El cronista de Shálayim: La Historia del Reino. Parte Il

Capítulo V La Primera Batalla por Antagonia

Capítulo V
La Primera Batalla por Antagonia

¡Gloria, Gloria, Gloria al Magno Rey de Reyes!

Aún era de noche cuando Tze y Benjamín entraron súbitamente a la casa de Sir Joseph McHael, seguidos por varias tropas de la Gran y Felicísima Armada Real quienes les pisaban los talones, consigo traían sabuesos para detectar el débil rastro que dejaron, les habían perseguido toda la noche y estaban muy cansados. La resistencia antagona les escondió en el barco de Sir Joseph McHael. Durmieron un momento hasta que el primer rayo del sol se asomó.

 

            La Gran Armada Dorada dejó de buscarlos después de la longeva vigilia de la media noche, cuando los atalayas dieron aviso que el asedio se había recorrido a 500 metros hacia las murallas, tocaron las trompetas. El farsante rey decidió que todos regresaran a sus puestos a esperar el ataque, puesto que sus soldados nunca encontraron evidencia alguna de la existencia de aquella figura siniestra, misma que los había atormentado aquella noche, tampoco había rastro de que fuese real aquel monstruo y ahora requería que su amado ejército descansará un poco antes de la posible batalla por venir, pero, ninguno pudo descansar, pues el recuerdo de lo acontecido durante el anochecer, de aquella canción y su interprete les recorría incesantemente la memoria.

 

            Mientras tanto se despejaban todas las calzadas de la Áurea Armada, pero no del hielo perenne, ni de la hambruna, las personas insurgentes fueron en secreto a reunirse hasta la choza de Sir Joseph, enfrente de la plaza que se hacía en aquel sitio. Al ver salir del antiguo barco de Sir Joseph McHael a Lady Tze McFord y a Jeremiah Benjamín Van Stracht el pueblo renovó sus delgadas esperanzas, pensando en la posibilidad de que la guardia les había arrestado y/o asesinado; les veían ahora con vida, para muchos lucían más fuertes y altos, como si un haz luz celeste les iluminará el febril rostro juvenil, lo cual trajo un sopló de renovación a aquellas personas en la miseria, a pesar de sus prendas raídas y sus costillas pegadas.

 

Dörín Van Mont Ereb- ¿Dónde habíais estado todo este tiempo? Pensábamos que estabais muertos o prisioneros.

 

            Vociferó el séptimo descendiente Ghrain, el enano Pelirrojo. Confirmo el capitán de antifaz.

 

John Westfall – Les hacíamos en los calabozos.

 

            Entonces el jefe de los enanos Peliazul afirmó.

 

Gwalen “Barbiazul” Von Mont Blue – Bendito sea aquel que los ha liberado de los perseguidores.

 

            Un protagónes disidente les cuestionó entre el tumulto.

 

Wigbert McLaud – ¿Acaso no traen consigo el “Aurim”? ¡Sois los portadores del antiguo relicario! ¡Insondable Medalla de los caballeros! ¿No es así?

 

            Una doncella antagona algo desgarbada prorrumpió.

 

Lady Wope - ¡Bendito sea Good-ness que los ha traído a nosotros!

 

            El barbiluengo enano repuso.

 

Görin Vonorot – ¡Benditos sean los portadores!

 

            La aclamada dama de la Antagonia llamó al orden.

 

Lady Hope - ¡Dejad que estos donceles hablen!

 

            Los infantes les contaron todas sus ocurrentes aventuras para recurrir al Heroico Ejército Aliado y sus planes de ocupación para liberar la metrópoli. Entre otras muchas narraciones que no se cuentan, aunque si están escritas en los rollos de las Gestas de la Honorable orden los Gentiles-Hombres James.

 

Ian Westfall - ¿Qué hay con el caballero James? ¿Por qué traéis su medallón?

 

            Volvió a cuestionar el hijo de John Westfall lo que el protagónes molestó indico.

 

Benjamín – Ahora nos pertenece su insigne medalla.

 

            Se miraron de reojo los infantes.

 

Benjamín – Lord James V está vivo todavía y viene hacia acá con las tropas del Fuerte Knox. Se ocultó y se dio por muerto para evitar una segunda invasión bárbara.

 

            Antes de que la tropa de la duda los asaltase la gentil dama llamó a las armas con un grito.

 

Tze McFord - ¡Que Antagonia nunca muera!

 

Pueblo - “¡Que siempre nos/la salve Malki-Tzedek!”.

 

Tze y el Pueblo - “¡Salve Malki-Tzedek, El Gran Libertador!”.

 




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