CAPÍTULO 3
Comienza el verano.
El canto de los pájaros me tiene en un estado de paz en el que no me importa lo que pasa a mi alrededor, solo de sentir como se llenan mis pulmones al respirar, la textura del césped rozando mi piel, la sensación de cosquilleo que deja el viento, sentir la calidez del sol en la cara, es la primera vez que me siento bien estando en el Instituto y puedo sentir esa sensación de alivio porque oficialmente estamos de vacaciones; aprovecho estos últimos minutos que me quedan para estar sentada a la sombra de este árbol. Cierro los ojos y me dejo llevar por “Elk Grove de David Kushner” y disfrutar de simplemente existir.
Quince minutos después me levanto y recojo mis cosas para poder regresar a casa, empiezo a caminar y el canto de los pájaros se vuelve más fuerte cada vez que me alejo, pero de pronto deja de serlo cuando se vuelven una mezcla de lamentos y gritos desgarradores, mi cabeza empieza a dar vueltas y no puedo seguir caminando, el ruido es tan fuerte que siento como si mis oídos sangraran, cada vez me es más difícil respirar, siento como algo líquido empieza a bajar por mi nariz.
Todo empieza a temblar y dar vueltas, no sé si solo es mi mente jugando conmigo, pero mi visión empieza a fallar y todo se vuelve borroso, no puedo ver nada, solo siento una sensación de vértigo y de quedar suspendida en el aire por un segundo, una ráfaga de viento helado golpea mi rostro y todo se detiene.
No siento nada más que mi corazón latiendo muy fuerte en mi pecho, me atrevo a abrir los ojos y no doy crédito a lo que estoy viendo, todo este lugar es como sacado de un cuento de hadas.
Un extenso bosque con árboles gigantes de hojas color azul índigo, las ramas de los árboles se alinean formando un hermoso arco; me acerco para verlo mejor, curiosa sigo el sendero que está a un lado, encontrándome con luciérnagas de un rojo muy intenso, rocas rodeadas de musgo. Con cada paso quedaba más maravillada con este lugar y no me dí cuenta de que me adentraba cada vez más en el bosque, pero mis preocupaciones se detienen al contemplar lo que tengo delante: un hermoso lago de agua cristalina que brilla a la luz de la luna, reflejándola como si fuese un espejo, la luna se veía tan grande que daba la impresión de cubrir la mitad del bosque, tan brillante como estrella gigante, las plantas que rodean el lago brillan como si fueran de neón, todo este lugar es como una fusión de historias de hombres lobos y hadas.
Me siento en una roca muy grande para apreciar mejor toda esta vista, sé que mi mente puede engañarme muchas veces, pero esto es tan hermoso que no soy capaz de imaginar y recrear un bosque tan mágico como este, sin pensarlo saco mi móvil y le hago una foto, inmortalizando este momento.
Este lugar me da muchas vibras de una canción que escuché hace mucho tiempo, saco mis auriculares y reproduzco “Savage daughter”, todo es tan mágico que solo faltan que aparezcan los lobos y las hadas, me quedo inmersa viendo el lago hasta que la canción se acaba.
No puedo quedarme aquí por más que me guste este lugar, regreso por el sendero para volver al sitio al que llegué, mi cabeza ahora mismo es un torbellino de preguntas: ¿cómo llegue aquí?, ¿cómo salgo de este lugar?, ¿encontraré a alguien que me ayude a volver a casa? Por más que lo piense no encuentro una respuesta, solo un inmenso bosque que parece no tener fin.
Por más que camino no encuentro una salida o tan siquiera una persona a quién pedirle ayuda, pero bien dicen que el que persevera, alcanza.
Sigo caminando por mucho más tiempo y parece que perseverar no ayuda, me siento a descansar un poco, si he de ser salvada pues que la ayuda venga a mí, porque yo no me pienso mover.
Pasan varios minutos, no lo sé con certeza, pero a lo lejos puedo escuchar el ruido de los árboles, empiezo a sentir mucho miedo porque está anocheciendo muy rápido y esta parte del bosque empieza a verse muy tétrico. Me hace recordar la película en la que los protagonistas, morían siendo comidos por caníbales. Me levanto muy asustada y camino tan rápido como puedo en busca de un lugar con más luz, pero me quedo paralizada al escuchar a alguien hablar.
—¿Quién eres?, ¿qué haces aquí?, ¿estás perdida acaso? — me doy la vuelta muy despacio para encontrarme a un chico alto, rubio y muy pálido.
—No como crees, solo estaba dando un paseo para purificar los pulmones y alinear los chakras— pongo los ojos en blanco, él se ríe a carcajadas.
—Eres una mentirosa— le da un pequeño golpecito a mi nariz con su dedo, “este tipo no entiende el sarcasmo, me cae, ni lo que es no invadir el espacio personal de otra persona”.
—Vuelve a tocarme y te muerdo— lo miro fijamente a los ojos para infundir miedo, “como me enseñó mi maestro, Ice Cube en la película de “quieren volverme loco”, le hago la mirada”, pero parece que solo le infundo risa porque se ríe tanto tiene que sujetarse el abdomen.
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Editado: 15.12.2023