(Bella POV)
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Miré a Raz sonriendo, sus blancos dientes me regresaron la sonrisa.
Demetri pasó cerca de dos meses resteándonos para tratar de entregarme personalmente la carta de Marcus. Claro que pudimos dejarnos atrapar a la primera oportunidad que se presentó, pero me gustaba divertirme con los Vulturis.
—Necesitas comprar un vestido nuevo —me dijo Raz en su mente a la vez que me imaginaba en un sexy vestido rojo. Sonreí y lo empujé, él soltó una risa divertida en respuesta mientras me frotaba el cabello para molestarme.
—Hay que aprovechar la oportunidad para recuperar la meam —dije pensativa. Sí Marcus me iba a ayudar, no voy a dejar pasar la oportunidad.
—No estás pensando en ir —la voz grave de Raz temblaba— ¿Verdad?
Lo miré. Sus ojos se abrieron con exageración al ver la decisión que mi rostro mostraba, frotó con desesperación la ligera barba castaña que estaba presente en su rostro.
—¿De verdad vamos a ir? —sus ojos azules me miraban suplicantes. — Bella, ¿sabes qué significa eso? —me preguntó en un tono bajo mirándome incrédulo.
Ver a los Cullen, sin duda eso significaba ir a Volterra. He pasado dos años sin verlos y no estoy segura si estoy lista mentalmente para hacerlo de nuevo. Después que me dejaron, pasé cuatro meses en estado catatónico hasta que Raz llegó, Charlie en su desesperación por hacerme reaccionar, lo había llamado sabiendo que verlo me iba a ayudar a despertar y a volver a tomar las riendas de mi vida.
Conozco a Raziel desde que éramos bebés, hemos crecido juntos mientras desarrollábamos un lazo inigualable, ha estado en momentos cruciales de mi vida y gracias a esto, le debo demasiado, sin mencionar que tiene todo mi cariño y respeto ganados.
—Tranquilo —le sonreí para tranquilizarlo— Estaré bien.
—Eso dijiste la última vez —me rodo los ojos. Raz sabe todo lo que pasó con los Cullen, y no son precisamente sus personas favoritas en la tierra. Claro, exceptuando a Esme.
—¿Los vas a llevar a todos? —medité su pregunta. Mi clan, era un poco irónico llamarlos así. Son un grupo de seres de distintas razas que han funcionado muy bien juntos.
Aro no conocía a todos, y creo que mantener así la situación de esta manera era lo mejor.
—Sólo a los que Aro conoce —asintió dándome la razón y comenzamos a caminar por el bosque.
—Vayamos primero con Malena, es la más cercana —Raz asintió obediente— Después veremos a los demás en tu departamento.
Sacó su celular y comenzó a llamar a los demás de camino a su Camaro 1969 aparcado junto a la patrulla de Charlie. Nos subimos al auto y avanzamos rumbo a San Francisco.
Las siguientes 14 horas de viaje fueron amenas, pasar el Tiempo con Raz era algo muy sencillo, tenía muchos temas de conversación para ofrecerte y su personalidad suelta y relajada se te contagiaba.
Buscamos entre las calles el departamento de Lena. Raz estacionó su auto negro y tocamos el timbre esperando que la rubia nos abriera. Dentro del departamento se escucharon los pasos apresurados a la entrada.
—Lena —saludé en cuanto la vi.
—¡Mira nada más! —gritó eufórica. Nos abrazó entusiasta y tiró de nosotros para acomodarnos en su departamento.
—Te ves espectacular —le dijo Raz. Ella solo asintió y movió las caderas con felicidad.
—Y ustedes no están tan mal —nos examinó de arriba a abajo. —¿Qué los trae por aquí?
Raz y yo nos miramos. Me sentía mal por quitarle la felicidad con la que nos recibió, saqué la carta de los Vulturi y se la extendí. Su rostro se tornó serio mientras la tomaba, pasaron unos segundos mientras ella la leía.
—¿Asuntos importantes? —Los ojos grises de Lena nos miraron brillantes en duda.
—No estoy segura de que se trata —la miré— Marcus está detrás de la idea de realizar el baile. Sin duda sabe algo que Aro desconoce y definitivamente es algo que nos concierne.
—Tenemos entendido que los Vulturis tienen escondida la meam —habló Raz con cuidado —Específicamente Ciaus.
—¿La daga del alma? —Lena miró sorprendida a Raz, él asintió— ¿Para qué la quieren? No la pueden usar.
—Planea vendérsela a algún demonio, o quizás a un cazador. —le respondí. Mi amiga cubrió su rostro con sus manos. Los tres sabíamos que sí esa daga terminaba en manos equivocadas, el balance del universo se perdería.
—Hay algo que no entiendo —la rubia levantó su rostro —¿Por qué tanta insistencia de reunir a tantos clanes?
—¿Qué sabes? —Le pregunté a Lena. Sus ojos demostraron que había dicho algo que no debía.
—Saben que me sigo mensajeando con Zack —dijo haciendo un gesto con la mano para restarle importancia.
Mi hermano y Lena tienen una historia romántica muy turbia. Su relación va y viene de la mano de las misiones que se les asignan, por las temporadas que pasan fuera del Caelum.
—Según me dijo —sacó su celular para buscar los mensajes— Todos los invitados de los Vulturis han recibido una carta escrita por Aro.
—Es una buena manera de comprometerlos a asistir —reflexioné. —Sobre todo a los que pasaron una temporada con ellos.
—¿Cuál es el plan, jefa? —Malena me miró decidida. Su valentía angelical la impulsaba a disfrutar enfrentarse a los peligros.
—Empaca lo que necesites —le dijo Raz— Veremos a los demás en mi departamento.
Lena asintió y comenzó a buscar por todas las habitaciones. Raz y yo bajamos al automóvil para darle privacidad y no estorbarle. 20 minutos después nuestra rubia amiga subió con nosotros al auto para emprender camino a la reunión con los demás.