El deseo de Sarah

CAPITULO 45 AMAIA

 

Estoy tarareando una canción mientras el semáforo cambia, estoy rumbo a la oficina, hoy no trabajo por qué hoy se casan Santiago y Gael, a si que en media hora veré a Madi en su casa, irán dos maquillista y dos peinadores a arreglarnos, y Flavio me pidió no ir hoy a trabajar, pero madi me pidió el favor de llevarle unos documentos a Orestes, ya que a ella se le complicaba, por qué está ayudando con algunas cosas a Santiago.
Llego al estacionamiento, y subo al elevador privado, solo Orestes, Flavio y Agoney lo usan y bueno ahora yo y Simone cuando viene conmigo. 
Llego primero con Orestes que está esperando ese documento.
—muchas gracias por traerlo, son importantes y los necesitaba con urgencia 
—no fue problema traerlos Simone ha llevado al cine a Maia y la llevará con sus abuelos.
—¿Ella está bien?
Se por que me lo pregunta, mis suegros han ido hablar con ella Oliver les contó toda la verdad de su embarazo y estoy muy feliz  que al menos ellos lo hayan tomado mejor, y le hayan ofrecido su ayuda, yo sé perfectamente que ellos son los mejores abuelos, y que el bebé de mi amiga no le faltará ese amor, pero me entristece que Oliver siga sin aceptarlo, simplemente no quiere hablar con ella, y ha tenido una fuerte discusión con su padre.
—esta más o menos —son sincera
—despues de la boda de Santiago ella y Agoney se irán a los ángeles, creo que le hará bien estar alejada de él por un tiempo.

Estaba de acuerdo, pero eso me llena a de tristeza, estar lejos de mi mejor amiga Pero se que aunque estemos lejos nuestra amistad no cambiará, además que Flavio me ha prometio que me llevará a vicitarla cada que podamos y eso me hace mucha ilusión.
Llegó a la oficina de Flavio he pasado antes de prepararle su café, ahora se cómo le gusta, quiero sorprenderlo, el no sabía que vendría a si que camino lo más despacio que puedo.
Abro con cuidado la puerta, nunca imaginé ver lo que estaba pasando adentro Flavio besando a otra mujer, la taza de café cae al piso, siento las gotas calientes en mi piel, pero no me duele, en cambio ni corazón el corazón se esta rompiendo en pedacitos, Flavio y la mujer voltean a verme, me doy cuenta que esa mujer es Carolina. 
—amor, no es lo que tú piensas —Flavio camina hacia mi 
Miro a Carolina ella está con una sonrisa cínica. 
Quisiera salir de ahí pero mis pies no reaccionan, Flavio llega junto a mi, saca un pañuelo y limpia mis pies, me doy cuenta que el café me ha caído en los pies, pero estoy en shock y no siento ni dolor ni ardor, solo decepción, Flavio besando a Carolina.
—quieres irte de una puta vez, maldita sea.— me sobresalto con el grito de Flavio.
—volvamos hacer lo de antes Flavio —habla con mucha tranquilidad.
Yo sigo sin moverme, mientras Flavio me limpia los pies, no quiero que me toque pero lo dejo, su aroma me envuelve aunque se mezcle con el de ella.
Flavio se levanta la toma del brazo a Carolina, le dice algo en el oído, algo que le quita esa sonrisa cínica de hace un momento.
—no te atreverías hacerme eso, me destruirias mi carrera.— Carolina contesta consternada.
— si te vuelvo a ver cerca de mi o de mi familia, creeme que lo haré.
—me debes lealtad Flavio, y te recuerdo que tú has hecho cosas peores, tengo que recordarte también.
—Amaia lo sabe no te preocupes, ya le he contado todo sobre mi pasado —es verdad Flavio me lo contó, la vez que justo ella mandó esos horribles vídeos.
—ahora sal de mi vida por favor.
Carolina sale no son antes mirarme con desprecio.
Me odio por n ohaber he Ho ni dicho nada solo vi espectadora aqui.
Siento las suaves manos de Flavio en mi rostro...

