Adriel
El reloj marcas las 3 y punto, las puertas del elevador se abren y veo como la chica morena sale con una bolsa de recados y trae en su mano un vaso de café grande.
Mientras repiqueteo los dedos en el escritorio observo como Ross se levanta justo en el momento que se dirige como siempre a la misma hora a la sala donde está la fotocopiadora. Los ojos de Eve se conectan con los míos y le hago señas para que lo siga ya que el pequeño espacio donde mantiene la fotocopiadora es una pequeña oficina con paredes de cristal.
—¡Detective Ross!—Eve lo llama pegándose tras de él con una sonrisa un poco mal fingida.
Rezo para mis adentros para que el amargado no le dé por batearla cuando él se da la vuelta al escuchar su nombre.
Observo como sus hombros se colocan dirigidos en el momento de escuchar la voz de la morena, con pasos lento se da la vuelta observando a la morena de pies a cabeza y aprieta la carpeta que llevaba en manos.
Esto me recuerda una novela y si tuviera palomitas estaría ahora mismo disfrutando ver como Ross un hombre casi para los 26 años, todavía le da miedo tratar con mujeres. Y más si aquella mujer es Eve.
—Hola Eve, ¿Y eso que haces por aquí?—pregunta dudoso y agradezco al de allá arriba.
Eve se le acerca extendiéndole lo que había traído.
—Nos sobro Dona de chocolate de más y quise traerle una ya que no lo vi hoy.—él mira la bolsa y después la cara de la chica que sigue con la sonrisa rara.
<<¡Por Dios Eve, imagínate que es Fisher aunque sea!>>
Como si ella leyera los pensamientos.
Me golpeo la frente. Eve siempre ha sido muy buena con todos, siempre mantiene una sonrisa sincera en su rostro pero como que hoy la sonrisa cayo y la entiendo. No es fácil tratar a Ross y más si el hombre anda comiendo limón todos los días como desayuno.
—He gracias Eve, no sabía que pensaba en mi.—él acepta la bolsa y el café un poco confundido, Eve no borrar la sonrisa de maníaca que tiene y por un segundo pienso que estuvo viendo la película del guasón antes de subir.
—De nada, sabes que siempre pienso en todos ustedes... Y ¿qué hacía?—ella miro la carpeta y después a él, sin darle chance a que responda a lo que ella le había dicho.
—Voy a sacar unas copias para el caso... ¿quiere acompañarme?
—¡Si tanto insiste! ¡Además quería preguntarle algo importante de un caso que vi en la tele! —la veo que lo arrastra al lugar y aprovecho cuando él me da la espalda y es Eve la que me mira.
Me levanto de la silla con cuidado sin llamar la atención de ellos, ya que esta hora la sala de detective siempre está sola excepto por Ross que es de la vieja escuela que le gusta tener todo en papel en vez de computadora o celular. Por lo que aprovecho y cuando llego a su escritorio como si estuviera en alguna escena donde debo robar algo sin que me descubra me agacho buscando en su maletín la carpeta que necesito.
Busco por los nombres y cuando doy con la carpeta, saco mi celular y comienzo a tomarle foto a todo lo que ha investigado. Y es que aunque Luciano creyó que me darían este caso estaba equivocado, pero de alguna forma necesitaba encontrar el informante que había dicho Joan y de eso lo iba e encontrar pero al club al cual iba más.
Solo que necesitaba la lista que Ross y el Teniente Sánchez tenían bajo su poder, cuando termine de tomarle fotos. Deje todo como estaba y volví a mi asiento en el momento que escuche una risa escandalosa mal fingida. Le hice señas a Eve para que dejara a Ross, ya que si seguía así terminaría alertando a Ross y la vi que esta vez le dio una sonrisa grande antes de palméale el brazo y despedirse de él.
—¡Gracias Detective jamás creí que hasta por los piojos podemos dejar ADN! —ni siquiera le iba a preguntar qué fue lo le pregunto porque no quería saber.
Ella salió prácticamente corriendo de la sala de detective y la vi irse, yo en cambio estaba festejando por dentro.
— Eve y sus preguntas locas de piojos ¿no?—bromee un poco cuando Ross salió de la sala y caminaba a su escritorio.
Me dio una mirada que si ya no estuviera acostumbrado con las de mi tío y abuelo, me fuera ofendido pero solo hizo que mi sonrisa creciera como un niño pequeño.
— ¡No te metas donde no te llaman Miller!—gruño él recogiendo su maletín y la chaqueta que estaba en su silla.
— Ah mira, me meto donde me llaman porque Eve es muy especial para mi.—sus hombros se pusieron rígido y blanquee los ojos cuando observe como camina hacia mí con pasos amenazante.
— ¿Si? Como aquellas chicas a las que te folla por solo una noche.
—No sabía que te interesaban mi vida personal fuera del trabajo, eso es muy lindo de tu parte.
— A mí no me interesa lo que hagas con tu vida Miller, solo te quiero metros de mi o mejor quilómetros.—se inclinó en mi escritorio y yo blanqueo los ojos levantándome pero esta vez con intenciones de irme.
—Mira como sufro porque no me quiera en tu vida.—salgo de la sala dejando a un Ross con ganas de matarme.
Pero bueno, es algo que en cualquier oportunidad pasara pero ahora no.
Yo en cambio me dirijo a otro lugar más calmado hasta que se hagan la hora y observo las fotos que le tome al caso de Ross y Sánchez. Han avanzado mucho en el caso por lo que veo, pero todavía no tienen sospechoso o prueba que diga que alguien que trabaja para Luciano, o que estuvimos ahí en ese almacén.
Lo da como una guerra de banda que salió mal, aunque tienen todo el historial de llamadas y contacto de Joan. Por lo que me voy a la lista de los club que tenía a su nombre, aunque no era muchos uno me llama la atención porque está a nombre de una chica y ahora que lo pienso Joan estaba casado y tenía hijos, pero dudaba mucho que él dejara algo a nombre de ella y lo dejo como recordatorio que debo investigar.