El deseo que nunca esperé

El Problema

-¡Arruiné mi vida por cinco minutos de calentura!-me quejé apretando mi cara contra mis rodillas.

Sentía que me desmayaba...

-Técnicamente duró más si lo hicieron 2 veces-respondió Fabi acariciando mis hombros.

-Eso no me anima, Fabi-me quejé contra mis rodillas.

-Siempre puedes abortar...

Lo dijo, pero casi no lo escuché. Corrí hacia el baño y vomité hasta que no me quedó nada en el estómago, aunque tampoco era mucho, ya que no me había estado sintiendo bien y ya sabía la razón.

-¿Necesitas algo?-preguntó nerviosa-¿Qué puedo hacer? ¿Te traigo algo?

-Tranquila-dije sudando y respirando con dificultad.

-¿Te ayudo?-preguntó ofreciendo su mano.

-Gracias-respondí levantándome con dificultad.

Me enjuagué la boca y fui a caer en mi cama.

-Mel-me llamó.

La ignoré y me puse a llorar abrazándome las rodillas. Se sentó a mi lado y me acarició el brazo.

-Según mi móvil tienes cerca de 12 semanas, y... Entre la información... Hay la posibilidad de que puedas abortar antes de cumplir 90 días, por lo que podrías continuar tu vida como si nada... Pero... no lo sé, es una decisión difícil, yo he tenido un aborto, y pues no fue una experiencia agradable-se retorcía las manos-. Es tu decisión amiga, si quieres, podemos ir al médico de la universidad y preguntar mejor...

Como no respondí, recogió sus cosas y se fue. Estaba demasiado preocupada como para pensar en sus sentimientos ahora mismo.

Me levanté y preparé un baño, generalmente no lo hacía por el desperdicio de agua, pero necesitaba relajarme.

Me desvestí y vi mi reflejo en el espejo. Estaba más gorda, se lo atribuía a dejar mi dieta estricta. No tenía barriga, pero sí se me había inflamado el pecho. Pensé que el dolor que sentía era por cambiar de sostenes y por una infección en vías luego de tener sexo con un desconocido y que ya iba a pasar, tenía miedo de un examen de venéreas...

Era demasiado irregular y como no tenía pareja, no anotaba mi fecha de menstruación, incluso a veces se me olvidaba. Mi cuerpo no había cambiado radicalmente, si no hubiese hecho la prueba hasta dudaría, pero ¿qué iba a hacer?

Nada en mi cabeza tenía sentido, pensaba en todo y en nada al mismo tiempo. ¿Qué iban a decir Charlie y Luca? ¿¡Qué iba a decir mi madre!?

Me metí al agua y empecé a pensar. Un bebé era imposible de mantener ahora mismo con mi trabajo de medio tiempo y la beca. Tampoco tenía el tiempo y me iba a ser imposible contratar a alguien para que lo cuidara por mí. A mis 26, tampoco era problema la edad, pero contárselo a mis padres sería muy vergonzoso y seguramente escucharía llorar a mi madre. Yo tampoco había sido una hija buscada, pero mi madre había tenido a mi padre para apoyarla. En realidad, mi padre era el que me había salvado de morir antes de nacer. A mí me habían dado la oportunidad...

Me sumergí en el agua, y empecé a jabonarme el cabello.

Si lo que decía Fabi era correcto, tenía 5 días para decidir el futuro de esta cosa...

5 días, para tomar la decisión...

Pensé en Arnoldo derepente, era cierto que no era sólo una decisión mía. Si utilizaba los contactos de Fabi, tal vez lo encontraría. Tal vez mañana mismo sabría qué hacer... Era egoísta, pero no tomar sola la decisión me hacía sentir mejor. Eso iba a hacer, preguntarle, seguramente tampoco lo querría, y sería más fácil practicarme el aborto... Pero iba a matar a una criatura...

..................................

Di el examen, si había algo en lo que era buena, era en ignorar todo al dar un examen. Así había sido siempre mi vida... Notas perfectas.

Busqué a Fabi entre los puestos, y la vi en la última fila.

-¡Amigaaaa!-le grité abrazándola animada.

-¿Qué ocurre?-preguntó preocupada.

-Ayúdame, por favor-dije sonriendo.

-¿Qué quieres que haga?-preguntó mientras salíamos al coche.

-Necesito que le preguntes a Lucciano, quién era...

-No puedo-dijo cortante.

-¿Por qué?-pregunté confundida.

-Nos peleamos porque me estaba engañando con otra-dijo enfadada.

-¿Y conocías a alguien más de la fiesta de Halloween?-pregunté esperanzada.

-Sí, pero...

-Necesito que lo encuentres, por favor-la corté seria.

-¿Por qué de repente?

-Creo firmemente que Arnoldo tiene que decidir también. Creo que también dirá que aborte pero...

-¿Pero qué?-preguntó cuando no continué.

-No quiero sentirme culpable...

-Ok-dijo alargándolo lo que más pudo.

Sé que no tenía sentido, pero en un extraño modo de pensar, se me hacía más correcto preguntarle al padre de... esta cosa en lugar de tomar la decisión por mí misma... Mientras caminabamos, ignoré a mis amigos y desvié mi mirada de ellos. Cuando cruzamos a otro edificio, me di cuenta se que no íbamos hacia el aparcamiento. Me llevó a un edificio blanco del campus, reconocí el centro médico. Tragué saliva y miré hacia mi pesadilla en vida.




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