Escucho el murmullo de personas, abro los ojos, no entiendo que hago aquí...
—hola—Flavio me toma de la mano para tranquilizarme.
—te has desmayado, no podía despertarte, te he traído al hospital.
—¿que hora es?— le pregunto, a mi mente llega la boda, tenía que ir con Madison a prepararme.
—trnaquila, estamos a tiempo seguro tu desmayo fue por culpa de Carolina, y lo siento mucho cariño ella llegó sin tocar y me besó yo estaba en la ventana ordenando en mi mente un proyecto y simplemente me tomo desprevenido te lo prometo — le creo sus ojos dicen la verdad.
—te creo, pero no deja de dolerme ese beso.
—no significó nada para mí, nunca significó nada ni antes ni ahora.
La puerta se abre, y nuestra conversación termina.
—buenas tardes —un doctor entra.
—buenas tardes—contestamos los dos.
—¿Cómo se siente?
—me siento bien pero desperté con pocas náuseas — le comento
—eso es normal en su estado
Tanto Flavio como yo volteamos a verlo, ambos sabíamos que significado en su estado.
—¿Estado? — pregunto aún sabiendo la respuesta.
—oh veo que no lo sabían, pero serán padres, está de cinco semanas.
Mi mirada va a Flavio, su semblante no me dice nada, y mi un nudo se me hace en el estómago.
—los dejaré solo para que asimilen la noticia —ninguno de los dos contestamos.
—siempre usamos condón —es lo miro que me sale.
—y solo he estado contigo —digo por último.
—ey 
Flavio se acerca a mí, se sienta en la orilla de la cama.
—puede que el condón se haya roto, eso pasa muchas veces, y lo otro no vuelvas a mencionarlo, jamás dudaría de ti, nunca Amaia, entonces Flavio me regala una sonrisa, que de inmediato me tranquiliza.
Toca mi estomago aún plato.
—a si que ahí estás, susurra en mi estómago, dice más pero no lo gro entenderle.
—no habíamos hablado de si queríamos mas hijos — Flavio se endereza.
—en mis planes estaba no tener mas hijos —sus palabras me ponen un poco nerviosa.
—pero si el o ella ya está aquí, estaré feliz, un hijo es lo mejor que nos puede pasar —me dice.
Me da un beso en la frente, luego en la nariz y termina en mi boca.
—no se que decir, yo tampoco esperaba volver a ser madre, siempre me imaginaba una vida solo Maia y yo pero ahora— me llevo la manos a mi panza, Flavio sin dejar de verme  pone su mamo arriba de la mía.
—ahora están ustedes y no sé cómo sentirme al respecto —musito.
—es normal, nunca imaginamos que tu desmayo está relacionado con tu estado —Flavio me sonríe.
— con Maia también me pasaba, me desmaye dos o tres ocaciones en los primeros meses.
—bueno, entonces no te dejaré sola en ningún momento. —Flavio limpia una lágrima.
—no llores Amaia, todo estará bien seremos padres y aunque no lo planeamos será bien recibido, y te lo digo seré insoportable, lo fui con Maire.
—¿quien es Maire?— pregunto curiosa 
—es la gestante de mis hijos, ella permitió que estuviera en su vida mientras los gestaba, fue maravillo.
El brillo en los ojos de Flavio me conforta, es el mismo brillo que tuvo Osvaldo cuando estaba embarazada de mi Maia.
Un celular suena, el mío no es, no se ni dónde está.
—es el mío — lo saca para ver quien es.
—es Madison —me lo enseña mientras contesta y pone en altavoz.
—Flavio ¿como está Amaia? Orestes me ha dicho que la has llevado al hospital que se había desmayada.—suena angustiada.
—estoy bien —me apresuró a contestar.
—en verdad estoy bien solo fue un desmayo.
—solo vas a ser tía 
Madison grita y luego Flavio cuelga el teléfono.
—¿Por qué le has dicho a si?
—me gusta sacarla de sus casillas 
Cuando voy a contestarle, me calla con su boca, nos perdemos en un beso, que hace que se me olvide el mal día que he tenido por culpa de Carolina.









 




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