Era el mayor paso que había dado Logan en sus treinta y pocos años de vida. Por lo que no era de extrañar que, a pesar de toda la investigación que requería, adoptara un enfoque bastante práctico. No quería dejar ningún cabo suelto en todo lo relacionado con su decisión de convertirse en padre.
Cientos de mujeres habían contestado al anuncio y, después de varias semanas de criba, su equipo había elaborado una lista de las 10 mejores candidatas. Todas las mujeres tenían sus encantos y sus virtudes. Sin embargo, para Logan, la mayoría de ellas parecían hermosas muñecas de plástico a tamaño
real – rubias o morenas, de largas piernas y, algunas, atributos quirúrgicamente realzados. Pero una destacaba de una forma que Logan no sabía definir.
¿Tendría que ver con lo sana que parecía su aura? Se acarició el labio superior mientras observaba las fotos y los vídeos de la candidata llamada Cara. Era una de mujeres que habían llegado al top ten.
Y la única de aspecto natural, sin maquillaje, aires refinados ni ostentosos ropajes. No parecía que le preocupara mucho ser sofisticada. Tenía la piel bronceada, ojos castaños y hoyuelos. Era perfecta.
***
Dos semanas antes de aquello, Cara estaba en un café mirando el tablón de anuncios. La noche anterior había dormido en el autobús, preocupada por cuánto le iba a durar el dinero. Necesitaba trabajo y un sitio para dormir - poco se imaginaba lo fácil que se lo iba a poner el destino.
Uno de los anuncios captó su interés: Se busca aspirante a actriz. Edad 25-28 años, sana, que no consuma drogas ni alcohol. Dispuesta a hacer escenas peligrosas. Que pueda comprometerse a una producción de un año de duración. Discreción absoluta. Enviar email para recibir instrucciones. Cara no sabía nada sobre actuar. Su principal talento era la pintura, y llevaba consigo unos cuantos cuadros que esperaba vender, pero sin un lugar en el que trabajar, no podría producir más. Por eso necesitaba saber más sobre aquel enigmático anuncio; era su única esperanza.
Aquel mismo día respondió y fue invitada a una mansión que parecía sacada de una película. Era alucinante. Cara perdió la cuenta de las mujeres que entraron mientras esperaba en un enorme vestíbulo. Había cámaras por todas partes, y la gente que parecía estar a cargo iba vestida con un máximo de
elegancia corporativa. Cara observó a las otras candidatas, pero ninguna parecía interesada en hablar con
ella - tal vez porque tenía pinta de vagabunda y ellas parecían recién salidas de una sesión fotográfica.
Había estado huyendo durante el último mes, por lo que apenas se había preocupado de su apariencia. Pero deseaba poder contar al menos con el beneficio de un brillo de labios o incluso un poco
de talco.
Cara suspiró y se encogió de hombros. No tenía expectativa alguna, pero se sintió animada observando toda aquella actividad a su alrededor. ¿Sería algún tipo de reality show? La impresionante casa, las cámaras y los ocupados asistentes pululando por todas partes - y, por supuesto, las hermosas mujeres que esperaban su turno. Cara había visto bastante televisión como para poder alimentar su imaginación, y se preguntó si sería uno de esos programas cursis en los que un famoso buscaba novia.
Sofocó una risa ante aquella idea. Sí, claro. En ese caso ya se podía ir marchando porque nadie la iba a elegir para algo así. Pero quizás estaba de suerte.
Cuando llegó, le habían pedido que rellenara un formulario, y pronto escuchó su nombre. Cuando, cinco minutos más tarde, salió, lucía una enorme sonrisa en el rostro. ¡La habían elegido! Bueno, había sido preseleccionada. Y en aquellos momentos, una sonriente azafata la acompañaba a lo que iba a ser su habitación.
-La prueba de selección es continua, por lo que necesitamos que esté aquí durante los próximos días, para hacer ensayos y otras comprobaciones - explicó la simpática ayudante, que se presentó como Jessie. Jessie acompañó a Cara al ascensor y subieron al tercer piso.
-Se alojará en este piso con las otras veinticuatro candidatas. Va a compartir la habitación con otras dos mujeres, ¿tiene algún inconveniente?
Cara parpadeó. -Oh, no, ninguno. ¿Ha dicho que me alojaré aquí durante los próximos días?
-Puede que hasta una semana, con todos los gastos pagados, por supuesto- añadió Jessie, sonriendo.
Cara tuvo que sofocar un grito. Aquello tenía que ser un sueño; se pellizcó para asegurarse. Ay. No, no estaba soñando.
Sólo tenía que averiguar de qué iba todo aquello y hasta dónde estaba dispuesta a llegar. Trató de preguntar tentativamente a Jessie por todo aquel misterio.
-No se preocupe, si llega al final, se le proporcionarán todos los detalles. Hasta entonces, la mayor parte de la información se mantendrá en secreto para garantizar una mayor privacidad. Espero que lo entienda.
Sonaba un poco raro, pero no estaba en condiciones de ser quisquillosa.
Y, sin embargo, ni en sus sueños más salvajes se habría imaginado en lo que se acababa de meter.
En dos semanas, no sólo formaría parte del top ten, sino que llegaría a ser la elegida de entre todas aquellas preciosas y atractivas mujeres.
¿Quién lo hubiera pensado? Aún no podía creer que no se tratara de una broma, ni siquiera cuando voló en primera clase para conocer a su jefe. Una limusina le esperaba en el aeropuerto y, cuando llegaron a una inmaculada finca bordeada de árboles y césped con una preciosa mansión en medio, estaba completamente alucinada.
Vaya, otra mansión. Qué bonito. Necesitaba un lugar seguro para que no la encontrara el chiflado de su ex novio, y no podía haber escogido un sitio mejor, pensó. Pero, ¿cómo podía saberse segura si aún no sabía lo que le esperaba?
No sabía por qué había sido elegida. Había visto el tipo de mujeres que se presentaron para el mismo puesto, y ella no podía competir con ninguna. Entonces, ¿por qué estaba allí? ¿Por qué ella?
Pronto tendría la oportunidad de formular esa misma pregunta al hombre responsable de todo aquello,cuando lo viera cara a cara unos minutos después de su llegada. La condujeron a una oficina tipo biblioteca señorial. Detrás de un enorme escritorio se encontraba una figura que se puso en pie cuando ella entró acompañada de un silencioso secretario. Para entonces, Cara se sentía muy lejos de estar tranquila, pero al mirar al hombre que tenía enfrente, olvidó sus nervios. Parpadeó varias veces para asegurarse de lo que estaba viendo. Guau. ¿Quién demonios era aquel hombre?
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Editado: 30.09.2021