El despertar místico

CAPÍTULO QUINCE

KASSIA

Un mes después.

 

Desperté una noche sobresaltada por un estruendoso ruido, recuerdo haberme levantado de la cama y dirijirme a la habitación de Syna ya que de allí provenían los estruendos. Al entrar la encontré con las palmas de las manos apoyadas en la ventana y la respiración acelerada, ella me daba la espalda.

 

—Sy…¿está todo bien? —mi voz salió aguda mientras me restregaba un ojo.

 

—Si...si, todo esta bien —contesto Syna, mi infantil e ingenua mente le creyó, más ahora me doy cuenta, que nada estaba bien — ¿Porque no vas a acostarte a tu cama? Iré enseguida y te contaré un cuento.

 

Recuerdo haber visto unos rasguños en la pared antes de marcharme de su habitación.

 

—Estoy ansioso por ver a Syna —Ezra camina a mi lado, a paso tranquilo. 

 

—Seguro se alegra al verte —a pesar de mi comentario, el tono de voz que utilice no es nada positivo.

 

No puede disuadir a Ezra cuando dijo que vendría conmigo, y es que cuando algo se le mete en la cabeza es imposible hacer que abandone esa idea.

Su cabello oscuro a combinación con el color  azul de sus ojos le dan un aspecto misterioso, más de lo que ya es.

Al llegar a la casa de la manada, la primera persona en recibirnos es Joshua que me da una sonrisa tensa.

 

—Espero que estes de humor para nos buenos regaños, Kass.

 

—También me alegro de verte Josh —digo con sarcasmo.

 

—Lo sé, es que mi presencia es increíble —dice mientras me asfixia entre sus brazos, en algo que simula ser un abrazo.

 

—¡Hola! —grita Ezra, provocando que Josh lo mire extrañado —También acepto un abrazo —extiende sus brazos con una sonrisa petulante. Una que no se inmuta cuando Josh lo mira con las cejas arrugadas y poco a poco va bajando los brazos —¿No?, vale. Tu te lo pierdes.

 

Syna aparece junto con Tyler y mientras que él me observa con alegría, Syna parece estarse conteniendo para no saltarme a la yugular.

 

—Hola… —me acerco a Syna, lentamente, esperando a que comience a gritarme por ser una irresponsable. Pero me sorprende en un rápido movimiento en donde me apresa entre sus brazos y me da uno de esos abrazos, que solo he recibido de ella.

 

—No vuelvas a hacer algo así, ¿entendido? —dice en un tono bajo, para que solo yo la oiga —Si estás enojada, lo hablamos. Pero no te marches de esa forma.

 

Al soltarme ve a Ezra, que es recibido en un cálido abrazo de su parte. 

Syna lo adora, siempre lo ha hecho y desde pequeño, Ezra la adora.

 

—¿Cómo está mi hechicero favorito? —pregunta mientras le acomoda el cabello.

 

—Pues, podría estar mejor pero este galán no me quiso abrazar —señala a Josh que adquiere una expresión confundida y se aleja unos pasos de él. Ezra siempre logra incomodar a las personas, es como su poder especial.

 

Luego de las presentaciones con los demás y los cálidos saludos, que llegaron unos minutos después, comienzo a oír unos tiernos ladridos que pretenden estar cargados de ferocidad.

 

—¡Diablo! —el grito de Syna me hace reír, ¿quien rayos es diablo? —¡Compórtate!

 

Un cachorro de lobo aparece moviendo su colita, alegre por la atención de Syna y dejando en el olvido sus ladridos eufóricos.

 

—¿De dónde salió esta temible bestia? —digo en alusión a su nombre, que nada concuerda con su tierno aspecto.

 

—Syna lo encontró en el bosque —Dorian sonríe, algo que me sorprende ya que no es común eso en él.

 

—Dejemos esta charla para después, ¿si? —Syna interrumpe nuestra platica sobre el pequeño Diablo —¿Que haces aquí, Ezra?

 

—Cuando me enteré que Kass estaba con Amaris, decidí que vendría con ella, es que no nos veíamos hace mucho tiempo…

 

Syna alza la cejas, sorprendida quizás por saber que fui con Amaris. 

 

—Puedes quedarte el tiempo que quieras, si ellas confían en ti , también yo —Dorian sonríe. Creo que lo he visto sonreír más veces en este día que en los tres años en los que estuve viviendo aquí.

 

—Kassia.

 

Syna me señala las escaleras con la cabeza, adoptando una expresión seria y después de decir que regresaremos pronto nos marchamos a mi habitación seguidas por el diminuto canino color caramelo.

Syna se sienta en la cama, con los brazos cruzados y una mirada seria que me hace incomodar.

 

—¿Y? —pregunta mordaz —¿Qué estás esperando?

 

—Lo siento… yo…

 

—¿Acaso no sabes lo peligroso que está todo para nosotros ahora, Kassia? —el ambiente se vuelve tenso e incluso Diablo parece notarlo, ya que deja de sacudir su colita y se sienta en completo silencio —¿Irte así por lo que te dije? Podrías haberme ignorado y ya.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.