de la espada mientras esta la golpeaba de lleno, sin causarle daño alguno. El susurrador salió disparado con gran brutalidad varios metros hacia atrás, estrellándose contra una hilera de lockers. Aquel ser dejo la forma sólida de lobo mientras su cuerpo se transformaba en una masa etérea que conservaba ciertos rasgos del cuadrúpedo junto a los ojos azul violeta salpicados de manchas blancas a modo de estrellas, Géminis resguardo a la chica detrás de él protegiéndola de cualquier ataque.

Aquel ser gruño, un sonido gutural, relamió sus colmillos y se alejó desapareciendo por los pasillos hasta volverse uno con la oscuridad.